Blizzard Street 23
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Re: Blizzard Street 23
En lo que ella se lanza al sofá como se de una piscina se tratase él se rasca el abdomen de forma distraída para luego quitarse la chaqueta vaquera sin mangas que lleva y dejarla en el sofá libre, tirándola sin mirar y quedándose en un suéter de manga corta de color negro con capucha.
Se la queda mirando un par de segundos y sonríe antes de encaminarse a las maquinas expendedoras, ya colocadas dónde estaban antes, sirviéndose un refresco de cola y una chocolatina, Ante su pregunta se encoge de hombros, lo había pensado pero tras haber estado tenso casi se le olvida.
Se abre el refresco y le da un largo trago:
- Pues sí, me lo pregunto... Ya no que ibas a dormir ahi, si no que fueses vestida como vas, es peligroso... ¿ Quieres algo?- Pregunta con curiosidad, mostrándose ciertamente educado.
Se la queda mirando un par de segundos y sonríe antes de encaminarse a las maquinas expendedoras, ya colocadas dónde estaban antes, sirviéndose un refresco de cola y una chocolatina, Ante su pregunta se encoge de hombros, lo había pensado pero tras haber estado tenso casi se le olvida.
Se abre el refresco y le da un largo trago:
- Pues sí, me lo pregunto... Ya no que ibas a dormir ahi, si no que fueses vestida como vas, es peligroso... ¿ Quieres algo?- Pregunta con curiosidad, mostrándose ciertamente educado.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Re: Blizzard Street 23
Se quita la chaqueta del uniforme mientras le ve ir a la maquina expendedora, lanzándola donde la mochila y la carpeta, y se desanuda después el nudo de la corbata, tirándola también al montón de cosas, porque ya sentía que le apretaba el cuello. Se queda, por tanto, con la falda, la camisa, los zapatos, los calcetines y la diadema, y porque descalzarse le da pereza, que si no... Y tras eso se estira y espatarra sin educación ni feminidad alguna, porque ese uniforme le quita las ganas de serlo y si se le suma a eso su caracter infantil...
Se muerde el labio inferior... No puede decirle la verdad, no porque no quiera, sino porque en las películas en ese tipo de situaciones contar las cosas hacía que el protagonista acabase mal, y a quien se lo contaba también, y ella ve muuuuchas películas, por lo que se decide a contarlo todo a medias para no mentirle pero tampoco decir nada que pueda comprometerle y ponerle en algun tipo de peligro, cosa que después de lo que está haciendo por ella e importándole como le importa quiere menos que nunca:
-Estaba algo resfriada y me mandaron a casa en el colegio -Comienzo verídico- Mi padre estaba con un cliente y le cabreó mi interrupción y, como ya andabamos tensos entre ambos... pues acabe cogiendo la puerta y largándome con lo puesto y cuatro duros, porque trepar a mi cuarto desde fuera no es difícil siendo un duplex, pero yo soy torpe -Verdad modificada por omisión de detalles, no está tan mal.
Y ante la pregunta de si quiere algo le mira con ojitos de cordero degollado y señala la chocolatina.
Se muerde el labio inferior... No puede decirle la verdad, no porque no quiera, sino porque en las películas en ese tipo de situaciones contar las cosas hacía que el protagonista acabase mal, y a quien se lo contaba también, y ella ve muuuuchas películas, por lo que se decide a contarlo todo a medias para no mentirle pero tampoco decir nada que pueda comprometerle y ponerle en algun tipo de peligro, cosa que después de lo que está haciendo por ella e importándole como le importa quiere menos que nunca:
-Estaba algo resfriada y me mandaron a casa en el colegio -Comienzo verídico- Mi padre estaba con un cliente y le cabreó mi interrupción y, como ya andabamos tensos entre ambos... pues acabe cogiendo la puerta y largándome con lo puesto y cuatro duros, porque trepar a mi cuarto desde fuera no es difícil siendo un duplex, pero yo soy torpe -Verdad modificada por omisión de detalles, no está tan mal.
Y ante la pregunta de si quiere algo le mira con ojitos de cordero degollado y señala la chocolatina.
Epiphany J. Murray- Becada del St.Mary
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Re: Blizzard Street 23
Se mantiene escudriñándola con la mirada de forma penetrante dándole a entender que más vale que no le mienta si no quiere dormir en la calle... Bueno, no la tiraría, obviamente bromea, pero molestarse sí que se molestaría.
No entiende por qué le resulta tan tentadora cuando se muerde el labio y tal como está, tumbada sin educación alguna, pero la cuestión es que tentador es, aunque se mantiene de pie cerca del sofá... Guarda silencio y escucha la historia, frunciendo el ceño pero sin dejar de mirarla, menudo padre... Aunque finalmente suelta una carcajada cuando termina de escucharla:
- Un poco torpe sí que eres, sí... Tu padre sigue siendo gilipollas, por lo que veo... Y yo creo que no tengo medicinas para el rresfriado.- Comenta, creyéndose lo que le cuenta ya que no tiene motivos para mentirle ni tampoco la ve capaz, menos aún cuando puede leer perfectamente a través de sus ojos. No pierde detalle de la mirada que le dedica cuando señala a la chocolatina, alternando la suya propia entre el dulce alimento y ella..
Finalmente bufa y se la lanza antes de sacar otra de la máquina y sentarse en el mismo sofá, con las piernas ligeramente abiertas. Le quita el envoltorio al dulce y le da un primer bocado, desgustando el chocolate y pasándolo con un trago de refresco.
No entiende por qué le resulta tan tentadora cuando se muerde el labio y tal como está, tumbada sin educación alguna, pero la cuestión es que tentador es, aunque se mantiene de pie cerca del sofá... Guarda silencio y escucha la historia, frunciendo el ceño pero sin dejar de mirarla, menudo padre... Aunque finalmente suelta una carcajada cuando termina de escucharla:
- Un poco torpe sí que eres, sí... Tu padre sigue siendo gilipollas, por lo que veo... Y yo creo que no tengo medicinas para el rresfriado.- Comenta, creyéndose lo que le cuenta ya que no tiene motivos para mentirle ni tampoco la ve capaz, menos aún cuando puede leer perfectamente a través de sus ojos. No pierde detalle de la mirada que le dedica cuando señala a la chocolatina, alternando la suya propia entre el dulce alimento y ella..
Finalmente bufa y se la lanza antes de sacar otra de la máquina y sentarse en el mismo sofá, con las piernas ligeramente abiertas. Le quita el envoltorio al dulce y le da un primer bocado, desgustando el chocolate y pasándolo con un trago de refresco.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Re: Blizzard Street 23
La forma que tiene de mirarla, como amenazándola con que sabrá si miente, hace que por un momento se derrumbe y le cuente la vedad... Pero logra mantenerse, sin reflejar en sus ojos el miedo o el pesar, porque sabe que ya no es por ella, es por él: contárselo sería ponerle en peligro, y eso es lo último que ella quiere: debe manterle al margen de algo que intuye que podría ser peligroso, y... Con suerte ni la habrán visto y todo quedará en el olvido con unos días despejándose y alejándose de casa.
Se siente aun peor cuando él la cree, pero tampoco eso lo refleja, simplemente se queda ahí, mirándole, y asintiendo tanto a que ella es torpe como a que su padre es gilipollas, haciendo un gesto que le resta importancia a lo de las medicinas:
-Tengo algo en la mochila aún, y además esto está casi curado, en el colegio exageran -Los tres primeros días no podía hablar y la fiebre era de 39, ahora igual llega al 37 y no le duele tanto, salvo si le entra algun ataque de tos o estornudos...- Me preocupa más el tema del dinero y la ropa...
Observa como se suma en una encrucijada mental antes de lanzarle la chocolatina que coge al vuelo, abriéndola y devorándola en tan solo cuatro bocados debido a que llevaba sin comer desde el desayuno y ya era bien entrada la tarde. Y, cuando ve que se sienta a su lado se pone a cuatro patas sobre el sofá, observándole comer en silencio pero como si fuese a saltar sobre él...
Hasta que, al verle terminar de comer, en efecto, se lanza de un salto:
-¡Gracias! -Exclama, abrazándole y llenándole de besos el cuello y la cara.
Se siente aun peor cuando él la cree, pero tampoco eso lo refleja, simplemente se queda ahí, mirándole, y asintiendo tanto a que ella es torpe como a que su padre es gilipollas, haciendo un gesto que le resta importancia a lo de las medicinas:
-Tengo algo en la mochila aún, y además esto está casi curado, en el colegio exageran -Los tres primeros días no podía hablar y la fiebre era de 39, ahora igual llega al 37 y no le duele tanto, salvo si le entra algun ataque de tos o estornudos...- Me preocupa más el tema del dinero y la ropa...
Observa como se suma en una encrucijada mental antes de lanzarle la chocolatina que coge al vuelo, abriéndola y devorándola en tan solo cuatro bocados debido a que llevaba sin comer desde el desayuno y ya era bien entrada la tarde. Y, cuando ve que se sienta a su lado se pone a cuatro patas sobre el sofá, observándole comer en silencio pero como si fuese a saltar sobre él...
Hasta que, al verle terminar de comer, en efecto, se lanza de un salto:
-¡Gracias! -Exclama, abrazándole y llenándole de besos el cuello y la cara.
Epiphany J. Murray- Becada del St.Mary
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Re: Blizzard Street 23
Alparecer no está tan mala y eso disinuye el grado de preocupación, aunque, como ella bien dic,e sigue estando el problema de la ropa más que del dinero... Pero le encuentra una rápida solución a ambas cosas:
-Puedo comprarte algo de ropa y dinero tengo, así que no tienes de qué preocuparte... Tampoco tienes que pagarme alojamiento, quédate el tiempo que quieras- Le explica con cierta tranquilidad, sin borrar la sonrisa divertida, mordisqueando la chocolatina y bebiendo, aunque no tarda en comerse el dulce con cierta rapidez, al igual que beberse lo que le queda de refresco.
Deja los restos en el suelo, luego se preocupará de recogerlos, y cuando va a preguntarle que hace así y mirándole fijamente, se le lanza encima, alo que no puede hacer más que soltar una carcajada y estrecharla por la cintura:
- No hay de qué, no hay de qué... Pero relájate, ¿ quieres? Ni que me quisieses comer- Aventura de coña, separándose unos centímetros de su cara y mirándola fijamente.
-Puedo comprarte algo de ropa y dinero tengo, así que no tienes de qué preocuparte... Tampoco tienes que pagarme alojamiento, quédate el tiempo que quieras- Le explica con cierta tranquilidad, sin borrar la sonrisa divertida, mordisqueando la chocolatina y bebiendo, aunque no tarda en comerse el dulce con cierta rapidez, al igual que beberse lo que le queda de refresco.
Deja los restos en el suelo, luego se preocupará de recogerlos, y cuando va a preguntarle que hace así y mirándole fijamente, se le lanza encima, alo que no puede hacer más que soltar una carcajada y estrecharla por la cintura:
- No hay de qué, no hay de qué... Pero relájate, ¿ quieres? Ni que me quisieses comer- Aventura de coña, separándose unos centímetros de su cara y mirándola fijamente.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Re: Blizzard Street 23
Escucha lo que dice y comienza a sentirse aún peor, está haciendo demasiado por ella él, que tiene menos que ella, que es más pobre y, por tanto, que debería ser el ayudado... Niega con la cabeza varias veces mirándole fijamente, porque no quiere abusar de su ayuda:
-No, Eddy... No podría aceptarlo... Se supone que yo soy la de clase media aquí, y no al revés... -Dice seriamente- ¿Cómo vas a darme dinero y a comprarme ropa? Bastante has hecho ya por mí, tendré que pensar como me las arreglo porque no quiero abusar de ti y... -Mira a su alrededor- ...tampoco quiero ser una molestia -Concluye, algo ruborizada.
Cuando la estrecha y se separa ríe ante sus palabras, sin dejar de sonreírle:
-¿Y quién te dice que no me haya vuelto canibal de repente? -Pregunta en un susurro, sosteniéndole la mirada unos segundos antes de inclinar su rostro sobre el suyo y besar sus labios lenta y acariciantemente.
-No, Eddy... No podría aceptarlo... Se supone que yo soy la de clase media aquí, y no al revés... -Dice seriamente- ¿Cómo vas a darme dinero y a comprarme ropa? Bastante has hecho ya por mí, tendré que pensar como me las arreglo porque no quiero abusar de ti y... -Mira a su alrededor- ...tampoco quiero ser una molestia -Concluye, algo ruborizada.
Cuando la estrecha y se separa ríe ante sus palabras, sin dejar de sonreírle:
-¿Y quién te dice que no me haya vuelto canibal de repente? -Pregunta en un susurro, sosteniéndole la mirada unos segundos antes de inclinar su rostro sobre el suyo y besar sus labios lenta y acariciantemente.
Epiphany J. Murray- Becada del St.Mary
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Re: Blizzard Street 23
Realiza un ademán con la mano quitándole importancia a todo lo que ella le va diciendo, rodando los ojos de forma vaga y casi desinteresada:
- Blaaa blaaa bla- Comenta con cierta burla, tentado de imitarla, aunque finalmente se contiene, no sea que se le enfade y la vuelvan a tener.- Sabes que por mucho que digas voy a hacer lo que me apetezca, ¿ no?- Comenta con diversión, sin soltarla de la cintura y manteniendo su mirada fija en la azulada de ella- Obviamente no eres una molestia, así que deja de decir bobadas y relájate, que estás como en tu casa... Bueno, más pequeña y modesta, pero igualita de hogareña- Susurra ahora, escuchando su pregunta. va a soltar una carcajada pero se encuentra con los labios ocupados...
Sin pensárselo dos veces le responde de la misma manera, tomándose su tiempo para saborearlos y después profundizando y aumentando la rapidez apenas un ápice.... Hasta que se acuerda de algo y se separa, juntando amabs frentes y con los ojos aún cerrados:
- Se me olvidaba...- Se levanta de un ágil salto, muy a su pesar, y se pierde por el pasillo que va en dirección a su cuarto...
Cinco minutos más tarde sale con algo grande, que lleva con sujetado por el brazo, aunque realmente se piensa por qué coño la ha envuelto cuando la forma deja ver perfectamente lo que es. Se acerca asta ella como quien no quiere la cosa y se la deja en el regazo, guiñándole un ojo en el proceso.
- Blaaa blaaa bla- Comenta con cierta burla, tentado de imitarla, aunque finalmente se contiene, no sea que se le enfade y la vuelvan a tener.- Sabes que por mucho que digas voy a hacer lo que me apetezca, ¿ no?- Comenta con diversión, sin soltarla de la cintura y manteniendo su mirada fija en la azulada de ella- Obviamente no eres una molestia, así que deja de decir bobadas y relájate, que estás como en tu casa... Bueno, más pequeña y modesta, pero igualita de hogareña- Susurra ahora, escuchando su pregunta. va a soltar una carcajada pero se encuentra con los labios ocupados...
Sin pensárselo dos veces le responde de la misma manera, tomándose su tiempo para saborearlos y después profundizando y aumentando la rapidez apenas un ápice.... Hasta que se acuerda de algo y se separa, juntando amabs frentes y con los ojos aún cerrados:
- Se me olvidaba...- Se levanta de un ágil salto, muy a su pesar, y se pierde por el pasillo que va en dirección a su cuarto...
Cinco minutos más tarde sale con algo grande, que lleva con sujetado por el brazo, aunque realmente se piensa por qué coño la ha envuelto cuando la forma deja ver perfectamente lo que es. Se acerca asta ella como quien no quiere la cosa y se la deja en el regazo, guiñándole un ojo en el proceso.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Re: Blizzard Street 23
Pone los ojos en blanco cuando se pone con el blablabla y a decir que va a hacer lo que le apetezca, sin atender a las razones para no hacerlo, que ella considera muy obvias, pero en el fondo sabe que, en efecto, diga lo que diga ella él hará lo que quiera y que, si sugiere la posibilidad de irse a otro sitio tampoco se lo permitirá, y además ella no desea irse porque, en efecto, se encuentra en ese sitio como en casa, como en un hogar... Por mucho que sea modesto e incluso pobre.
-Sí, sé que harás lo que te de la gana como siempre... -Responde asintiendo- Y eso me encanta -Añade manteniéndole la mirada- Será modesta, pero es más hogar de lo que ha sido la mía durante muchos años... -Comenta sonriendo, sintiéndose repentinamente feliz- Aún así algún día te pagaré todo lo que has hecho y estás haciendo por mí de algun modo, te lo aseguro -Afirma seriamente, porque se siente en deuda ya no una vez ni dos, sino permanentemente, y, como no, de por vida... Si no vaciló en jurarle que nunca le traicionaría ahora no vacila en asegurar que le recompensará por todo lo que le está dando.
Disfruta del beso en el tiempo que este dura, correspondiendo incluso a ese incremento de la rapidez por parte de él, hasta que él se separa y nota como sus frentes se pegan, sin abrir ella tampoco los ojos en el tiempo que el tarda en hablar, abriéndolos entonces y observándole con una ceja arqueada irse pegando un salto y desaparecer. Parpadea confundida sin entender nada, pero no se mueve de su sitio hasta que escucha sus pasos de vuelta...
...y lo que ve, o lo que intuye ver, que lleva en el brazo hace que se ponga rígida y abra mucho sus grandes ojos, incapaz de creerselo... No puede ser, está, sin duda alguna, soñando... No, porque es capaz de hasta sentir el peso de lo que deja en su regazo... Le mira, viendo como le guiña el ojo de esa forma tan... tan él, y, con manitas temblorosas, desenvuelve (o más bien rompe del tirón) el envoltorio...
-No... No puede ser... -Balbucea, pese a que ya sabía lo que era desde que vio el paquete, pero verlo ahí, intacto, era ya...- Pero... ¿Y esto? ¿Por qué...? -Titubea, mirándole entre emocionada y confundida, con los ojos vidriosos y muy brillantes- ¿Es... es para mí...? -Pregunta tontamente, porque es obvio que sí.
-Sí, sé que harás lo que te de la gana como siempre... -Responde asintiendo- Y eso me encanta -Añade manteniéndole la mirada- Será modesta, pero es más hogar de lo que ha sido la mía durante muchos años... -Comenta sonriendo, sintiéndose repentinamente feliz- Aún así algún día te pagaré todo lo que has hecho y estás haciendo por mí de algun modo, te lo aseguro -Afirma seriamente, porque se siente en deuda ya no una vez ni dos, sino permanentemente, y, como no, de por vida... Si no vaciló en jurarle que nunca le traicionaría ahora no vacila en asegurar que le recompensará por todo lo que le está dando.
Disfruta del beso en el tiempo que este dura, correspondiendo incluso a ese incremento de la rapidez por parte de él, hasta que él se separa y nota como sus frentes se pegan, sin abrir ella tampoco los ojos en el tiempo que el tarda en hablar, abriéndolos entonces y observándole con una ceja arqueada irse pegando un salto y desaparecer. Parpadea confundida sin entender nada, pero no se mueve de su sitio hasta que escucha sus pasos de vuelta...
...y lo que ve, o lo que intuye ver, que lleva en el brazo hace que se ponga rígida y abra mucho sus grandes ojos, incapaz de creerselo... No puede ser, está, sin duda alguna, soñando... No, porque es capaz de hasta sentir el peso de lo que deja en su regazo... Le mira, viendo como le guiña el ojo de esa forma tan... tan él, y, con manitas temblorosas, desenvuelve (o más bien rompe del tirón) el envoltorio...
-No... No puede ser... -Balbucea, pese a que ya sabía lo que era desde que vio el paquete, pero verlo ahí, intacto, era ya...- Pero... ¿Y esto? ¿Por qué...? -Titubea, mirándole entre emocionada y confundida, con los ojos vidriosos y muy brillantes- ¿Es... es para mí...? -Pregunta tontamente, porque es obvio que sí.
Epiphany J. Murray- Becada del St.Mary
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Re: Blizzard Street 23
Si hay algo que le gusta, es sorprender y dar sorpresas, y ahora disfurta sobremanera al ver la cara de ella, que parece haber visto un muerto en vida, pese a que sus ojos demuestran que no es precisamente miedo o terror lo que expresan. No vaa decirle el precio de la guitarra, aunque fuese de las mejores de la tienda, y es incapaz de borrar la sonrisa, que amplia bastante más cuando la escucha balbucear, como si aún no se creyese que tiene una guitarra en las manos...
la pregunta es tan obvia que rueda los ojos y recurre al sarcasmo para hacerle creer que, obviament,e le ha regalado una guitarra:
- No, es que voy a aprender a tocar, para que le dieses el visto bueno y eso... ¡ Pues claro que es para ti!- Exclama finalmente, bufando como si estuviese molesto aunque en sus ojos se denota que está todo lo contrario. Sé lo que significa la música para ti, una vía de escape... Y no iba a dejar que te quedases sin ella para sentirte más enjaulada todavía- Comenta como si fuese lo más normal del mundo, encogiéndose de hombros.
la pregunta es tan obvia que rueda los ojos y recurre al sarcasmo para hacerle creer que, obviament,e le ha regalado una guitarra:
- No, es que voy a aprender a tocar, para que le dieses el visto bueno y eso... ¡ Pues claro que es para ti!- Exclama finalmente, bufando como si estuviese molesto aunque en sus ojos se denota que está todo lo contrario. Sé lo que significa la música para ti, una vía de escape... Y no iba a dejar que te quedases sin ella para sentirte más enjaulada todavía- Comenta como si fuese lo más normal del mundo, encogiéndose de hombros.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Re: Blizzard Street 23
Capta el sarcasmo de su voz antes de que afirme que, en efecto, acaba de regalarle una guitarra... Y una muy buena, tal y como ve a simple vista teniéndola entre manos y sin haberla tocado. Pero es la normalidad con la que lo afirma, el hecho de que se la de así, sin más, porque sí y... con el motivo que le da, lo que hace que, de repente, los ojos se le llenen de lágrimas, por la emoción y la felicidad, pero lágrimas al fin y al cabo mientras le mira, embelsada, siendo legible la adoración que profesa hacia él en sus ojos, así como lo ilusionada que se encuentra.
-Pero... Pero... -No sabe que decir- ¡Te habrá costado una pasta! ¡Lo sé, es... es buena! -Muy buena, cabe decir- Edward... Yo... Yo... -Y, sin más, deja el instrumento sobre el sofá para levantarse de un salto y enroscarse en su cuello, abrazándole- Gracias... Gracias... Es... -Nuevamente se queda sin palabras unos segundos- Es lo más bonito que alguien ha hecho nunca por mí... -Suelta de sopetón repentinamente, tras el silencio.
Y, aunque le cueste un gran esfuerzo hacerlo, logra dejar de abrazarle para volver al sofá y sentarse, sosteniendo el instrumento en las manos y colocándolo en la posición adecuada:
-Acércate -Le pide, en lo que comprueba que la guitarra está perfectamente afinada.
Le mira fijamente a los ojos y, sin decir nada más, se dispone a estrenar el regalo, comenzando a tocar y cantar la canción con la que más se identifica desde siempre, y ahora no solo por las partes que hablan en primera persona, sino por las que se dirigen a una segunda cuyos ojos electrizantes está mirando en estos momentos.
-Pero... Pero... -No sabe que decir- ¡Te habrá costado una pasta! ¡Lo sé, es... es buena! -Muy buena, cabe decir- Edward... Yo... Yo... -Y, sin más, deja el instrumento sobre el sofá para levantarse de un salto y enroscarse en su cuello, abrazándole- Gracias... Gracias... Es... -Nuevamente se queda sin palabras unos segundos- Es lo más bonito que alguien ha hecho nunca por mí... -Suelta de sopetón repentinamente, tras el silencio.
Y, aunque le cueste un gran esfuerzo hacerlo, logra dejar de abrazarle para volver al sofá y sentarse, sosteniendo el instrumento en las manos y colocándolo en la posición adecuada:
-Acércate -Le pide, en lo que comprueba que la guitarra está perfectamente afinada.
Le mira fijamente a los ojos y, sin decir nada más, se dispone a estrenar el regalo, comenzando a tocar y cantar la canción con la que más se identifica desde siempre, y ahora no solo por las partes que hablan en primera persona, sino por las que se dirigen a una segunda cuyos ojos electrizantes está mirando en estos momentos.
Epiphany J. Murray- Becada del St.Mary
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Re: Blizzard Street 23
Frunce el ceño de forma imperceptible cuando parece a punto de llorar, pese a que el significado sea muy distinto al de otras ocasiones más dolorosas le sigue sin gustar, nunca le ha gustado ver llorar a nadie puesto que él mismo lo hacía de pequeño...
Y desde entonces se había prometido no volver a hacerlo. La escucha atentamente, sonriendo al ver que, por fin, se lo cree, asintiendo a sus valoraciones, el mismo dueño de la tienda se lo dijo. Espera a ver que le dice con curiosidad, pero se encuentra rápidamente asfixiado por ella, volviéndola a estrechar de la cintura y soltando una carcajada divertida:
- Creo que exageras, pero bueno, tampoco voy a quitarme medallitas, que me quedan muy bien- Susurra aún con la diversión tiñendo no solo su voz y su sonrisa, si no también sus ojos..
Se sienta cuando se lo dice y cruza las piernas encima del sofá, mirándola con atención y escuchando la canción, dándole muchos más significados de los que seguramente le daría con otra persona o en otra situación... No dce nada, simplemente escucha encantado.
Y desde entonces se había prometido no volver a hacerlo. La escucha atentamente, sonriendo al ver que, por fin, se lo cree, asintiendo a sus valoraciones, el mismo dueño de la tienda se lo dijo. Espera a ver que le dice con curiosidad, pero se encuentra rápidamente asfixiado por ella, volviéndola a estrechar de la cintura y soltando una carcajada divertida:
- Creo que exageras, pero bueno, tampoco voy a quitarme medallitas, que me quedan muy bien- Susurra aún con la diversión tiñendo no solo su voz y su sonrisa, si no también sus ojos..
Se sienta cuando se lo dice y cruza las piernas encima del sofá, mirándola con atención y escuchando la canción, dándole muchos más significados de los que seguramente le daría con otra persona o en otra situación... No dce nada, simplemente escucha encantado.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Re: Blizzard Street 23
La canción sencillamente le llena demasiado, y se ve en sus ojos, en los que transmite cada palabra que entona y cada nota que toca, porque la vive, porque piensa que está hecha para ella, que siempre se ha sentido un bicho raro sin saber que demonios hace en este mundo al que a veces no cree pertenecer... Y encima ahora tiene delante a alguien jodidamente especial, tanto como le gustaría ser a ella... Sin duda alguna, encaja a la perfección, y se ve en como borda el extasis de la melodía tanto con la guitarra como con su voz hatsa que, finalmente, esta llega a su fin.
Se queda unos minutos en silencio, con los ojos aún humedecidos y brillantes, y depositando el instrumento a un lado a duras penas porque por ella estaría tocando toda la tarde y la noche, pero sabe que ahora hay algo más importante... O mejor dicho, alguien, la persona para la que acaba de tocar y a la que no ha dejado de mirar a los ojos en ningún momento, ni antes, ni durante, ni después de esa pequeña "actuación privada" con la que ha comprobado la calidad del instrumento y se ha desahogado tras tantos días sin evadirse con la música.
Por eso, sin decir una palabra se acerca a él, sentada de lado y, con ambas manos toma su rostro, clavando sus ojos emocionados en los de él varios segundos, en silencio, hasta que acorta las distancias besándole de nuevo, y transmitiendo en ese gesto todo lo que ahora siente.
Se queda unos minutos en silencio, con los ojos aún humedecidos y brillantes, y depositando el instrumento a un lado a duras penas porque por ella estaría tocando toda la tarde y la noche, pero sabe que ahora hay algo más importante... O mejor dicho, alguien, la persona para la que acaba de tocar y a la que no ha dejado de mirar a los ojos en ningún momento, ni antes, ni durante, ni después de esa pequeña "actuación privada" con la que ha comprobado la calidad del instrumento y se ha desahogado tras tantos días sin evadirse con la música.
Por eso, sin decir una palabra se acerca a él, sentada de lado y, con ambas manos toma su rostro, clavando sus ojos emocionados en los de él varios segundos, en silencio, hasta que acorta las distancias besándole de nuevo, y transmitiendo en ese gesto todo lo que ahora siente.
Epiphany J. Murray- Becada del St.Mary
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Re: Blizzard Street 23
No deja de mirarla en ningún segundo de los que le dedica la canción, disfrutando de su voz y del tacto con el que maneja el instrumento, como si hubiese sido hecho para ella y no pudiese tocar otra cosa... Le resulta imposible no esbozar una sonrisa ante esa mirada brillante que le lleva dedicando varios minutos, en su opiinón tampoco ha hecho nada del otro mundo...
Cuando termina se ve tentado a aplaudir, pero simplemente rompería un momento que ambos, especialmente ella, están disfrutando almáximo... Y tampoco le da tiempo a pensar que decir ya que ella le toma del rostro, momento en el que él intensifica la mirada de forma inconsciente, deseando, deseando...
Deseando lo que termina por lllegar cuando acorta las distancias. No tarda ni una centésima de segundo en sumarse al beso, notando algo más que el simple gesto en ella, llega a sentirlo, y eso es algo que pocas veces ha conseguido sentir, y algo que hace que aumente la profundidad del beso.
Cuando termina se ve tentado a aplaudir, pero simplemente rompería un momento que ambos, especialmente ella, están disfrutando almáximo... Y tampoco le da tiempo a pensar que decir ya que ella le toma del rostro, momento en el que él intensifica la mirada de forma inconsciente, deseando, deseando...
Deseando lo que termina por lllegar cuando acorta las distancias. No tarda ni una centésima de segundo en sumarse al beso, notando algo más que el simple gesto en ella, llega a sentirlo, y eso es algo que pocas veces ha conseguido sentir, y algo que hace que aumente la profundidad del beso.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Re: Blizzard Street 23
Sigue transmitiendo todo lo que siente, todo lo que pasa por su mente, y, en definitiva, todo lo que, en esencia, es ella en sí, en ese beso al que él se suma, profundizándolo también ella a la vez que él, haciendo que sus labios se muevan con una intensidad mayor pero sin perder ese tinte acariciante y tierno, pese a que vaya aumentando paulatinamente la velocidad y utilizando sus manos para acariciar la nuca y cabello de él mientras se besan, abriéndose paso entre los labios de él con su lengua timidamente, buscando la suya.
Sin darse cuenta del como y el cuando ha acabado por colocarse del todo sobre él en lo que se siguen besando, y mientras sigue, como si el poder quedarse sin respiración no fuese más que una nimiedad que carece totalmente de importancia, se acomoda poniendo una pierna a cada lado y pegando su pequeño cuerpo al suyo, deslizando las manos que peinaban su cabello y delineaban su nuca ahora por su espalda, repartiendo en esta caricias lentas en movimientos circulares y descendentes.
Solo se separa unos segundos para tomar aire y mirarle fijamente con los ojos cada vez más brillantes y las mejillas encendidas, sin decir nada... Y, tras esos segundos de silencioso intercambio de miradas, entierra la cabeza en su cuello, comenzando a repartir besos cortos y tiernos en un principio, recorriendo toda la zona, pero haciendo que estos se vayan volviendo más húmedos y que su lengua se vaya sumando al juego conforme estos ganan en tiempo.
Sin darse cuenta del como y el cuando ha acabado por colocarse del todo sobre él en lo que se siguen besando, y mientras sigue, como si el poder quedarse sin respiración no fuese más que una nimiedad que carece totalmente de importancia, se acomoda poniendo una pierna a cada lado y pegando su pequeño cuerpo al suyo, deslizando las manos que peinaban su cabello y delineaban su nuca ahora por su espalda, repartiendo en esta caricias lentas en movimientos circulares y descendentes.
Solo se separa unos segundos para tomar aire y mirarle fijamente con los ojos cada vez más brillantes y las mejillas encendidas, sin decir nada... Y, tras esos segundos de silencioso intercambio de miradas, entierra la cabeza en su cuello, comenzando a repartir besos cortos y tiernos en un principio, recorriendo toda la zona, pero haciendo que estos se vayan volviendo más húmedos y que su lengua se vaya sumando al juego conforme estos ganan en tiempo.
Epiphany J. Murray- Becada del St.Mary
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Re: Blizzard Street 23
o se percata de en qué momento cambian las tornas, pero cuando llega el momento se encuentra recostado sobre el sofá con el pequeño cuerpo de ella encima. Sonríe sin separarse ni unos milímetros de su boca, jugueteando con sus labios como si fuese la primera vez que lo hace.
No puede evitar estremecerse cuando nota las caricias en su espalda, y lo mejor es que no sabe identificar a qué se debe, si a la caricia en sí o a lo queese gesto está implicando ahora mismo en esas manos. La cuestión es que lo disfruta en sus propias carnes y aumenta la intensidad del beso en lo que sus vidas cobran vida propia, ascendiendo por su cintura y su costado, de forma constante y suave, bordeando después por su vientre hasta que se cuela por debajo de la blusa y acaricia con las yemas de los dedos la piel de ella, sin retstricción alguna que pueda evitar transmitirle ese fuego que es él.
Se separa al mismo tiempo que ella, tomando are y con una mirada chispeante capaz de estremecer por sí misma, echando la cabez atrás con un suspiro antes de cerrar los ojos al setnir los labios de ella sobre una de sus zonas más sensibles. M'ças estremecimientos preceden al inicial en lo que la actitud de ella se vuelve más intensa y sus manos pasan del costado a su cuello, descendiendo por sus clavículas muy lentamente hasta alcanzar sus senos, que masaja con suavidad, en lo que inclina el cuello de forma flexible y ataca su cuello con suaves mordiscos impregnados de picardía y cariño.
No puede evitar estremecerse cuando nota las caricias en su espalda, y lo mejor es que no sabe identificar a qué se debe, si a la caricia en sí o a lo queese gesto está implicando ahora mismo en esas manos. La cuestión es que lo disfruta en sus propias carnes y aumenta la intensidad del beso en lo que sus vidas cobran vida propia, ascendiendo por su cintura y su costado, de forma constante y suave, bordeando después por su vientre hasta que se cuela por debajo de la blusa y acaricia con las yemas de los dedos la piel de ella, sin retstricción alguna que pueda evitar transmitirle ese fuego que es él.
Se separa al mismo tiempo que ella, tomando are y con una mirada chispeante capaz de estremecer por sí misma, echando la cabez atrás con un suspiro antes de cerrar los ojos al setnir los labios de ella sobre una de sus zonas más sensibles. M'ças estremecimientos preceden al inicial en lo que la actitud de ella se vuelve más intensa y sus manos pasan del costado a su cuello, descendiendo por sus clavículas muy lentamente hasta alcanzar sus senos, que masaja con suavidad, en lo que inclina el cuello de forma flexible y ataca su cuello con suaves mordiscos impregnados de picardía y cariño.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Re: Blizzard Street 23
A los besos y lametones con los que recorre todo el cuello de Eddy de lado a lado y de arriba a abajo se unen pequeños mordiscos, apenas roces con sus dientes, en los que atrapa la piel humedecida sin dejar de mover su lengua para después exhalar todo el aire justo en la zona recorrida. Y así, asciende hasta su oreja, bordeándola por entero con la lengua antes de capturar con los labios el lóbulo y ejercer algo de succión, respirando después entrecortadamente y sin moverse ni un ápice.
Y no se mueve porque nota las manos de él colarse por debajo de su blusa y, como si esas caricias fuesen descargas eléctricas, la nivea y suave piel que él recorre va poniéndose de gallina, como si cada sensación se grabase a fuego y traspasase su vientre para colarse dentro, causándole un, para ella, desconocido e indescifrable hormigueo en el estómago que expresa por medio de los suspiros jadeados que comienzan a escapar de sus labios, aun apoyados al lado del oído de él.
Lo único que ha permanecido en movimiento mientras ella no ha apartado el rostro de su oreja ni ha movido su cuerpo, aún encima de él, han sido sus pequeñas manos, que se han colado por debajo de la ropa para acariciar timidamente la espalda de él ahora sin tela de por medio y que, bordeando los costados, han llegado a su abdomen, que recorre en caricias suaves, transmitiéndole lo mismo que las que ella comienza a recibir en una de sus zonas más sensibles, que enseguida reacciona haciendo que se estire de cintura para arriba, permitiéndole más acceso.
Echa la cabeza hacia atrás al notar los labios de Edward en su cuello, soltando un pequeño gemido mientras que, sin dejar de acariciarle, sus manitas han alcanzado el vientre de él y, descendiendo por debajo del borde del pantalón, comienzan a bordear con la yema de los dedos la piel que pone fin al vientre y anticipa a su zona más íntima, sin alcanzar esta última pero sin ascender de nuevo.
Y no se mueve porque nota las manos de él colarse por debajo de su blusa y, como si esas caricias fuesen descargas eléctricas, la nivea y suave piel que él recorre va poniéndose de gallina, como si cada sensación se grabase a fuego y traspasase su vientre para colarse dentro, causándole un, para ella, desconocido e indescifrable hormigueo en el estómago que expresa por medio de los suspiros jadeados que comienzan a escapar de sus labios, aun apoyados al lado del oído de él.
Lo único que ha permanecido en movimiento mientras ella no ha apartado el rostro de su oreja ni ha movido su cuerpo, aún encima de él, han sido sus pequeñas manos, que se han colado por debajo de la ropa para acariciar timidamente la espalda de él ahora sin tela de por medio y que, bordeando los costados, han llegado a su abdomen, que recorre en caricias suaves, transmitiéndole lo mismo que las que ella comienza a recibir en una de sus zonas más sensibles, que enseguida reacciona haciendo que se estire de cintura para arriba, permitiéndole más acceso.
Echa la cabeza hacia atrás al notar los labios de Edward en su cuello, soltando un pequeño gemido mientras que, sin dejar de acariciarle, sus manitas han alcanzado el vientre de él y, descendiendo por debajo del borde del pantalón, comienzan a bordear con la yema de los dedos la piel que pone fin al vientre y anticipa a su zona más íntima, sin alcanzar esta última pero sin ascender de nuevo.
Epiphany J. Murray- Becada del St.Mary
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Re: Blizzard Street 23
No puede dejar de jadear en lo que su pecho se acelera de forma considerable, apretando y moviendo sus manos con más intensidad conforme los besos de ella también aumentan. Nota las manos de ella, pequeñas pero suaves, recorrerle la piel y provocándole estremecimientos, descubriendo una sensibilidad al tacto que normalmente no manifiesta.
Cierra los ojos antes de que sus labios desciendan de su cuello a su clavícula, en lo que una de sus manos baja de nuevo por su vientre y bordea la cintura sin tocar nada comprometido, parándose cuando siente la mano de ella sobre el borde del pantalón y colocando la suya propia en su trasero, descendiendo un poco más y acariciando sus muslos, alternando entre ambas zonas con habilidad antes de, con la mano libre, desabrocharle un par de botones de la camisa y atacar sue scote con la lengua de forma atrevida y pasional.
Cierra los ojos antes de que sus labios desciendan de su cuello a su clavícula, en lo que una de sus manos baja de nuevo por su vientre y bordea la cintura sin tocar nada comprometido, parándose cuando siente la mano de ella sobre el borde del pantalón y colocando la suya propia en su trasero, descendiendo un poco más y acariciando sus muslos, alternando entre ambas zonas con habilidad antes de, con la mano libre, desabrocharle un par de botones de la camisa y atacar sue scote con la lengua de forma atrevida y pasional.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Re: Blizzard Street 23
Otro gemido escapa de su boca cuando los labios de él llegan a su clavicula, poniéndose ligeramente tensa al sentir la mano en su cintura pero obligándose a relajarse al recordar con quien está y que no tiene nada que temer, lográndolo cuando nota como esta viaja hasta su trasero y acaricia después sus muslos, casi desnudos debido a que lleva la falda del uniforme y esta teniendo en cuenta la postura en la que se encuentra no es que quede muy larga. Nuevamente la piel se eriza como si el solo contacto directo de la mano de Edward sobre esta causase algun tipo de reacción directa y rápida.
Hace ascender sus manos por el vientre y abdomen de él de nuevo, volviendo a bajar en lentas caricias deteniéndose en el mismo punto y desabrochando entonces el botón del pantalón, para poder acariciar la piel del bajovientre sin llegar a la zona comprometida con más facilidad, en lo que echa todo su torso y cabeza hacia atrás al sentir como su escote es atacado por la lengua de él, mordiéndose ella el labio inferior ante una nueva oleada de gemidos acontecidos por el primer espasmo que recorre su pequeño cuerpo.
Hace ascender sus manos por el vientre y abdomen de él de nuevo, volviendo a bajar en lentas caricias deteniéndose en el mismo punto y desabrochando entonces el botón del pantalón, para poder acariciar la piel del bajovientre sin llegar a la zona comprometida con más facilidad, en lo que echa todo su torso y cabeza hacia atrás al sentir como su escote es atacado por la lengua de él, mordiéndose ella el labio inferior ante una nueva oleada de gemidos acontecidos por el primer espasmo que recorre su pequeño cuerpo.
Epiphany J. Murray- Becada del St.Mary
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Re: Blizzard Street 23
Lo único que se demuestra con cada reacción de ella ante sus caricias, es que en cierto modo le pertenece, puesto que es el único con el privilegio de hacerle lo que le está haciendo. Ese pensamiento le hace sonreir de una forma picaresca y al mismo tiempo hambrienta, en lo que sus dientes se cierran sobre una porción de piel y tironean con suavidad, mientras que una de sus manos termina por ir desabrochando uno a uno los botones de la blusa.
Con más piel visible se lanza a por lo que el sujetador deja visible, lamiendo y mordiendo tanto por esa zona como por encima de la tela. La mano aposentada en sus muslos, la cual pasa de uno a otro, comienza a acariciar la parte interior de estos sin percatarse lo más mínimo de lo que está haciendo..
Bueno, sí, sí se percata, pero al notar el pantalón más suelto y los dedos de ella cerca de su cadera no ha podido resistirse... Aún así no alcanza su zona vital, simplemente se dedica a acariciar justo hasta el límite, bordeando entre la parte interior y exterior de los muslos y su trasero, sin borrar la suavidad en sus gestos.
Con más piel visible se lanza a por lo que el sujetador deja visible, lamiendo y mordiendo tanto por esa zona como por encima de la tela. La mano aposentada en sus muslos, la cual pasa de uno a otro, comienza a acariciar la parte interior de estos sin percatarse lo más mínimo de lo que está haciendo..
Bueno, sí, sí se percata, pero al notar el pantalón más suelto y los dedos de ella cerca de su cadera no ha podido resistirse... Aún así no alcanza su zona vital, simplemente se dedica a acariciar justo hasta el límite, bordeando entre la parte interior y exterior de los muslos y su trasero, sin borrar la suavidad en sus gestos.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Re: Blizzard Street 23
No hace nada para detenerle cuando nota el tironeo de los dientes en su piel, ni cuando botón a botón la blusa le es desabrochada por completo dejando su busto, cubierto por un sujetador negro con lunares blancos de Hello Kitty (sí, Hello Kitty, sí), se alza hacia delante como deseando ser despojado también de esa última prenda y ser probado de nuevo por la misma persona que lo cató la primera vez hace apenas unos días, volviendo a gemir de forma entrecortaa cuando nota el contacto sobre la tela.
Se queda, sin embargo, paralizada, al notar la mano recorrer de un muslo a otro por la parte interior, durante unos segundos, sin mover sus manos de donde las ha dejado... Pero la suavidad de las caricias y el hecho de que no pasen del límite hace que reaccione y ascienda ella con sus propias manos de nuevo al vientre de él por debajo de la tela de la sudadera, de la que tira quitándosela con el chaleco aun colocado y lanzando ambas prendas detrás del sofá.
Una de sus manos se aposenta en la nuca de él, empujándole hacia delante e instándole a que siga haciendo con sus labios y lengua lo que está haciendo, y la otra regresa justo debajo del vientre, pero esta vez casi sobrepasando el límite entre este y lo que la ropa interior, cuyo borde comienza a delinear por encima con los dedos, esconde.
Se queda, sin embargo, paralizada, al notar la mano recorrer de un muslo a otro por la parte interior, durante unos segundos, sin mover sus manos de donde las ha dejado... Pero la suavidad de las caricias y el hecho de que no pasen del límite hace que reaccione y ascienda ella con sus propias manos de nuevo al vientre de él por debajo de la tela de la sudadera, de la que tira quitándosela con el chaleco aun colocado y lanzando ambas prendas detrás del sofá.
Una de sus manos se aposenta en la nuca de él, empujándole hacia delante e instándole a que siga haciendo con sus labios y lengua lo que está haciendo, y la otra regresa justo debajo del vientre, pero esta vez casi sobrepasando el límite entre este y lo que la ropa interior, cuyo borde comienza a delinear por encima con los dedos, esconde.
Epiphany J. Murray- Becada del St.Mary
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Re: Blizzard Street 23
No puede evitarlo y, tras repasar por encima de la tela, sus manos ascienden por la espalda de ella y le desabrochan el sujetador en un par de movimientos precisoso, atacando ahora directamente la piel desnuda. No comenta nada acerca del aspecto del sujetador, algo totalmente inneccesario e inservible, si no que se dedica simplemente a aumentar la intensidad de sus caricias de forma gradual tanto con los labios, la lengua y con una de sus manos, mientras que la otra baja de nuevo y juguetea con el borde de la falda suavemente...
Hasta que muy despacio cuela la mano por dentro de esta. Se para ahora en el borde de la ropa interior, tanteando con las yemas de los dedos y parando en su tarea para mirarla fijamente, cerciorándose de que es lo que realmente quiere y de que no se va a echar atrás:
- Confía en mí...- Susurra tras largos segundos, descendiendo muy poco a poco y acariciando suavemente por encima de la tela.
Hasta que muy despacio cuela la mano por dentro de esta. Se para ahora en el borde de la ropa interior, tanteando con las yemas de los dedos y parando en su tarea para mirarla fijamente, cerciorándose de que es lo que realmente quiere y de que no se va a echar atrás:
- Confía en mí...- Susurra tras largos segundos, descendiendo muy poco a poco y acariciando suavemente por encima de la tela.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Fecha de inscripción : 17/07/2009
Re: Blizzard Street 23
Y por fin, el ruego silencioso del que ella no es ni consciente se ve satisfecho cuando el sujetador deja de oprimir sus pechos y estos se ven libres de esa cárcel de tela en cuanto él lo decide, haciendo que se arquee aún más, dándole todo el acceso que su flexibilidad le permite, con las cimas de sus dos montañas coronándolas de forma firme por una reacción totalmente natural, la piel completamente de gallina y la respiración entrecortada por los jadeos que escapan de sus labios.
Cuando la mano explora por debajo de la falda y llega hasta el borde de la ropa interior, ella corresponde a su mirada en lo que él tantea, asintiendo silenciosamente antes de que el susurre algo a lo que ella, con ese asentimiento de cabeza, ha respondido de forma afirmativa, tal y como se lee en sus ojos celestes en los que, si bien se lee el temor que causa lo desconocido, no hay reproche ni nada que indique rechazo alguno, sino permiso para que continúe.
Los cierra, abriendo ligeramente las piernas de forma instintiva al sentir como el va descendiendo por encima de la tela de sus braguitas. Se queda tan quieta, como si temiese que cualquier movimiento pudiese estropearlo, que ni se da cuenta de que ha posado una de sus manitas en la zona íntimade él, por encima de la tela de la ropa interior, aunque sin moverla claro, ni de que con la otra, que llevaba tiempo posada en su nuca, ha enredado algunos mechones de cabello como aferrándose.
Simplemente permanece inmóvil, sin poder disimular el nuevo gemido que nace de su garganta ni evitar que su pulso comience de nuevo a acelerarse.
Cuando la mano explora por debajo de la falda y llega hasta el borde de la ropa interior, ella corresponde a su mirada en lo que él tantea, asintiendo silenciosamente antes de que el susurre algo a lo que ella, con ese asentimiento de cabeza, ha respondido de forma afirmativa, tal y como se lee en sus ojos celestes en los que, si bien se lee el temor que causa lo desconocido, no hay reproche ni nada que indique rechazo alguno, sino permiso para que continúe.
Los cierra, abriendo ligeramente las piernas de forma instintiva al sentir como el va descendiendo por encima de la tela de sus braguitas. Se queda tan quieta, como si temiese que cualquier movimiento pudiese estropearlo, que ni se da cuenta de que ha posado una de sus manitas en la zona íntimade él, por encima de la tela de la ropa interior, aunque sin moverla claro, ni de que con la otra, que llevaba tiempo posada en su nuca, ha enredado algunos mechones de cabello como aferrándose.
Simplemente permanece inmóvil, sin poder disimular el nuevo gemido que nace de su garganta ni evitar que su pulso comience de nuevo a acelerarse.
Epiphany J. Murray- Becada del St.Mary
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Re: Blizzard Street 23
- Spoiler:
- Y sus palabras surten el efecto buscado y deseado cuando ella cede y se deja explorar como nunca antes se había dejado. Se siente tremendamente afortunado por ello, y por ese mismo motivo es por el que va despacio y sin prisa alguna, mordiéndose el labio cuando nota la mano de ella acceder a algo más íntimo y personal pero sin hacer nada más ya que el movimiento no llega a caricia.
Todo lo contrario que la mano de él, la cual aumenta de rapidez en los movimientos, de forma suave y lenta para darle tiempo a ella a reconocer esas nuevas sensaciones y disfrutarlas, dejar que sienta todos y cada uno de sus movimientos en lo que él simplemente disfruta con lo que provoca...
No tarda mucho en volver a ascender y esta vez colarse por dentro, tanteando ahora directamente con los dedos, de forma más suave que antes al ser el contacto más directo.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Re: Blizzard Street 23
- Spoiler:
- Pese a que las caricias sean en un inicio lentas y suaves para ella, siendo totalmente nuevas y en sitio en el que son, sencillamente le vienen grandes y, sin poderlo evitar, sus gemidos comienzan a ser más seguidos e intensos, sintiendo todo lo que la mano de él causa, conociendo esas sensaciones hasta entonces desconocidas pero después de todo agradables, sin hacer nada que implique que desee que pare, sino, al contrario, la forma en la que su manita se aferra a la nuca de él y el hecho de que vata abriéndose nuevamente como un movimiento involuntario de piernas más todavía, indican que desea que continúe.
Cuando, finalmente, la mano de él se cuela por dentro de sus braguitas y comienza a explorar directamente su zona más íntima, siente por momentos que está apunto de desmayarse, sintiendo que la adrenalina corre por sus venas en la sangre que su corazón bombea cada vez con más fuerza, como si está hirviese en un subidón de temperatura y escuchando como recorre su cuerpo, por medio de sus pulsaciones cada vez más audibles.
La mano que había apoyado encima de la ropa interior de Edward comienza a acariciar lo que esta esconde por encima de la tela, al principio de forma torpe y luego más hábil, aunque siempre con inexperta timidez, como si no supiera muy bien lo que está haciendo y simplemente se dejase llevar... Cosa que en efecto es así.
Epiphany J. Murray- Becada del St.Mary
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Fecha de inscripción : 13/07/2009
Re: Blizzard Street 23
- Spoiler:
- Está a punto de sonreír al percatarse de que ella misma le facilita la tarea, de que lo desea tanto como él en estos momentos y de que anteponela confianza que tiene en él a todos los posibles miedos que puedan surcar su mente...
Pero no lo hace, ya que un suave suspiro escapa de sus labios en forma de risa ahogada cuando la mano de ella reacciona y comienza a moverse. En un principio no lo nota demasiado, pero conforme ella se va acostumbrando sus suspiros aumentan y los jadeos aparecen, al tiempo que su cuerpo reacciona de forma natural a las caricias...
Y las suyas propias aumentan de rapidez de forma gradual en lo que la echa un poco hacia atrás y eleva la espalda y el cuello hasta que alcanza su oído:
- No pares...- Le pide en un susurro tan suplicante como morboso, justo en el momento en que uno de sus dedos decide adentrarse en ese jardín hasta el momento desconocido, de forma muy lenta y suave, tanteando las posibles reacciones de ella.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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