Los acantilados

Sentí cada una de sus palabra, era como si la poesía fluyera con el paisaje lunar que estábamos observando, un mechón color cabello ser derramo sobre uno de sus hombros, haciendo que se viera como una musa que se encontraba conmigo compartiendo un dulce momento

-Si no fuera por que te veo, diría que eres un Nagel que bajo a la tierra a contemplar el anochecer, no se si sea noble o no pero lo que se es que debo atesorar a las personas por lo que me dieron y hicieron por mi en vida, si el destino decide llevarse a mi abuelo de mi lado, puedo decir que no hizo un mal trabajo al educarme-

Me lleve la mano a mi cabello e intente acomodar un poco su manera rebelde y alborotado, pero era imposible la brisa había hecho ya sus efectos, clave de nuevo mi mirada en ella, la noche y la luna hacían perfecto juego con ella parecía un estatua perfecta en esa roca, si cualquier pintor le hubiese visto, hubiera creído que era una musa

-Tus argumentos no son pesimistas, son realistas pero debes recordar que si conservamos la simplicidad del corazón de un niño , no importa cuantas veces nos desilusionemos seguiremos adelante, pues de las ruinas nuevas construcciones saldrán , haciendo estas mas fuertes que las anteriores, lo que nos permitirá ondear la bandera de la victoria una vez que hemos conseguido llegar a la meta, por ejemplo yo princesa quien hubiera creído que un mecánico como yo conseguiría tener una beca en el Sant Mary-

La chica fue lo suficientemente delicada para dejarme espacio junto a ella, ambos mirábamos a las estrellas y nos perdíamos en su fulgor, la cúpula celesta nos ofrecía un espectáculo singular, mi cuello se estiraba hacia arriba para verlas, y mis respiraciones era profundas y pronunciadas

-No hablas mas de la cuenta, es hermoso tener compañía como a tuya en una noche como esta, quizás lo seres que habitan los sueños hicieron que este encuentre se diese, o al destino mismo pero es un placer estar con vos esta noche bella dama

Oí con atención su pequeña reflexión sobre los sueños y las estrellas, en ese momento nuevamente había dejado de ver las estrellas clavando mi mirada en ella, la profundidad de mis pupilas era como el mar que en ese mismo momento golpeaba y los pequeños destellos del romántico astro se posaban en mis ojos, mostrando su extraño color

-Quizás no decidamos que sueño elegir, pero no importa cual nos toque, este siempre brillara mientras no perdamos ni la esperanza en el y a lo mejor la elección no es del todo aleatoria, quizás como diría mi abuelo hay un plan para todo, que nosotros desconozcamos, pero coincido con vos la belleza de los sueños radica ahí y la belleza de esta noche no solo radica en el paisaje si no también en vos y en el paisaje que admiramos en este momento

Volví a cerrar lo ojos y aspirar la brisa sintiendo la presencia de todo lo vivo a mi alrededor y de la dulce esencia que se encontraba a mi lado , quizás el siguiente pensamiento podría explicarte lo que este caballero siente acerca de lo que estamos hablando, mi voz adquirió un tono suave y melódico para decir lo siguiente

-El perfecto equilibrio entre la tierra y el cielo
Tomarte de la mano, mirarme en tus ojos y besar tus labios
Lograr el balance de una dulce intimidad tibia y deliciosa
Amarte y sentir cada uno de tus pasos
El que seas mi conciencia, el que seas mi apoyo
Tus abrazos y tus sabias palabras
Es lo que ha logrado el perfecto equilibrio entre el cielo y la tierra…-

Guarde silencio en espera de que mis palabras hiciesen eco en la inmensidad de la noche, esperando la respuesta de la princesa que estaba a mi lado.

La sonrisa melódica de aquella chica, hizo que me sintiese en un ambiente mas calido y armónico, sus siguientes palabras fueron un halago para mi, hice un mueca dibujando en mi rostro un sentimiento de incredulidad

- Agradezco el halago bella dama, pero permítame decirle que vos será una de las pocas que se sienten de esa forma, pues algunas damas consideran mi forma de expresar anticuada y demasiado romántica-

Puse atención a su gesticulación al referirse al Saint Mary, con lo cual mi intuición llegaba a concluir que la dulce princesa de ébano no le gustaba nada el estar en aquel colegio y que si lo hacia seguramente era por lograr tener una posición o crecer profesionalmente-

-Entiendo por lo que veo en tus ojos y tu expresión que al igual que yo asistimos a ese colegio por nuestros esfuerzos pero no necesariamente convivimos con las formas de ese lugar, sin embargo debemos verlo como un trampolín, en un futuro nos puede ayudar de algo el haber estado ahí, cuando menos yo disfruto del gimnasio ahí puedo practicar mi esgrima-

La chica dejo que las palabras que había recitado se perdieran entre las olas para agradecerme con un susurro, la belleza de las mismas, le mire de nuevo dulcemente, llevando el canto de mi mano a mi barbilla para contemplarle como si de una musa se tratara, mientras intentaba inútilmente aplacar un poco mi cabello que se veia alborotado ante dulce brisa marina que nos acariciaba en aquellos momentos.

-No es una canción, princesa es un poema que mi mente acaba de crear para poder ilustrar el punto acerca de los sueños, creo que la ocasión y la bella compañía ameritaban cuando menos esas palabras de mi parte-

Escuche con atención las palabras que Liz me decía, sobre los héroes y las princesas así como recitar con ensoñación uno de mis cuentos favoritos, sonreí de manera calida y mis rostro se tornaba afable mientras sus palabras fluían en aquella noche mágica que bien en el pasado hubiera podio inspirar a Shakespeare para escribir el “famoso sueño de una noche de verano”

-Aunque no quisieras jugar a las princesas lo eres, solo que eres diferente, gustas de ser una compañera de armas y coincido con vos en ese aspecto, pero quizás el príncipe sea necesario para reconfortar a la princesa, con un calido abrazo- suspire al decir estas palabras pues tocábamos un tema que me apasionaba, toda mi vida había sido educado como un caballero, pero siempre pensé que en un dama puede hacer mucho mas allá de lo que comúnmente los hombres piensan

-Además las princesas sos la inspiración de muchas cosas, y en cuanto a Peter quien no quisiera ser como el, yo mismo de niño me internaba en los bosques en busca de algún hada que me llevara al país de nunca jamás, para no crecer y como vos no enamorarme, pero que no es el amor si no en ensoñamiento mismo que nos permite aprender, citando a Gibran “el amor guarda bajo sus alas una espada de doble filo” pero aun si le puedo asegurar que aquel niño aun no ha desaparecido a pesar de los inconvenientes de mi vida, siempre guardo la admiración ante los pequeños detalles lo cual creo que ha hecho que no me pierda en este mundo tan acelerado-

Volví a suspirar de muevo cuando escuche hablar de su madre –Tu madre quizás nunca lo entienda hasta que vea que el sueño esta cumplido, mientras ten presente y valora que tienes a una madre que te aprecia- En mis ojos se dibujo una chispa de nostalgia, deje de observarle un momento para mirar hacia la estrella que me recordaba a mi madre…

Vi a la hermosa chica absorta en sus pensamiento, hasta que de sus labios broto la respuesta en relación al colegio al cual asistíamos los dos, por tono de su voz en el cual haba un cierto dejo de fastidio e ironía pude darme cuenta de que el Sant Mary no era precisamente uno de sus lugares favoritos, su expresión corporal había cambiado en verdad creo que no era un buen tema el hablar de aquel lugar

Asentí y bufe un medio suspiro cuando escuche las palabras sobre mi poema y le correspondí con la misma sonrisa tímida que ella profirió, de pronto todo sucedió demasiado pronto se hablo de carrozas, caballos y cuando me di cuanta l achica había desaparecido en la obscuridad, realmente me había quedado pasmado observado el paisaje, que se me olvido decirle a aquella chica que su carroza esperaba ya que mi auto estaba estacionado a algunos metros del lugar donde estábamos pero el hubiera no existe y mis reacciones fueron demasiado lentas, era demasiado tarde la chica se había marchado.

Me quede unos cuantos minutos observando el hermoso paisaje que invitaba e incitaba a que dos enamorados rozaran sus labios y renovaran sus promesas de amor, peor no era mi caso, quizás el enamorado era yo, pero en estos momentos dudaba de que Karen sintiera algo real por mi, quizás como bien dijo la princesa de ébano solo la hacia sentir bien como una dama y por ello estaba conmigo pero que de ahí en fuera existiera algo mas…, interrumpí mis procesos mentales ya que nunca es sano hacerse ese tipo de telarañas mentales, me levanta del lugar meti las manos dentro del bolsillo de mi chamarra y me dirigí hacia mi auto emprendiendo la marcha a casa...

Llevaba unos días seguidos en esa ciudad, y en los lugares donde mas me apetecía estar vagabundeando era en las afueras de la ciudad. Estuve la otra vez en unas ruinas. Me encantó, ya que aparte de ser un lugar bastante bonito, allí también me encontré con Alissa, una chica que, con una apariencia tan delicada, puede ser una leona enfurecida.
Esta vez me topé con un lugar que le da mil vueltas a las ruinas, un lugar que daba mejores vistas que las ruinas que visité. Unos acantilados altos, de caída profunda hacia unas rocas afiladas, y que acojonan de primeras.

Era un buen día, y me salía imagenes en forma de flash en mi mente, del momento que pasé con Alissa en las ruinas. Intenté tranquilizarme y no pensar en lo ocurrido, apoyandome en unas vallas de madera, me fijaba y contemplaba el sol, las nubes, de como chocaba contra mi rostro los rayos del sol mientras a la vez escuchaba como chocaban las olas sobre las rocas afiladas, que recordaba a los dientes de un tiburón.

Estaba bastante tranquílo, despejado, libre, ese sitio me abría de par en par haciendo que me sintiera raro, no de la misma manera que me hacía sentir Alissa cuando se acercaba, pero era un sentimiento también raro lo que me transmitía este sitio. Y de un momento a otro, noté que vibraba algo en mi bolsillo con un pitido que me resultaba familiar. Era el móvil de Alissa. Se me había olvidado del todo que lo tenía yo, y que hice esa jugada tan sucia, pero a la vez molona.

Saqué el móvil de mi bolsillo, y miré el número en la pantalla, un número fijo, que al instante pensé que sería ella, y al contestar, sí, era ella. Escuché su voz, con enfado, antes de que yo pudiera decir un "Hola?" o "Digame?"

- Ya te dije que nos toparíamos otra vez, no? Pues como veía que tu estabas algo decidida en no verme otra vez.. Pues hice esta jugada algo sucia, para poder encontrarnos una vez mas. -

Lo dicho, una leona.

Ella se puso a hablar seguido, todo rápido, que de tan rápido fue que solo me dió para decirla de que estaba en los acantilados. Me colgó al instante, que de todo lo que me decía, solo pude contestar un "no, Acantilado, si" y ya esta. Pensé al instante que si lo del boxeo permitiera el K.O. por la rapidez de las palabras, esta chica sería una campeona por ello.

Y por lo que dijo ella, parecía que iba a venir directamente a mí, por su móvil, y me encontraba en un sitio peligroso para mí, ya que la chica, de tanto cabreo, podría cogerme y tirarme en el acantilado. Vaya.

Estaba feliz, a la vez que tranquílo, porque el sitio me hacía sentir raro, y porque la iba a ver otra vez. Tantas cosas que pasaban y eso que era mis primeros días en la ciudad. Pensaba en como saludarla, cuando la viese, en como tranquilizarla, para que no recibiese una paliza o una bofetada que me calentarra la cabeza y ponermela como un tomate.

Noté como alguien me tocó en el brazo y me giré, y bingo! Era ella, con una cara de fatigada y a la vez con cabreo de tres pares.
- Yo soy idiota a ratos libres, solamente. - Contesté vacilando.

- Admite que tu también querías verme, venga, entre tu y yo, a que sí?. - Proseguí.

Lo que ella quería era solamente el móvil, haciendo una pregunta tan tonta. Pero quería alargar mas el momento, sacando preguntas sin sentido, soltando cada dos por tres tonterías sin ningún rumbo hacia donde ir.

Lo que quería yo era tener otro momento igual que en las ruinas, sin necesidad de besos ni nada, solamente hablar con ella, de buenas, nada mas.

Intentaba alargar la conversación hasta donde podía, pero se veía que ella quería irse de ahí rápido. Pero no, no quería que se fuera, y como un estúpido, seguí en la línea de tocar las narices.

- Te vacilo porque me gusta la cara de cabreada que pones. - Contesté.

- Esto no es por lo del Club ese.. Lo que quería era poder verte otra vez. - Soltaba mientras sacaba el móvil de mi bolsillo.

- Así que no querías verme? Vaya, pues si tu respuesta es un no, entonces yo también digo que no, que no te daré el móvil. Si no te voy a ver nunca mas, elijo tu móvil como recuerdo, te parece bien?. - Sonriendola de forma que ella reaccionara en el momento.

Conseguía algo de lo que quería, que se quedase un poco mas conmigo, poder verla.. Y si ese momento era el último, quería alargarlo hasta que saltase ella, abalanzarse sobre mí o algo de eso.

- No te daré tu móvil. - Sentencié diciendo.

Me dijo que lejos de ella, pfff.. Me lo pone demasiado fácil para tocarla las narices y hacer que se cabreara.

- Lejos de ti? Que pasa? Tienes miedo a que te coja prestado otra cosa?. - Contesté bromeando.

- Respondiendo a tu pregunta.. Mm.. Que me darías a cambio de tu preciado móvil?. - Mientras la miraba de reojo.

Preguntas de ese tipo, bromeando, pensé que la tranquilizaría, y no estar tan tensa porque estuviera yo al lado. Seguía teniendo esa apariencia de chica delicada que me atrae de ella. Puede que sea por eso, o puede que sea por otras cosas, no sé, pero sea lo que sea, me encantaba estar conversando y estar al lado de ella.

Nerviosa, tensa, desconfiada.. Y eso que ya la dije que podía confiar en mí, pero la señorita que no que no. Pues cojiendo prestado su móvil creo que ha hecho que desconfíe y se ponga nerviosa aún conmigo, pero bueno, era esto o que no la volviera a ver otra vez.

- Supuestamente estas aquí por tu móvil.. Pero eh, no dije que has venido por mi ni nada de eso eh. - Constesté insinuando.

- No sabes? Vaya, pues con un beso voy que chuto eh. - Mientras la miraba de reojo varias veces.

´- Y no deberías estar sujeta al móvil, bueno, a tu móvil.. Pues de paso me fijé en los mensajes y en las fotos, que por cierto, muy sexy en las fotos donde sales eh. - Yo otra vez con pirropos.

- Tienes un montón de mensajes sin abrir, la mayoría de una tal.. no me acuerdo, puede ser de tu hermana, cierto?. -

Estaba haciendo bastantes preguntas, no me incumben en nada esos mensajes, en general de su móvil enterro, pero quería saber mas de ella.

Cada vez que tocaba un tema suyo, va y muerde, y si intento meterme mas en ese tema, muerde mas fuerte, un encanto la chica.

- Eres dura, tan dura que diría que has estado viviendo en la calle igual que yo, me mola esa actitud salvaje que tienes. -


- Estas aquí por mí?. Vaya, y estas segura de que no quieres darme un beso por tu móvil? Es un buen trato eh. - Pregunté y afirmé seguidamente.

- Así que las fotos que tienes no son tuyas, y los mensajes sin abrir son de amigos.. Mm.. No quiero llegar a ninguna parte, no pretendo nada extraño, solamente verte mas. - Mientras miraba como chocaba las olas con las rocas afiladas.

- Y conociendote a ti me basta, - Solté a la vez que me reía. - No necesito a nadie mas, supongo.. -

- Y perdona, me puedes repetir lo que acabas de decir, por favor. Has dicho que pintas?. - Exclamé sorprendido.

Todo lo que ella me decía, de cualquier tono que me pusiera, la hablaba tranquílo, sin presión. Eso era una de las cosas que me influía ella, sigo sin saber el por qué, pero saberlo ni me importaba, mirarla a los ojos como me hablaba era una cosa que solamente a mí me molaba, o eso creo.

Lo dicho y sigo diciendo, un huevo Kinder, es eso lo que es la chica. No tenía la pajoterra idea de que esa pequeña y delicada chica también pintara.

- Y por qué no me dejas conocerte mas? No es nada malo eso, mira, tu te abres a mí y yo me abro a tí, y no pienses mal eh. - Bromée.

- Con tantos resoplidos te vas a hiper ventilar, cuidado con eso. - Solté. - Y para ti, soy tanta carga? Digo de, si soy tan cargante para ti. - Pregunté después.

No sé exactamente lo que pensaba esa chica, nuestros temas para hablar daba tumbos por todos lados, soprendente, creo que ella se sorprendía, incluso yo aún mas.

- La gente de aquí, y mas por donde vivo, son una panda de chichis total. No se les puede confíar. Por donde vives tu no sé, pero en donde vivo yo, está claro que la gente.. - Dejé de hablar.

- Y otra cosa sobre el otro tema.. Pintas.. pintas?? osea, en pared y eso. - Pregunté extrañado. - Quiero saber eso de que pintas, antes de darte el móvil señorita. -


- El estilo se consigue, cierto??. - Guiñandola mientras ponía un tono distinto al de antes.

Hacer esas cosas sentada en una valla que no parece segura, es algo.. temeraria? Ella se deslizó por la valla hacia mí, y yo no me moví de mi sitio.

- Ni de coña? Joder, tampoco soy tan mala persona ni nada de eso, ni te fías un pelo eh. - Bromée otra vez.

- Por eso mismo quiero que nos veamos mas, para que me conozca, te conozca, nos conozcamos, entiendes?. Y si, vivo ahí en la parte baja de la ciudad, que se le conoce con muy mala fama y eso. -

Abrirme a ella, y que ella se abra a mi, sin pensar en cosas malas claro, era lo que quería, pero veo que ella no esta a favor de ello, y tengo que ponerme yo solo.

- Una niña pija que pinta.. Oye, te has llamado a ti misma niña pija? Vaya, me sigues sorprendiendo cada vez que hablamos mas. Y sobre el estilo.. Bueno, solamente puedo decir que, he tenido una vida entera para poder conseguir el mío, si estamos hablando de pintar en la pared.. - Contesté mientras alzaba mi cara, estirando mi cuello mirando al cielo soleado.

En un descuido suyo, cojí su móvil otra vez, que anteriormente me lo cojió, y al cojersela, me dejó el menú de su móvil puesto en las fotos que ésta tenía.
Me puse a mirar en ellas, y asombroso, ya no es sorprendente la palabra, ahora es asombroso. La chica pinta, sí, y no mierdas garabateadas en la pared, sino que sí sabe del tema.

- Tienes buen estilo, me gusta el constraste de colores y fondo que haces. Y tu trazo es espectacular, me sorprende para ser una niña pija. - Añadí.

Se ponía cada vez mas tensa, y sé que era por mí, que hago que ella se ponga mas tensa. Pero exactamente el por qúe de que la ponía tensa, no lo sabía, no sabía nada de ella, nada en absoluto, y eso hacía que me acercara mas a ella.

- Veo que mi imágen se ha deterriorado un poco mas con el hecho de que yo te haya cojido el móvil prestado. -

Y ví que su mano sangraba.

- Te has hecho daño?. - Pregunté mientras me acercaba para mirar su mano y por donde posó, y al mirarlo, había un clavo suelto en ella.

Me miraba fijamente, con odio y rabia, pero mi mirada hacia ella era de un chico bueno, a ver si con eso se tranquilizaba y dejaba su faceta de cabreada por un lado.

- Dejame ver tu mano, no te haré nada, solo intentaré ver si la herida es de corte profunda. - Dirijiendome a ella.

- Me has cambiado de tema, quería saber sobre lo de que tu pintas y eso. - Mientras la cojía de la mano.

- Para serte sincero, me has atraído, en resumen, te quiero a ti, poder conocerte, repito, me resultas tan.. no sé, y si me preguntas que otra cosa que quiero de ti, pues un beso no estaría mal. - Soltaba seriamente después bromée con lo segundo.

Y cada vez mas tensa, y mas tensa, y que me grita y que me rechaza, pero yo como un buen chaval, ofreciendo mi ayuda, pero bueno, sigo diciendo que la chica es todo un encanto, para mí, claro.
Aparté mi mano, ya que no quería mi ayuda.

- Te doy tu móvil, tanto aprecio que la tienes, pero que no te lo robe otra persona, eh?. - Contesté sin quitar la sonrisa de mi cara.

- Bueno, dejemos los temas, y lo del beso igual, ya que así no conseguiría nada. - Volví a alzar la mirada hacia el cielo.

- Y no preguntaré sobre como viviste en la calle, ya que noté que no te gusta que te pregunte, ni que sea tan pesado y cargante. - Seguí diciendo.

- Creo que tu actitud de ser una solitaria es una de las tantas cosas que me atraen de ti, yo también soy así, y puede que sea por eso, por qué quiera estar contigo siempre. Alguién que me entiende. -

- Y decepcionarme.. Bueno, yo ya me decepcioné tantas veces a mi mismo, como los demás a mí, pero como me ves sigo aquí. Es algo normal en el mundo eso, es parte de ello. - Susurré.

- Déjame ayudarte al menos en metertelo en el bolsillo, así no te manchas, puedo?. - Pregunté.