Re: Green Park

**Dafnée Moreau** Lun Ago 24, 2009 7:50 pm

Sigue escribiendo, a simple vista ignorante a la forma en la que el ruido del columpio cesa, o a la mera mirada de la joven que se sienta en él. Y en parte así es, porque su mente ha vuelto a sumergirse de nuevo en ese remanso de ensueño creado por su imaginación, existente solo para ella, lo bastante poderoso como para hacer cualquier pensamiento real, palpable y una armadura idónea contra cualquier golpe externo de la auténtica realidad. Su mano se mueve sobre el cuaderno como si tuviese vida propia.

Pero entonces algo la hace parpadear y enderezarse, al principio entornando los ojos y mirando al frente con la vista algo nublado. Siempre le cuesta posar de nuevo los pies en la tierra, y sus movimientos al mirar de nuevo a Dita son parsimoniosos, gráciles como los de una mariposa roja de trayectoria indefinida. Sonríe dulcemente, a modo de disculpa.

- Lo siento... no pretendía importunarte. Es que me pareciste idónea...

De nuevo cae en el mal hábito cuando entorna la mirada, sutil pero aguda como la de un gato callejero, y al instante prosigue con el vaivén de su pluma. Es tal la distracción que ni siquiera recuerda explicar a qué se refiere con ese comentario.

**Dita Alighieri** Lun Ago 24, 2009 8:22 pm

La mano de aquella hada se mueve por el papel, escribiendo a saber qué, pero tampoco importaba demasiado, el movimiento de su mano y su expresión eran simplemente hipnotizantes. Aquella chica tenía algo que hacía que olvidaras todo.

Tan concentrada estaba en mirarla que no me doy cuenta de que ha levantado la cabeza y me observa hasta que no habla. Es una voz suave, dulce, algo aniñada e inocente, incluso. Se mueve con una gracilidad y sencillez natural envidiable, hace que te sientas bruta y basta, aunque te muevas con suavidad y elegancia. No pueod evitar enrojecer un poco porque me había pillado mirándola fijamente. Entonce oigo que se disculpa y no puedo evitar fruncir el ceño de desconcierto. ¿Porque se disculaba? Una dulce sonrisa cruzaba su cara.

- No te disculpes, no me has molestado para nada, disculpame tú a mi, no quería ser tan descarada... - Respondo con voz suave pero algo azorada. - ¿Idónea? - Pero la chica había vuelto a bajar la cabeza y escribía. No puedo evitar mover los pies un poco debido al nerviosismo.

**Dafnée Moreau** Lun Ago 24, 2009 8:43 pm

La voz de Dita se abre paso en su escudo mental como fruto de un sueño, y reacciona tarde cuando, al fin, deja de escribir una vez más. En vez de responderle, recoge las piernas y se abraza las rodillas, meciéndose suavemente de alante atrás mientras su ígneo cabello se mueve al compás de la suave brisa. Sus ojos entornados y felinos se deleitan con la escena del frondoso parque lleno de risas y sonidos de niños, que juegan en los toboganes y columpios volviendo a los brazos de sus madres.

Sonríe con cierta nostalgia, aunque durante una efímera fracción de segundo esa sonrisa tiembla.

Por fin vuelve a mirarla, fijamente, aunque realidad parece capaz de ver más allá de las pupilas de la joven, captar más, acariciar más... con un movimiento algo más vital, ladea la cabeza para apoyarla en las rodillas y se encoge de hombros.

- Para ser la protagonista de mi cuento... una dama de las nieves solitaria vestida en prendas argenteas. Se lamenta en su palacio de hielo y sueña con encontrar calor y compañía... - dibuja una sonrisa tierna y a la vez enigmática, como si no estuviese diciendo nada raro, y desvía la vista para detenerla en un árbol lejano - En mi historia tiene un final feliz...

**Dita Alighieri** Lun Ago 24, 2009 9:31 pm

Sigo con el suave vaivén del columpio, solamente impulsado por el movimiento de mis pies en el suelo. La chica se mantiene en silencio aunque ha dejado de escribir, se aovilla y se dedica a contemplar el parque. No me molesta que no me responda o no inmediatamente vaya, no es un silencio incómodo y es como si otro mundo la abstrajera.

Otra vez me quedo embobada mirándola, una suave sonrisa cruza su cara y dirijo mi mirada en la misma dirección que la suya y veo a un niño en los brazos de su madre con una sonrisa de felicidad de oreja a oreja. No puedo evitar una media sonrisa. Por lo que me pasa por alto un ligero temblor en la sonrisa de ella. Vuelvo la mirada a ella y me encuentro con su mirada fija en mi, profundizando la conexión.

Entonces habla, esa dulce voz que dice que soy la idónea para ser la protagonista de su historia. No puedo evitar una sonrisa algo triste al escuchar la descripción de aquella dama. Extrañamente me sentía identificada con ella…

- Me gustan los finales felices, estos suelen escasear en la vida real… ¿Me dejarás leer tu cuento? – Le pido con un tono de voz suave y una sonrisa tierna. Tiene un aura inocente que la envuelve y que hace que inevitablemente quieras cuidar y saber más de ella.

**Dafnée Moreau** Lun Ago 24, 2009 11:01 pm

Nadie podría decir con certeza si aquel hada se ha percatado de la triste sonrisa de Dita, quizá de lo que piensa y teme su alma, porque sencillamente la mira fijamente y con una expresión completamente indescifrable, aunque no exenta de la cortesía de una dama que no quiere inmiscuirse en asuntos ajenos. Resulta chocante y fascinador ese aura que contrasta mucho con sus aires de gata callejera, de gestos tan sensuales como infantiles, como aquella misteriosa sonrisa sesgada que dibuja ante su comentario. Entreabre los pardos ojos y los fija en ella, una vez más.

- ¿Pero qué es la vida real...? - susurra con tono acariciante y suave, volviendo a encogerse de hombros mientras se apoya en el tronco del árbol y revisa lo que hay escrito en su libreta, con movimientos calmos - No lo sé... yo suelo forjarme mi propia realidad. En ella, los finales siempre son felices y no por ello lo que esperamos... o incluso lo que deseamos.

Tras haber soltado ese enigma permanece en silencio, sumida en sus cavilaciones. Hasta que Dita le pregunta si puede leer el cuento y sucede algo curioso: parpadea, con una imperceptible línea de sorpresa en los ojos, y medita la respuesta apartando cabizbaja la vista y jugueteando con un rojo mechón de pelo, que se lleva a los labios en un gesto inconsciente. Eso la hace parecer más humana que nunca. Humana y frágil, decreciendo de repente el aura de edad indefinida que tiende a envolverla para mostrar a su yo de edad real: una niña de diecisiete años. No piensa mucho, porque al final sonríe y ladea un poco la cabeza, como diciendo "no importa", mientras le tiende la libreta. Es también una invitación a que se acerque y se siente con ella, si quiere; y si lee el cuento descubrirá la facilidad poética que aquella joven tiene para manejar y entretejer las palabras, forjando un universo que atrapa con facilidad al lector y lo sumerge en la triste y melancólica historia de la Dama de las Nieves, que al final encuentra el calor en un príncipe maldito transformado en lobo invernal.

La verdad, resulta difícil saber si algo de esa historia tiene que ver con ella misma, aunque su inspiración para la protagonista haya sido la propia Dita.

**Dita Alighieri** Mar Ago 25, 2009 1:55 am

La chica realmente es una criatura fascinante, sus movimientos están llenos de matices contradictorios y casi prohibidos entre sí. Su oscura mirada fija en la mía, escucho atenta como diserta sobre lo que la realidad es para ella y con esa voz que parece un arrullo. Ojala me resultara a mi tan fácil eso de forjarme mi propia realidad…

- Tienes suerte de ser capaz de forjarte tu propia realidad… Yo no es que me queje de la mía, pero no soy completamente capaz de forjármela a mi gusto, como tú dices. Quisiera poder cambiarla un poco aunque fuera. – Le explico retomando el vaivén del columpio y desviando la mirada al suelo, incapaz de soportar tan penetrante mirada. Suspiro dándole vueltas al tema en mi cabeza, ojala siempre todo tuviera un final feliz…

La cara que pone respecto a mi petición de leer el cuento me sorprende un poco. Parece algo reticente y dubitativa en un primer momento, indecisa. Ese halo de distinción, que la hace ajena al resto, el que la hace ver diferente a los demás cae por un momento, dejando ver simplemente a una adolescente con un gusto particular. Pero no dura demasiado hasta que una dulce expresión aparece en su cara y me ofrece el cuaderno.

- Gracias – Le digo mientras detengo el columpio, me levanto y me acerco a ella. Tomo el cuaderno mientras me siento a su lado, sin importarme que pueda ensuciarme, dedicándole una suave sonrisa de agradecimiento.

Acomodándome a su lado y recostándome contra el árbol empiezo a leer. Escrito con bellas palabras, una historia que te atrapa y te hace meterte de lleno en ella, olvidando todo lo demás. Siento una conexión empática con la Dama de las Nieves muy fuerte, me siento reflejada en ella y deseosa de obtener yo también mi final feliz, aunque sea al lado de un príncipe maldito. Parece ser que la chica ha sido capaz de ver a simple vista todo lo que hay en mi interior. Algo que normalmente me asustaría pero que sorpresivamente no pasa, sino que resulta algo esperanzador encontrar alguien a quien no hace falta contar nada y sencillamente te comprenda.

- Es fantástico… Desearía tener ese final feliz yo también… - Comento echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos por un momento, intentando imaginar un final feliz para mí. Vuelvo a abrir los ojos y me giro hacia ella entregándole el cuaderno. – Toma, me ha encantado. Y por cierto, me llamo Dita – Me presento tendiéndole la mano y sonriéndole feliz.

**Dafnée Moreau** Mar Ago 25, 2009 5:39 pm

De nuevo se limita a sonreír, horadando a la joven sin pretenderlo con aquellos ojos capaces de traspasar, de leer el alma o por lo menos intuírla. Deja que se acerque y se siente a su lado sin dar muestras de nerviosismo, aunque se detecta algo extraño que la envuelve... algo humano, que invita a los demás a hacerle compañía pero, sin embargo, sin traspasar eso que la hace parecer eternamente solitaria.

Acentúa la sonrisa, impregnada de cierta tristeza implícita en todos y cada uno de sus gestos, mientras le tiende la libreta. No sin antes responder:

- Forjarte tu propia realidad tiene inconvenientes - pone los ojos en blanco con un lánguido suspiro y una mueca algo irónica, mientras observa el cielo techado de nubes - No vives jamás en el mundo real. Y eso también significa otra cosa... que siempre estás sola.

Se abraza las rodillas y entrecierra los ojos, apoyando una vez más la cabeza entre ellas y disfrutando del silencio que se hace mientras Dita lee su cuento. No hay palabras, y sin embargo establece una conexión velada con ella, una cuyo nexo es ese cuento plagado de certeras metáforas. Cuando acaba, deja escapar una risa musical y efímera y alarga la mano para recuperar la libreta, que curiosamente abraza con fuerza, como si aquel objeto le aportase un calor especial y le doliera sinceramente desprenderse de él, aunque solo fuesen unos minutos. Entierra los labios en el extremo de la libreta y pierde los ojos en la totalidad del parque.

- Bueno, puedes tenerlo. Solo tienes que soñarlo - en labios de cualquier otro esas palabras sonarían pretenciosas, frívolas y melodramáticas hasta la exageración, pero ella las pronuncia como si fuesen una verdad llena de luz. Una verdad cierta, tanto que resulta gracioso no habérsela planteado antes. La mira de soslayo con otra suave sonrisa - Yo soy Dafnée... me alegra poder gozar del placer de tu compañía, Dita.

**Dita Alighieri** Miér Ago 26, 2009 9:33 pm

Escucho y observo atenta su explicación. Su semblante, cuando habla o simplemente calla y observa, está matizado por una aura de tristeza y soledad. Y es exactamente de eso de lo que habla.

- La soledad no es mala pero… La amo tanto como la temo. – Comento jugueteando con el pelo. Y observando como se abraza al cuaderno, como si fuera una parte suya de la que depende.

Suspiro ante su respuesta. – Si solo fuera tan fácil como dices… Pero ya me gustaría a mí quedar satisfecha con solo soñar con ello…- Mi mirada se pasea sin rumbo fijo por el parque. Vuelvo a suspirar y giro la cabeza hacia la muchacha de ígneo pelo. – Para mí también es un placer, Dafnée.

Mi mirada se pierde en Dafnée, es una chica bellísima, una versión moderna de una muñeca antigua. Como una especie a parte…

- Dime Dafnée, ¿a parte de escribir, haces algo más? ¿Dibujas, cantas, tocas…? – Daba la impresión que ella estuviera hecha para el arte, muy probablemente sería la musa, la inspiración de muchos artistas. Me gustaba el arte, leer era mi vicio y mi pasión. Escuchar música, tocar… Y disfrutaba viendo a los artistas trabajar.

**Dafnée Moreau** Miér Ago 26, 2009 10:03 pm

Deja de abrazar la libreta tras un instante y, con la grácil lentitud de un ave, vuelve a abrirlo para seguir escribiendo a saber qué; cualquiera diría que no escucha ni una palabra de lo que Dita dice, y en parte así es... cuando deja volar su imaginación hay una red de hielo que irónicamente la mantiene envuelta en una jaula de calor, aislada no obstante del mundo pero, a su vez, muy consciente de todo sentimiento desprendido por cada hombre, mujer y niño. Resulta humana y al mismo tiempo de espíritu inalcanzable.

Solo en parte... sus ojos soñadores mantienen un leve matiz de lucidez. Ésa es la única prueba feaciente, y no del todo segura, de que está oyendo algo más allá del oleaje onírico de su inconsciencia. Y el comentario acerca de la soledad, curiosamente, arranca de sus labios una sonrisa a medias, impregnada de oscuro y amargo sarcasmo. Esa expresión no la suele mostrar mucho, y nunca a conciencia, pero tal vez no sepa que en más de uno ha generado cierto sentimiento de aterrada fascinación... como si se encontrasen ante una criatura dual.

En realidad piensa que... la soledad no es ni buena ni mala. Es necesaria, al menos en su caso. Para que las artimañas de Gerald no la afecten. Para que el cariño de su nueva familia no termine ahogándola con grilletes de plata. Para que... ellos... no la encuentren...

Ante sus preguntas no responde de inmediato, sino que deja de escribir y se queda unos segundos absorta con una sonrisa tierna y serena. Coge una flor blanca al pie del árbol, la huele y, acentuando la sonrisa como una niña, la acerca a Dita y se la coloca en el pelo. Ladea la cabeza y tuerce los labios, pasándose el índice por el inferior como analizando el "peinado" y añadiéndole al gesto un tinte travieso.

- Te queda bien... - acto seguido se encoge de hombros y se dedica a repasar lo escrito - Hago un poco de todo. Soy... una especie de trovadora errante, ya no quedamos muchos... - hace una pausa, antes de mirarla de soslayo y añadir en un susurro, ya con cierta familiaridad: - ¿Eres uno de ellos...? Yo diría que sí.

**Dita Alighieri** Lun Ago 31, 2009 1:16 am

Una vez más, Dafnée, vuelve a su mundo de fantasía e irrealidad por lo que yo, simplemente, intento dejar la mente en blanco mientras cierro los ojos y siento la brisa.
A su lado, me siento insignificante, esa forma de actuar, de ser, de pensar, hace que te sientas diminuta y tonta en comparación…

Mi momento de alienación termina al ver de reojo a Dafnée dejar de escribir. Ver a la chica coger una flor y olerla le confiere el aspecto de una niña, inocente y tierna. En mi rostro se ve reflejado un leve asombro, pues que me coloque la flor en el pelo me toma por sorpresa. Mi imagen podría emular a la de una joven sacada de una foto de los años 40. Mis mejillas adoptan un leve tono rojizo. No es algo que pasara habitualmente, pero ese gesto tan adorable me había emocionado.

- Gr-gracias…- Raro era que me quedara sin palabras o que tartamudeara, pero la sola situación ya era diferente de por sí. Me llevo una mano hacia donde la flor esta situada, pero sin llegar a tocarla. – Una trovadora errante – Susurro en el mismo momento que ella lo dice, repitiendo sus palabras. En ese momento se me antoja una Dafnée vestida como una trovadora, andando y recitando por las calles de una ciudad medieval, encantando a todo aquél que pasa cerca de ella. Vuelvo a la realidad, alejándome de la ensoñación idílica pintada en mi mente. Me quedo embelesada con su rostro en el momento que susurra. – No creo que sea digna de formar parte de tan intrínseco círculo… - Las palabras salen solas, aún embelesada.

Un estridente sonido hace que despierte. Cojo el bolso y busco el móvil pero antes de llegar a encontrarlo ha parado. Una llamada perdida de mis padres. Miro la hora pues es muy raro que llamen, aunque en el momento que veo lo tarde que es lo entiendo.

- Dafnée ha sido un verdadero placer conocerte, espero tener la oportunidad de volver a encontrarte. Muchas gracias por los regalos, significan mucho… - Digo señalando la flor de mi pelo mientras poco a poco me levanto, pasándome la mano por los pantalones, para quitar cualquier cosa que se haya pegado a ellos. – Si escribes algo más me gustaría leerlo, porque mira, ya tienes una fan. – Comento en tono jocoso, pero diciendo la más pura verdad, mientras le hago un guiño. – Nos vemos.

Y después de dedicarle una suave sonrisa, me dirijo a paso ligero hacia casa.

**Jack Norton** Dom Sep 20, 2009 1:10 pm

Llegó cinco minutos tarde al lugar donde había quedado con Zeth, pero afortunadamente no encontró allí al chico con cara de cabreo. Suspiró aliviado y se dirigió al banco más cercano para dejar los trastos: el skate, la funda de la guitarra y una mochilla llena de Dios sabía qué.
Por último se sentó él y cruzó la pierna derecha sobre la izquierda, dejando el tobillo encima de la rodilla contraria. Había venido a toda leche desde el Golden, y no había sido un camino precisamente corto. Todo porque a su pequeño alumno no le salía la cejilla del si bemol... Normal, tenía nueve años y las manos demasiado pequeñas. Ya crecería.
A pesar de todos sus esfuerzos por evitarlo estaba nervioso. ¿Cómo iba a saludar a Zeth? ¿Y qué le diría? Eso le remitía a otro problema más inmediato, que eran sus piercings.
Procedió a quitarse los dos del labio inferior con cuidado y los guardó en la mochila. No es que esperara nada demasiado salvaje, pero prefería evitar accidentes. En una ocasión había besado a una chica con ortodoncia y la cosa casi acabó en desgracia.

**Zeth A. Drakos** Dom Sep 20, 2009 1:27 pm

Andando a paso ligero apareció por el Green Park, con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón. Llegaba un poco tarde, como consecuencia de haberse levantado un poco tarde. Había estado jugando en su casa al Pro con Dean hasta las tantas de la noche, por lo que se había dormido casi cuando amanecía. Aún así, aún no le había mencionado nada de lo ocurrido después de la fiesta.

Caminó con algo de prisa hacia su punto de encuentro con Jack y lo encontró a escasos metros, sentado en un banco, rodeado de su skate, una mochila y... lo que parecía una guitarra enfundada.

- ¡Hey! -saludó, sacando una mano del bolsillo para después alzarla. Se acercó hasta el banco, sin saber muy bien cómo iba a saludarle. ¿Dos besos? No. Demasiado femenino. ¿Apreton de manos? Tampoco, demasiado formal. ¿Palmadita en la espalda? Menos, no quería parecer que después de lo del parque iba en plan coleguita Optó por sentarse al lado, notando como de nuevo se le hacía un nudo en la garganta, ésta vez más pequeño que el del otro día- ¿Qué hay? Lo siento, he llagado un poco tarde... -se disculpó, llevándose una mano a la nuca y revolviéndose sin darse cuenta el pelo- Pero quería verte...

**Jack Norton** Dom Sep 20, 2009 1:38 pm

Esperaba que la forma de saludar de Zeth le ayudara a salir de dudas, pero el chico se limitó a sentarse a su lado sin aclarar absolutamente nada.
- Solo diez minutos. - Le tranquilizó Jack.
Prefirió no confesarle que él mismo acababa de aparecer por allí a toda prisa, porque eso no daba una imagen demasiado buena de su persona. Se giró hacia el otro para preguntarle por su vida en general, pero luego decidió que era una tontería llevar ese tipo de conversación como si no se conocieran de nada y optó por inclinarse para darle un beso en la mejilla.
- Yo también quería verte. - Dijo, sonriendo.
Después subió los pies al banco y apoyó los antebrazos sobre sus rodillas. Había reflexionado sobre esa ¿relación? desde la noche de la fiesta, y finalmente había llegado a la conclusión de que lo más sensato era precisamente no pensar. Hacer lo que fuera surgiendo y ver cómo se desarrollaba la cosa.
- ¿Cuántos años tienes? - Preguntó acto seguido. - ¿Cómo te apellidas? ¿Dónde vives?
Parecía del FBI, pero es que realmente no sabía nada de Zeth y tenía curiosidad.

**Zeth A. Drakos** Dom Sep 20, 2009 1:51 pm

La verdad es que saber que había llegado diez minutos tarde no le tranquilizaba para nada, pero decidió dejar ese pequeño detalle a un lado. No pudo evitar sonreir y sonrojarse levemente al notar los labios de Jack en su mejilla. La verdad, no se lo había esperado.

Por un momento iba a comenzar a hablar, sin tener aún muy claro lo que diría cuando Jack se le adelantó. Alzó una ceja al escuchar tal retaíla de preguntas, pero igualmente sonrió, divertido.

- Tengo veinte años. Drakos, de origen Griego. Sí, soy griego, aunque hace mucho que no viajo para ver a la familia -puntualizó, meneando un poco después la cabeza. Señaló en una dirección con su mano derecha-. A unos diez minutos, el 39 de Frank Brown... ¿Necesita mi carnet de identidad, teniente? -preguntó, comenzando a rebuscar en su bolsillo en busca de éste

**Jack Norton** Dom Sep 20, 2009 2:02 pm

- Vaya, así que griego. - Se sorprendió Jack. - Qué cosas aprende uno preguntando.
Soltó una carcajada cuando le vio dispuesto a sacar el carnet.
- No, guárdalo, me fiaré de ti. - Le detuvo. - Yo me apellido Norton, tengo diecinueve y vivo en el R&B. Soy un macarra barriobajero.
El tono con el que dijo la última frase dejaba claro que era una broma, aunque técnicamente lo fuera: pintaba graffitis e iba con una banda poco recomendable de tíos que solían meterse en peleas por la causa más estúpida.
- Y no pienso enseñarte mis documentos porque salgo horroroso en la foto. - Añadió por si acaso.
No conocía a nadie que saliera bien, a todo el mundo le habían pillado con una cara extraña y los ojos rojos, o mirando hacia otro lado, o con expresión asustada. La de Jack tenía tres años de antigüedad y parecía otra persona totalmente distinta.

**Zeth A. Drakos** Dom Sep 20, 2009 2:16 pm

Detuvo la búsqueda de la cartera al escuchar a Jack. De todos modos no le podría haber enseñado el carnet por que se acababa de dar cuenta de que con las prisas se había olvidado la cartera en casa. Perfecto...

- ¿Diecinueve? Te hacía algo más mayor -comentó, por el simple hecho de comentar- Oh, creo que podré convivir con eso -dijo, en respuesta a su última frase. La verdad es que poco le importaba si era un macarra barriobajero del R&B o un pijo del Golden drogadicto. Por ultimo soltó una carcajada al escuchar lo de la documentación. Él tampoco salía bien, no era muy fotogénico que digamos-. Vaya, no soy el único al que las cámaras odian. Eso me hace sentir un poco mejor -dijo, recordando de nuevo que se había dejado la cartera en casa. Ir sin documentación por la calle no le hacía mucha gracia, aunque tampoco creía que un policía fuera a pararle por la calle precisamente a él.

Finalmente meneó la cabeza y se levantó del banco.

- Con el cachondeo del carnet me he dado cuenta de que me he dejado la cartera en casa. No está muy lejos de aquí... ¿Pasamos por allí un momento y despues... vamos a comer a algún lado? -propuso.

**Jack Norton** Dom Sep 20, 2009 2:21 pm

Jack no podía saber si tenía hambre o no porque desde que Zeth había llegado se le había instalado un tembleque permanente que anulaba todo lo demás. Miró su reloj de pulsera y vio que, en efecto, no era una hora descabellada para llevarse algo a la boca.
- Vale. - Accedió. - Así puedo dejar allí los trastos, si no te importa...
No creía que fuera buena idea ir a comer con la guitarra, el patín y la mochila encima. Parecía un tío sin casa que se veía obligado a cargar a cuestas todas sus pertenencias.
Se levantó también y se cargó a la espalda las cosas, que a base de práctica ya encajaban bien unas con otras y se hacían relativamente fáciles de transportar.
- Tú dirás. - Le dijo, indicando que le seguía.
No creía que Zeth pudiera salir mal en ninguna foto, francamente, porque era un hecho que no andaba mal servido de aspecto físico. Seguiría siendo guapo hasta con los ojos bizcos, pero es algo que se abstuvo de comentar, obviamente. No quería quedar como un cursi rematado.

**Zeth A. Drakos** Dom Sep 20, 2009 3:54 pm

- Claro que no... No vas a ir cargando con todo eso todo el rato -dijo, observando como Jack se cargaba todo aquello a la espalda. Al parecer estaba acostumbrado.

De nuevo, señaló hacia un punto concreto y se puso en marcha al escucharle. Su casa no estaba muy lejos, exáctamente a unos diez minutos. Los diez minutos que había llegado tarde. Tanteó con las manos en su bosillo para asegurarse de que llevaba las llaves y no se las había dejado en casa, como había pasado con la cartera. Una vez que comprobó que Jack le seguía aminoró un poco el paso para ponerse a su altura, sonrió y tomó su papel de guía, saliendo pocos segundos después los dos del parque.

**Robert Rumsfeld** Miér Sep 30, 2009 4:22 pm

Caminando por el lugar con una gran bolsa de deporte, el profesor de educación física se desplaza hasta su casa después de un día bastante relajado de clases. Por lo visto la mitad de los alumnos de las clases que hoy les tocaban estaban medio dormidos fruto de una noche sin dormir, y otra intentado pasar la borrachera que llevaban. No le habría preocupado en absoluto ese tipo de cosas, viniedole de perlas pasar una clase relajada son dar temario, dejando a los chicos conversar, jugar lo que quisieran...

Su cara seria no miraba nada más que al frente esperando encontrar la esquina adecuada para torcer y poder encontrar su calle, dado que a pesar de lo que pareciera con ese cuerpo musculado, él también sobrepasaba la línea límite muchos días.

Unos niños juegan a la pelota en la plaza, y él no duda en chutarles la pelota realizando un bonito pase, dejandoles algo sorprendidos, y mostrandole una agradeida sonrisa infntil, pero él no agradece el gesto, sino que vuelve su vista al frente otra vez, y los gritos de los niños vuelven a llenar la plaza, haciendole a él perderse en su propia mente, pensando que debería hacer aquella tarde, o si había algo importante.

**Elisabeth M. Gray** Jue Nov 12, 2009 12:59 am

Con un batido entres sus manos y la pajita entre sus labios apareció Liz en el parque de la zona WhiteStone.
Chequeó el lugar con una rápida ojeada y se dirigió hacia los columpios, ya vacíos puesto a que los más pequeños debían estar durmiendo en sus casas la siesta.
No tardó en dejarse caer en uno de ellos y empujarse suavemente con los pies con el fin de columpiarse y balancearse mientras bebía su refresco sonriente

**Joe Schmeichel** Jue Nov 12, 2009 1:09 am

- Joder... si que careces de buen gusto... - murmura, como cansado, al echar un vistazo a la zona a la que le ha traido y el cutre quiosco en el que ha ido a elegir el batido-. Al menos estará bueno, ¿no? - Desliza suavemente el dedo índice por el acero que sujeta el sillín y la observa detenidamente-. ¿Sabes? Estoy realmente sorprendido... quién me iba a decir que acabarías aceptando salir conmigo por pie propio... - termina el cigarro y lo apaga contra el suelo.

**Elisabeth M. Gray** Jue Nov 12, 2009 1:14 am

La chica puso los ojos en blanco, gesto que estaba empezando a habituarse de estar demasiado tiempo con Joe.
- Eres más quejica que mi abuela, joder- espetó zarandeando la cabeza

Enarcó una ceja ante su comentario y tardó unos segundos en comprender lo que estaba diciendo. Se puso en pie de un respingo con los ojos como platos
- ¿Salir contigo?- exclamó sorprendida- ¡Solo me invitaste a un batido con un dinero que ni siquiera era tuyo! Eso no es salir- se mordió ligeramente el labio inferior, sentándose de nuevo con el ceño ligeramente fruncido. Quizás no debería haber aceptado

**Joe Schmeichel** Jue Nov 12, 2009 1:19 am

- Salir conmigo... damos una vuelta, y tomamos algo... - trata de explicar, como si le hablara a un niño de cinco años. Se sopla el flequillo, molesto porque siga pesada con el tema del dinero-. ¿Puedes olvidarte de quien coño sea el dinero y disfrutar un poco? Esta mierda... - habla del batido-. te va a saber a rayos y te saldrán arrugas antes de los veinticinco como sigas siendo tan irritante. Ademas... dejarás de gustarme... - termina diciendo, con una ligera media sonrisa en el rostro.

**Elisabeth M. Gray** Jue Nov 12, 2009 1:25 am

La chica ladeó la cabeza, viendo su confusión y avergonzándose, sin exponerlo en alto, de ella de inmediato.
- A saber lo que dirán de mi mañana...- se limitó a murmurar

Cuando habló le miró con los ojos abiertos de par en par y después rió de buen gusto
- Quizás debería en serio plantearme si seguir irritante entonces- respondió con una carcajada-No soy rica ni especialmente guapa, ¿seguirás fingiendo que no es eso lo que buscáis todos?- Liz se encogió de hombros y, dándole un trago a su bebida, siguió columpiándose

**Joe Schmeichel** Jue Nov 12, 2009 1:32 am

Su gesto se torna mas agrio de lo normal ante el comentario de "el qué dirán", decide omitirlo, hasta que ella vuelva a hablar, cuando ya no puede controlar su rabia.
- Todos... ¿Quién son todos? Espero que ni por un instante hayas osado meterme en el mismo puto saco que a todos tus putos compañeros... - la espeta, alzando la voz-. Tanto dinero lo único que consigue es que no sepan ir mas allá de los propios putos bienes materiales. Los que no conocemos eso... no somos así, así que no te permito que me iguales a ellos porque me da asco, ¿eh? - La advierte, con los puños cerrados y la vena del cuello ligeramente palpitante.

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