Lexintong, ático nº24

Sus miradas me daban miedo, me daba miedo la almohada, el oso, la tía con el pelo azul, todo. Y todo por culpa de tener frío, quién me mandaba a mi meterme en situaciones de ese tipo? Es que no hay remedio.

Ella se reía sin parar, mientras la otra dale que te pego con la almohada, y yo? Bueno, yo agonizaba como un pato con una ala rota. Tanto había viajado y visto y al final me doblegaba una tía con pelo azul armada con una almohada muy rara.. Vamos, para echarme una foto.

- Que pervertido no soy!!! Fue ella quién me invitó a su cama, y yo soy el pervertido?? Pero de que vais!!! - Grité después de darme un almohadazo en la mandibula.

Mientras intentaba esquivar los golpes y vocalizar a la vez, ví que ella se dormía, pero mala suerte, golpe que se lleva también.

- Atunero?? Si yo no trabajo en una pescadería!! - Intenté decir, a la vez que me seguía lloviendo golpes..

Si me lloviera de la misma manera el dinero, estaría mejor.

Hola? Alguién me puede explicar esto por favor? Vamos a ver, piensa que ella y yo, en la cama, ahí mismo??.. Vale, puede que tenga pintas de "atunero", pescador, pescadero, vagabundo, chico de recados o cualquier otro tonteria parecida, hasta de pervertido salido, pero no se me ocurrió eso en ningún momento.

- Ves como tenía razón? - Metiendo caña ya que por una vez, tengo razón.

- ... protección? Si yo vine aquí a descansar en la cómoda cama!! Suave y blandita.. No pensé en eso, sinceramente.. - Contesté a lo que dijo la chica de pelo azul.

- Pues si que es apoteosica, algo en común teneis de caracter, vaya. - Proseguí.

No llegaba a imaginar cuantos tipos entraron en la habitación y salió con una trauma para mear y no echar gota. Esa chica ahuyentaría hasta a Godzilla, si la pilla en mal momento.

Seguía boquiabierto, sin saber asumir lo que acababa de pasar. Pero bueno, lo mejor era que ya salió, pensando de que haremos algo raro en la habitación.

- No sé como explicar mi estado ahora. No sé si estoy acojonao o si tengo sueño, cansado.. - Volviendome a tumbar en la cama, boca arriba, mirando el techo atolondrado por todo lo que estaba ocurriendo.

Lo dicho, la cosa daba mas tumbos que un barco construido por un ciego.

- Me estas invitando a que duerma, placidamente, en tu cama? Y como compañía, tu a mi lado? -

Pregunté curioso y algo confundido, ya que creía que iba a ser subir, hablar, e irme, pero visto lo visto, y hecho lo que hice, pues no. Pero yo encantado claro está, por mi..

- Cuando te despiertes, espero que no te asustes si te tengo abrazada o algo de eso. - Mientras me acomodaba en la cama, tapandome con el edredón y dandome la vuelta, poniendome otra vez en el borde.

Me giré un poco, para mirarla de reojo.

- Si quieres, te abrazo ahora, y así me ahorro el recorrido de varios centimetros que nos separa. -

Cojí la almohada que tenía en la cabeza y le dí algo de forma redonda. Era suave, si, pero mas suave era la piel de Alissa. Notaba que ella estaba mucho mas cansada que yo.

No sé si debía considerarlo como un insulto, pero viniendo de ella, daba igual si lo dijera de malas maneras.

- Piel suave.. - Susurré pensando en alto.

Ella se acercó a mi, y se apoyó en mi hombro. Yo la veía tan tranquíla, sin preocupación alguno por ello. Y eso me alegraba mas a mi.

- Indeciso? Vaya. me han llamado de todo menos de eso. - Bromée mientras la sonreía delicadamente.

- Mas cosas? Aparte de indeciso, no sé que otra cosa me podrías decir. - Solté riendome.

La miraba, ella tenía los ojos cerrados, pero nada pensativa. Tranquíla, libre.. Miré al techo, y moví la mirada hacia la ventana, aún estaba oscuro, pero el cielo se volvía de un color morado oscuro. Eso significaba que dentro de una hora o dos, amanecería, y tendría que irme de ahí.

Bajé la cabeza otra vez, moví mi mano hacia su cara haciendo que ella me mirara, estuve un buen rato mirandola en los ojos, acariciandola. Y cerré los míos, no para dormirme, sino por otra cosa, difiícil de explicar.

Día y noche sin parar de ocurrir cosas, y ese momento fue la mejor de todas, ya que sentía como la tranquilizaba todo ello, sin presión.

Abrí los ojos y ella estaba casi encima de mi. Puede que me quedara algo dormido por un momento, pero la vi. Besandome, saboreaba sus labios rosados que tanto me encantaba de ella.
La cojí por la cintura y la subí encima mía, suavemente. Noté en el tacto que la sujetaba con mis manos puesta en su piel.

Jugué con sus labios pasando mi lengua por ellas, mientras yo estaba en un estado mezcla de dormido, tranquílo y relajado.

Y su hermana? Podía entrar en cualquier momento, y eso nos jodería. Bueno, por mi parte si, claro está.

- Tu hermana no va a entrar, no?. - Pregunté sin quitar mis labios de las suyas.

Ya lo que me faltaría ahora, es otra lluvia de golpes con almohada dura y osito de peluche.
Que si nos veía, fijo que yo recibía los golpes dobles pagando el pato de Alissa.

- Da un poco de miedo los golpes que dá.. Sinceramente. - La contesté algo avergonzado.

- Así que no entrará eh.. - Susurré girando la cabeza hacia otro lado.

Yo en el momento justo, no pensaba en nada especial. Y decir especial es, alguna guarrada.

- Me has quitado el sueño de golpe, pero bueno. -

La sonreía de una manera rara, mientras me acercaba alzando mi cabeza hacia ella.

- No la molestará que nos vea así, no?. -

No sé el porqué de tantas preguntas, pero la miraba en los ojos y era quedarme en blanco.. Totalmente.

La acariciaba en la espalda, subiendo un poco su camiseta, rozando su piel suave y fría.

- Pues a mi si me importa ya que soy yo quién recibe los golpes. - Bromée pasando mi nariz en sus labios.

Y la cojí acercando mas su cuerpo hacia mi, dejando caer todo su peso hacia mi pecho. Mordí su labio inferior casi sin hcaer fuerza.

- Bueno, da igual si me da con un oso o con un yunke. - Bromée otra vez.