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El viejo Hotel abandonado

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Mensaje  Arlene E. Leví Lun Ago 03, 2009 7:07 pm


En el ático abuhardillado del viejo hotel abandonado, cuyos huéspedes ya no son nada más que las ratas recibe a una nueva inquilina Arlene E. Leví.

Llegaremos al ático, la única parte habitable del edificio, tras subir cuatro pisos a pie ya que los ascensores no son muy de fiar.

Al final de las escaleras hay una puerta a través de la cual se accede a lo que parece ser un salón comedor en el que solo hay un viejo sillón, varios cojines por el suelo, una mesa baja echa con tablas y ladrillos, una estantería echa con bloques de hormigón cogidos de alguna obra o quizás de alguna parte derruida del hotel y varias tablas formando la estantería, estas estanterías están rebosantes de libros antiguos y nuevos; según te mueves por el comedor puedes apreciar un tocadiscos y una pequeña mini cadena algo rota.

Si giras a la izquierda veras un muro en el cual hay un arco y a través del cual y esquivando las pilas de libros que hay por el suelo llegarás a la habitación de Arlene que solo posee una gran ventana y un colchón en el suelo al lado de la misma, situado así para poder ver la luna de noche, a los pies se alza un escritorio habitualmente lleno de papeles, anotaciones y dibujos; las paredes blancas llenas de desconchones y goteras, están adornadas con alguna pintada o algún póster.

Luego a la derecha del salón hay dos puertas una da a una cocina (con lo esencial una mesa una silla, una cocina, algo que parece ser un frigorífico y poco más), la otra puerta da al baño, lleno de moho y humedad. Hay que tener cuidado con el techo ya que al estar abuhardillado te puedes golpear la cabeza en algunas zonas de la casa.

El ático posee electricidad gracias a un “arreglo” que le permite coger la electricidad del alumbrado público y agua casi de la misma manera.

Se dice sobre este hotel que hay fantasmas, y suceden cosas, algo que Arlene usará en su favor para mantener alejados a curiosos y cotillas.



Arlene E. Leví
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Mensaje  Arlene E. Leví Mar Ago 04, 2009 1:03 am

Tras subir los cuatro malditos pisos y pelearse con la puerta atascada, Arlene entró en el ático, dejó caer la mochila a un lado y se desplomó sobre los cojines del suelo.

No era la primera vez que estaba allí, el otro día ya colocó sus cosas como se podía apreciar pero era hoy cuando porfín iba a dormir bajo techo y sobre lo que parecía ser un colchón.
Rodó sobre sí misma, quedando bocarriba obserando el techo lleno de marcas y goteras. Se incorporó y comenzó a quitarse las botas según iba caminando hacia su habitación, se quitó la camiseta quedando en pantalones vaqueros y sujetador. Se lanzó sobre el colchón y metio la cabeza bajo las sábanas "buceando" entre ellas hasta encontrar la salida y asomar el gorro de lana negro que llevaba puesto. Poco a poco Arlene cayó en un profundo sueño.
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Mensaje  Arlene E. Leví Mar Ago 04, 2009 4:00 pm

Allí yacia Arlene tumbada boca abajo, completamente espatarrada, con medio cuerpo fuera del colchón y la sábana en paradero desconocido.

En medio de su letargo, giró inconscientemente hasta chocar contra la pared y darse un fuerte golpe en la cabeza que sin duda la despertaría
-¡Ah! maldita sea... ¿quien es el listo que pone paredes en medio del mundo?-Gritó mientras se incorporaba lentamente, y se llevaba una mano en la cabeza. Cuando ya se incorporó abrió ambos ojos sin contar con el sol, el cual le cegó de inmediato "mierda, hoy no es mi día" pensó aún aturdida por el sueño. Salió de la habitación frotandose los ojos, atravesó el salón esquivando los objetos del suelo con tanta agilidad que parecía que bailaba hasta que llegó a la puerta del baño; allí por fín distinguió su figura en el espejo, palpó su cabeza en busca del chichón que no tardaría mucho en hacer acto de presencia, tras dar la búsqueda por finalizada se desnudo y entró en la ducha.

El agua estaba helada, pero no era algo que le importase, se podría decir que le refrescaba y le ponía de buen humor, regresó a su cuarto dejando tras de sí un rastro de agua como si se tratase de una babosa humana, se secó con una toalla mientras cogía unos...¿calzoncillos?, la verdad esque Arlene contaba con poca lencería fina y al fin y al cabo lo que buscaba era comodidad, se terminó de vestir con los mismos pantalones largos y rotos de siempre, una camiseta ancha de color violeta y negro rajada a propósito por ella misma y las botas militares.

Entró en la cocina, estaba prácticamente desierta de alimentos. Localizó un poco de café hecho, que ni ella recordaba haber hecho, ¿sería sonámbula? ¿o habrían fantasmas okupas adictos al café?, en fin, la cosa esque podría desayunar algo hasta que comprase más comida. LLeno una taza de café solo y sin azúcar, se sentó en uno de los cojines del suelo del salón saboreando el amargo sabor del café por la mañana. Poco más tarde dejaría la taza en la mesa, recogería su chaqueta de cuero y saldría a hacer algo interesante.
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