Lust and Pain
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Ulises J. Kane
Gabriel "Leir" Dawson
Aidan Livermoore
Hibiki "Wahn" Takuma
Edward Carnby
Tara Mayfair
Juez Smith
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Re: Lust and Pain
Ya se está preparando para jugar con ella cuando menciona que la idea de atarla sumaría excitación. No es que no lo vea así, es que simplemente no se le ha ocurrido. Se da un par de golpectiso en la frente, algo cómicos aunque ella no los ve:
- Cierto, cierto...- Se encamina de nuevo a la mesa, dejando la cubitera en el borde de la cama y cogiendo un par de esposas. Se acerca a ella, tumbándose a horcajada e inclinando su cuerpo hasta que quedan pegados. Primero la besa de forma posesiva, con ansias, jugueteando con su lengua de forma frenética durante unos pocos segundos antes de hacerla estirar los brazos y esposarla al cabezal de la cama. Como solo logra atrar una mano, se vuelve a levantar y coge otro juego más, con el que ata la mano libre, quedando ella con los brazos extendidos y totalmente a su merced:
- Vaya, pues sí que le da morbo, sí...- Sin más comienza a besar y morder su cuello, descendiendo sin demasiada prisa por su cuerpo hasta llegar al sujetador, dónde se deleita con la porción de piel visible hasta que los baja un poco. Pero no les da su merecido trato ya que desciende hasta su vientre entre besos, mordiscos y algún que otro lametón.
Estira su mano y acerca la cubitera, tomando un solo hielo entre sus dedos... Y poco a poco lo pasa desde el borde de sus pantalones hasta su garganta, pasando por su escote y las cimas de sus senos, dejando que la sensación fría la embriague, que se estremezza... Realiza el recorrido un par de veces sólo con el hielo, antes de que a la tercera vez allá por dónde pasa el hielo pasa su aliento cálido y su lengua, deleitándose con cada porción de piel.
- Cierto, cierto...- Se encamina de nuevo a la mesa, dejando la cubitera en el borde de la cama y cogiendo un par de esposas. Se acerca a ella, tumbándose a horcajada e inclinando su cuerpo hasta que quedan pegados. Primero la besa de forma posesiva, con ansias, jugueteando con su lengua de forma frenética durante unos pocos segundos antes de hacerla estirar los brazos y esposarla al cabezal de la cama. Como solo logra atrar una mano, se vuelve a levantar y coge otro juego más, con el que ata la mano libre, quedando ella con los brazos extendidos y totalmente a su merced:
- Vaya, pues sí que le da morbo, sí...- Sin más comienza a besar y morder su cuello, descendiendo sin demasiada prisa por su cuerpo hasta llegar al sujetador, dónde se deleita con la porción de piel visible hasta que los baja un poco. Pero no les da su merecido trato ya que desciende hasta su vientre entre besos, mordiscos y algún que otro lametón.
Estira su mano y acerca la cubitera, tomando un solo hielo entre sus dedos... Y poco a poco lo pasa desde el borde de sus pantalones hasta su garganta, pasando por su escote y las cimas de sus senos, dejando que la sensación fría la embriague, que se estremezza... Realiza el recorrido un par de veces sólo con el hielo, antes de que a la tercera vez allá por dónde pasa el hielo pasa su aliento cálido y su lengua, deleitándose con cada porción de piel.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Fecha de inscripción : 17/07/2009
Re: Lust and Pain
Su piel responde a la caricia erizandose y haciendo que su cuerpo se estremeciera cin suaves escalofrios, en aquellos momentos se la esta jugando con él, había apostado fuerte y podía estar equivocada y salir muy escaldada de aquella experiencia, aque por ahora todo apuntaba aunque no se había equivacado en aquel juego.
Le gustaba que aquel chicoo no fuera uno de esos retorcidos niños snoob, tenía una frescura de la que ellos carecían, no estaba pendiente de unas normas que les convertía en viejos resabiados,
La caricia de su legua sobre su piel, calida en contraste con el frio le provoco un gemido y nuevos escalofrios. El sonido de las esposas al forcejear con el cabecera indicaba que la respuesta instintiva de su cuerpo ante ese acto era acariciar aquel cuerpo.
Se mntenia en sislencio con la excepción de gemidos y jadeos, en esos momentos las palabras estorbaban tanto como la ropa.
Le gustaba que aquel chicoo no fuera uno de esos retorcidos niños snoob, tenía una frescura de la que ellos carecían, no estaba pendiente de unas normas que les convertía en viejos resabiados,
La caricia de su legua sobre su piel, calida en contraste con el frio le provoco un gemido y nuevos escalofrios. El sonido de las esposas al forcejear con el cabecera indicaba que la respuesta instintiva de su cuerpo ante ese acto era acariciar aquel cuerpo.
Se mntenia en sislencio con la excepción de gemidos y jadeos, en esos momentos las palabras estorbaban tanto como la ropa.
Tara Mayfair- Estudiante del St. Mary
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Fecha de inscripción : 09/07/2009
Re: Lust and Pain
- Spoiler:
- - Tiemblas como una hoja al viento... Me gusta...- Comenta, cesando por un momento su labor una vez ha llegado hasta su garganta, bajando sus manos y desabrochándole los pantalones con soberana rapidez, tirando hacia abajo hasta que quedan fuera del lugar. Hace lo mismo con la ropa interior, dejándola desnuda en lo que él se quita de un movimiento suave su camiseta de rejilla, dejando visibles varias ccatrices y lso tatuajes que llegan hasta los hombros en su máximo esplendor.
Sus ojos se turbian ante la imagen de la chica desnuda y sometida a él ante sus narices, es curioso por qué nunca había hecho algo así, y le gustaba.... Recoge otro hielo y lo pasa ahora por sus piernas, especialmente por la zona de los muslos, dónde luego pasa su lengua, ascendiendo de forma lenta pero sin parar hasta aquel centro de placer que ahora desea degustar, juguetón como es él.
Tiene el descaro de pasar el hielo directamente por la zona, y de frma lenta y agónica, antes de comenzar a repartir caricias con sus labios y su lengua en una danza que se torna traviesa y rápida al cabo de unos pocos segundos, tal y como es él.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Fecha de inscripción : 17/07/2009
Re: Lust and Pain
- Spoiler:
- Rozando a la locura se encuentra, le gusta la sensación de sentirse suya, sentirse rendida a él y cederle por completo el poder, comportandose como una criatura indefensa.
Sus respiración es agitada, jadeos acompasados y suaves genidos cuando alguna caricia traviesa zona alguna zona prohibida. Deja escapar un gemido cuando termina de desnudarla y siente el frio contra su piel, arqueando la espalda como un felino.
Sus sentidos se nublan y se saturan ante el contraste de sus caricias, por un lado la calidez de su lengua y su aliento y por otro el frio del hielo contra su piel, sobre todo en aquel templo de placer. Sus gemidos se vuelven gritos, mientras sus manos se aferran al cabecero de la cama, como si temiera caerse a algun abismo del cual el no la pueda sacar.
Estalla una primera vez y todo su cuerpo tiembla y se estremece.
-Quiero tocarte.-dice entre una mezcla de suplica y orden.
Tara Mayfair- Estudiante del St. Mary
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Fecha de inscripción : 09/07/2009
Re: Lust and Pain
- Spoiler:
- Una vez logra su objetivo se separa unos centímetros, recuperando poco a poco el ritmo de su respiración y la "normalidad", ya que sigue demasiado caliente como para ahora ponerse a pensar en frío, cuando de hecho ni estando normal piensa en frío.
Cuando la escucha suelta una carcajada, sentándose a horcajadas sobre ell y quitándose la camiseta de unmovimiento suave, tirándola a un lado. Se encorva sobre ella,pegando ambos cuerpos y besando sus labios con pasión durante varios segundos, antes de estirar sus manos y agarrarse a cabezal, para poco a poco pasar su cuerpo por encima de ella y por ende de sus labios. Repite el movimiento un par de veces antes de quitarle las esposas, sonriendo divertido a él también le gusta disfrutar:
- Te dejo tocar... Pero no ver,¿ estamos?- Le aclara por si acaso, tomando las manos de ella y guiándolas por su propio cuerpo, desde su cuello hasta más allá de los piratas negros.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Fecha de inscripción : 17/07/2009
Re: Lust and Pain
- Spoiler:
- Lo primero que hacel al verse libre de los grilletes es librarse del sujetador que empezaba a serle incomodo. Y despues comienza a acariciar el cuerpo del chico, entreteniendose en las cicatrices que marcan su espalda y pecho, sintiendolas aun mas por la ceguera,
Busca sus labios a tientas para saborearlos con intensidad, esta hambrienta de ellos. Le gusta su sabor y su intensidad aunque en esos momentos hecha de menos el contacto con sus ojos. Aun asi cumple las reglas y no se quita la venda.
-Ahora me toca a mi...
Le empuja con suavidad sobre la cama y si situa sobre él, tiene pensado devolverle el placer por lo que comienza a descender con besos sobre su pecho mientras lo araña con suavidad. sus manos se vuelven algo torpes cuando llega al pantalon sus gestos se vuelven algo torpes pues la falta de visión y el deseo la vuelven precipitada y hierra varias veces antes de conseguir abrir el pantalon.
cuando lo consigue se libra con ansia de ellos y de la prenda interior. Sus manos acarician el nucleo del placer del chico ante de que sus labios atrapen son suavidad la llama que arde en ellos y la aviven con expertas caricias, esta claro que no era la primera vez que hacia aquello.
Tara Mayfair- Estudiante del St. Mary
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Fecha de inscripción : 09/07/2009
Re: Lust and Pain
- Spoiler:
- Se deja voltear, porque en su mundo le parece justo que sea ella la que ahora se entretenga, aunque se alegra de ver que no se quita la venda y cumple las normas que ha impuesto. Se estremece de forma sutil, estremecimientos acompañados de suaves jadeos entrecortados cuando comienza a descender por su cuerpo entre besos y suaves arañazos... Suelta una carcajada que le sale ligeramente ronca al ver que no es capaz de desabrochárselos a la primera, acariciando la nuca de ella despacio ya que es lo único que alcanza:
- A la próxima me los quitaré yo y tardarem...- Pero un gemido acalla cualquier palabra cuando ella comienz aa devolverle el golpe con creces, notando cada una de las caricias propinadas por la chica y mordiéndose el abio entre suspiros- Joder... No eres novata no...- La deja continuar durante varios segundos puesto que está disfrutando como nunca, pero como no quiere dejar el juego a medias termina por apartarla, ansioso...
La levanta sin aparente dificultad y se la coloca encima de nuevo, rozando ambas zonas de forma tortuosa durante un par de segundos hasta introducirse en el interior. Pero no tarda ni cinco segundos en girar su cuerpo y acabar boca arriba, tomando las muñecas de ella entre una de sus manos y alzándolas por encima de la cabeza en lo que comienz aa moverse de forma rápida y a poseerla, a la par que mordisquea y besa su cuello, acallando todo rastro de jadeo o de gemido en su piel.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Fecha de inscripción : 17/07/2009
Re: Lust and Pain
- Spoiler:
- Se ve arrastrada por la pasión, cediendole de nuevo a él las riendas del encuentro. Siente como entra despacio en ella y como la vuelve a empujar contra la cama, situandola bajo su cuerpo e inmobilizandola. Le gusta la sensación de sentirle en su interior, embistiendo como una criatura salvaje mientras nota como sus gemidos se ven ahogados en su cuello.
Sus propios gemidos comienzan a elevarse con las oleadas de placer que le provocan los movimientos del chico. Rodea el cuerpo del chico con las piernas intentando pegarle mas aun a su piel de una forma salvaje e instintiva. Arqueando la espalda ante sus movimientos y ante el placer que la provocan.
No tarda en estallar dejando escapar un fuerte grito de su gargando, dejandose ir mientras arquea la espalda aun mas. Tiembla, toda ella tiembla como si se tratase de una hoja ante el viente frio, su respiración es agitada y sus ojos permanecen cerrados.
En esos momentos le da igual que su amante no tenga rostro, siente lo que es pertenecer al todo, lo que es estallar y quedar reducida a la nada para renacer de nuevo. El es el señor de los bosques y quien conoce los misterios de la muerte, aunque el se sienta como un simple perro callejero, porque él estaba en todo los hombres como ella estaban todas las mujeres.
De lo profano nace lo sagrado.
PD: aunque no lo hallamos puesto usan medidas.
Tara Mayfair- Estudiante del St. Mary
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Fecha de inscripción : 09/07/2009
Re: Lust and Pain
*Llego al Lust and Pain, siendo este el último lugar de la ciudad donde querría estar, y al mismo tiempo, de donde se que quizás un día no vuelva a salir. Me quedo en la puerta, mirando el cartel y entreviendo a la gente que hay en el interior. Personajes de aspecto oscuro, góticos que vestidos y ropas extremadas, repletos de tachuelas, maquillaje y rostros tenebrosos, hombres de negocios cansados de los placeres de su vida conyugal que buscan perversiones para sacar a relucir sus instintos más bajos. Es un ambiente completamente contrastado conmigo, que visto unos tejanos raidos por el tiempo y desteñidos por la lavadora, no por la moda, con una camiseta que me va algo grande y en la cual ya casi no puede verse el dibujo que había en ella hace años. Mis zapatos son unas deportivas que necesitan unos cuantos arreglos, o yo comprarme unas nuevas cuando me pasen el suelo de profesor a principios de mes. Realmente, si alguien me ve, no pensaría nunca que vaya entrar ahí, pero precisamente porque quiero cobrar a principios de mes, abro la puerta y entro, deslizándome entre las gentes que me miran sin verme, algo extrañadas pero olvidándose de mi en cuestión de segundos. Por supuesto, yo no les contesto las miradas, avanzo mirando al suelo.
Me siento en la mesa acordada, esperando a que el contacto actual llegue. Desde que el librero abrió de forma sádica para mí las puertas de este mundo, me ha ido pasando de contacto en contacto, sin saber si lo hace por el placer de verme utilizado, por dinero, o para hacerle un favor a sus amigos. O todas las cosas a la vez. Pero no importa, porque sea por el motivo que sea, desde el primer día en que me entrego a los oscuros y despreciables placeres él consiguió material suficiente como para hundir mi vida.
Necesito el puesto de trabajo en el Sant Mary, pero él y sus grandes amigos fueron quienes me encontraron esa plaza de profesor, y teniendo en cuenta la gran amistad que tienen con el catedrático, que a veces no puede evitar mirarme con risa burlona, podrían sacarme de esa misma plaza en cuestión de lo que se tarda en chascar los dedos. Además…que importa? He adoptado el conocimiento de que mi mísera vida no vale más que para ser utilizada, así que no me quejo….a menos, por supuesto, que ellos deliberadamente me hagan quejarme del dolor, pero eso es algo en lo que ahora prefiero no pensar.
Hoy es solo una cita para concretar un encuentro, pero no deja de intranquilizarme. Nunca me he fiado de los contactos del librero, y mucho menos en el. Por lo que cuando un hombre se sienta en a mesa, delante de mi, no me sorprende que se haya traído compañía en forma de hombres-armario. Yo no soy bajo, pero siempre voy algo encorvado mirando el suelo, y además, estos tíos son enormes, intimidan. Espero que el encuentro de la semana que viene no sea con ellos o acabare en el hospital con fracturas, ya lo estoy viendo.
No hay palabras, solo el desplazarse de un pequeño sobre por encima de la mesa. Mirando al suelo, teniendo muy claro que el que tengo delante es a la ultima persona con la que debería atreverme a alzar los ojos, cojo el sobre de encima la mesa con dedos inseguros, sabiendo por las veces anteriores que no esta cerrado. Abro su interior y veo lo de siempre, un anticipo muy breve, que solo me llegara para pagarme un cuarto del alquiler o la comida de dos días, y un papel doblado con las instrucciones. El contacto de hoy parece ser nuevo, si no, no habría venido personalmente. Quizás quiere verme antes de hacer ningún trato con el librero o conmigo. Bueno, no importa. Desdoblo el papel cuando el ya se esta levantando de la mesa y leo las instrucciones por encima, viendo en diez segundos que esto no era lo acordado*
-…Espera *murmuro, pero ipso facto me arrepiento. No se habla con un contacto a menos que sea para suplicar perdón porque lo hayan pedido ellos. Es una norma fundamental para el trato y no puedo romperla. Pero el hombre parece saber a que se deben sus quejas, al fin y al cabo, el ha escrito el papel*
-Algun problema? *Ladea la cabeza divertido, pero eso yo solo puedo verlo de reojo, mirando al suelo*
-…este….No era el trato *murmuro, esperando que me oiga a pesar del bullicio y la música del local. El se encoje de hombros con indiferencia y supongo que una expresión divertida*
-Vas a quejarte mucho? Porque si es así podemos adelantar lo planeado la semana que viene a hoy mismo…
*Los hombres-armario obedecen alguna orden al parecer telepática y se acercan a mi, cogiéndome por los hombros y levantándome de mi silla, haciendo que esta caiga hacia atrás. Al principio hago amago de resistirme, pero luego me planteo que para qué*
Me siento en la mesa acordada, esperando a que el contacto actual llegue. Desde que el librero abrió de forma sádica para mí las puertas de este mundo, me ha ido pasando de contacto en contacto, sin saber si lo hace por el placer de verme utilizado, por dinero, o para hacerle un favor a sus amigos. O todas las cosas a la vez. Pero no importa, porque sea por el motivo que sea, desde el primer día en que me entrego a los oscuros y despreciables placeres él consiguió material suficiente como para hundir mi vida.
Necesito el puesto de trabajo en el Sant Mary, pero él y sus grandes amigos fueron quienes me encontraron esa plaza de profesor, y teniendo en cuenta la gran amistad que tienen con el catedrático, que a veces no puede evitar mirarme con risa burlona, podrían sacarme de esa misma plaza en cuestión de lo que se tarda en chascar los dedos. Además…que importa? He adoptado el conocimiento de que mi mísera vida no vale más que para ser utilizada, así que no me quejo….a menos, por supuesto, que ellos deliberadamente me hagan quejarme del dolor, pero eso es algo en lo que ahora prefiero no pensar.
Hoy es solo una cita para concretar un encuentro, pero no deja de intranquilizarme. Nunca me he fiado de los contactos del librero, y mucho menos en el. Por lo que cuando un hombre se sienta en a mesa, delante de mi, no me sorprende que se haya traído compañía en forma de hombres-armario. Yo no soy bajo, pero siempre voy algo encorvado mirando el suelo, y además, estos tíos son enormes, intimidan. Espero que el encuentro de la semana que viene no sea con ellos o acabare en el hospital con fracturas, ya lo estoy viendo.
No hay palabras, solo el desplazarse de un pequeño sobre por encima de la mesa. Mirando al suelo, teniendo muy claro que el que tengo delante es a la ultima persona con la que debería atreverme a alzar los ojos, cojo el sobre de encima la mesa con dedos inseguros, sabiendo por las veces anteriores que no esta cerrado. Abro su interior y veo lo de siempre, un anticipo muy breve, que solo me llegara para pagarme un cuarto del alquiler o la comida de dos días, y un papel doblado con las instrucciones. El contacto de hoy parece ser nuevo, si no, no habría venido personalmente. Quizás quiere verme antes de hacer ningún trato con el librero o conmigo. Bueno, no importa. Desdoblo el papel cuando el ya se esta levantando de la mesa y leo las instrucciones por encima, viendo en diez segundos que esto no era lo acordado*
-…Espera *murmuro, pero ipso facto me arrepiento. No se habla con un contacto a menos que sea para suplicar perdón porque lo hayan pedido ellos. Es una norma fundamental para el trato y no puedo romperla. Pero el hombre parece saber a que se deben sus quejas, al fin y al cabo, el ha escrito el papel*
-Algun problema? *Ladea la cabeza divertido, pero eso yo solo puedo verlo de reojo, mirando al suelo*
-…este….No era el trato *murmuro, esperando que me oiga a pesar del bullicio y la música del local. El se encoje de hombros con indiferencia y supongo que una expresión divertida*
-Vas a quejarte mucho? Porque si es así podemos adelantar lo planeado la semana que viene a hoy mismo…
*Los hombres-armario obedecen alguna orden al parecer telepática y se acercan a mi, cogiéndome por los hombros y levantándome de mi silla, haciendo que esta caiga hacia atrás. Al principio hago amago de resistirme, pero luego me planteo que para qué*
Aidan Livermoore- Residente del Withestone Valley
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Localización : Por...por ahi....creo...
Re: Lust and Pain
"¡CLONCK! ¡CLANCK!"
- ¡Coño, el de este tío está hueco! - exclamó una voz sorprendida e infantiloida, a pesar de que era grave y clara, justo después de que un wkizashi enfundado les diera a los dos armarios un golpe en la cabeza a cada uno, obligándoles a soltar a Aidan y girarse, furiosos, hacia el chico que les observaba entre divertido y sombrío.
El extraño personaje, que iba sin camiseta, con uns raídos vaqueros negros que le estaban grandes bajo la línea de la cintura insinuando más de lo que ocultaban, un cinturón de tachuelas sin ajustar, los mitones negros de cuero ajustados a los antebrazos, los ojos ensombrecidos con sombra negra y los iris verdeazules por primera vez sin lentillas; chasqueó la lengua repetidas veces mientras se colocaba el wakizashi bajo la axila a lo General.
- Qué vergüenza, ¿a vosotros en el cole no os enseñan de que a los pezqueñines hay que dejarlos crecer? - ignorando las miradas asesinas de los gorilas y la incrédula de Aidan, se colocó a su lado, pasándole un brazo sobre los hombros en plan colegas - Meteos con los de vuestro tamaño, amagos de orangután... Como.. ehmm... humm.. ¡ese tío! - señaló con el arma enfundada al tercer hombre, que lo fulminaba con la mirada desde la mesa, y luego se inclinó hacia delante susurrando: - Si os pregunta, decidle que vais de parte del A´ngel Caído, ¿Vale? Es para ir añadiendo lo que me debe a su cuenta, ya sabéis... - dijo guiñándoles el ojo.
- ¡Coño, el de este tío está hueco! - exclamó una voz sorprendida e infantiloida, a pesar de que era grave y clara, justo después de que un wkizashi enfundado les diera a los dos armarios un golpe en la cabeza a cada uno, obligándoles a soltar a Aidan y girarse, furiosos, hacia el chico que les observaba entre divertido y sombrío.
El extraño personaje, que iba sin camiseta, con uns raídos vaqueros negros que le estaban grandes bajo la línea de la cintura insinuando más de lo que ocultaban, un cinturón de tachuelas sin ajustar, los mitones negros de cuero ajustados a los antebrazos, los ojos ensombrecidos con sombra negra y los iris verdeazules por primera vez sin lentillas; chasqueó la lengua repetidas veces mientras se colocaba el wakizashi bajo la axila a lo General.
- Qué vergüenza, ¿a vosotros en el cole no os enseñan de que a los pezqueñines hay que dejarlos crecer? - ignorando las miradas asesinas de los gorilas y la incrédula de Aidan, se colocó a su lado, pasándole un brazo sobre los hombros en plan colegas - Meteos con los de vuestro tamaño, amagos de orangután... Como.. ehmm... humm.. ¡ese tío! - señaló con el arma enfundada al tercer hombre, que lo fulminaba con la mirada desde la mesa, y luego se inclinó hacia delante susurrando: - Si os pregunta, decidle que vais de parte del A´ngel Caído, ¿Vale? Es para ir añadiendo lo que me debe a su cuenta, ya sabéis... - dijo guiñándoles el ojo.
Re: Lust and Pain
*Yo ya me estoy viendo empujado por estos gorilas hacia el sótano de abajo, sabiendo que antes de entrar aquí ya había evaluado la posibilidad, pero no por ello más dispuesto a bajar al “infierno” con más ganas, cuando se oye un ¡CLONCK! ¡CLANCK!, acompañado segundos después por una voz extraña, de tono menos corriente, de aquellas voces que podrías reconocer entre mil, no por el timbre, si no por como es utilizada. De detrás de los hombres-armario aparece un hombre cuanto menos, curioso.
Primero, el hecho de que vaya sin camiseta por este local deja claro que se siente considerablemente seguro por entre los comensales, por lo que debe de ser una asiduo.…o ser simplemente muy excéntrico. Los pantalones y el cinturón son más propios de un vestuario extremado, aunque con él parecen combinar considerablemente, por no olvidar el arma que lleva en las manos…..Me pregunto durante unos instantes de donde ha salido ese sujeto, preguntándome si ha utilizado el arma y si esta afilada….Sintiéndome bastante intranquilo en el caso de respuesta afirmativa. El chico se pone a mi lado, pasándome un brazo por los hombros como si le conociera de algo, y no se si ello me ayudara en esta situación, pero no puedo evitar sentirme agradecido de que al menos me hayan soltado.
Pero los hombres se acercan y le lanzan miradas asesinas, como si cambiaran los planes y decidieran divertirse primero con el chico y luego conmigo, sobretodo después de su broma con el jefe que tienen. Y sinceramente, pienso que el hombre que me ha….”contratado” para la semana que viene esta a punto de ordenarles que continúen con sus intenciones, pero suelta una risa forzada a través de una mirada que si me la lanzase a mi, me dejaría sin habla. Chasquea los dedos y los dos armarios se alejan unos pasos, lanzando miradas de venganza eterna al chico*
-No voy a montar un numero ahora….Ya lo montare la semana que viene *se que el hombre sonríe a pesar de que no le este mirando, imaginándome que me hará pagar la humillación de hoy cuando me vuelva a ver. Suelto un leve gemido, mirando como se van para después medio mirar al chico, dirigiendo mi mirada al suelo otra vez*
-….Gracias
Primero, el hecho de que vaya sin camiseta por este local deja claro que se siente considerablemente seguro por entre los comensales, por lo que debe de ser una asiduo.…o ser simplemente muy excéntrico. Los pantalones y el cinturón son más propios de un vestuario extremado, aunque con él parecen combinar considerablemente, por no olvidar el arma que lleva en las manos…..Me pregunto durante unos instantes de donde ha salido ese sujeto, preguntándome si ha utilizado el arma y si esta afilada….Sintiéndome bastante intranquilo en el caso de respuesta afirmativa. El chico se pone a mi lado, pasándome un brazo por los hombros como si le conociera de algo, y no se si ello me ayudara en esta situación, pero no puedo evitar sentirme agradecido de que al menos me hayan soltado.
Pero los hombres se acercan y le lanzan miradas asesinas, como si cambiaran los planes y decidieran divertirse primero con el chico y luego conmigo, sobretodo después de su broma con el jefe que tienen. Y sinceramente, pienso que el hombre que me ha….”contratado” para la semana que viene esta a punto de ordenarles que continúen con sus intenciones, pero suelta una risa forzada a través de una mirada que si me la lanzase a mi, me dejaría sin habla. Chasquea los dedos y los dos armarios se alejan unos pasos, lanzando miradas de venganza eterna al chico*
-No voy a montar un numero ahora….Ya lo montare la semana que viene *se que el hombre sonríe a pesar de que no le este mirando, imaginándome que me hará pagar la humillación de hoy cuando me vuelva a ver. Suelto un leve gemido, mirando como se van para después medio mirar al chico, dirigiendo mi mirada al suelo otra vez*
-….Gracias
Aidan Livermoore- Residente del Withestone Valley
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Localización : Por...por ahi....creo...
Re: Lust and Pain
Ante la mirada asesina de los tres hombres, Leirbag solo sonrió, como si no escuchara las palabras de agradecimiento del chico al que acaba de salvar.
Le soltó, corrió variso pasos y dió un salto mortal hacia dealnte, quedándose plantado delante de lsodos gorilas.
- ¿Cómo, ya os vais? - sonrió, temerario e insensato, oscuro, siniestro... - Qué pena... Y yo que pensaba que os ibais a quedar un rato, ya que tanto os gustan los juegos violentos... ¿por qué no venis a jugar conmigo? Os aseguro que mañana no os podréis ni levantar... pero cobro caro, ¿eh?
- Este sujeto... - el hombre taladró de nuevo con la mirada a Leirbag - ¡Quitadle de mi vista!
Los dos armarios avanzaron hacia él, y entonces Lierbag comenzó a ahcer los grititos de kung-fu típicos de una serie chorra, mientras levantaba una pierna en el aire y hacía movientos con las manos, desenfundando el afilado wakizashi y apuntándoles ocn él..
- ¡¡Uuuuuuuuuu iaaaaaaaah!! ¡Que os hago el cangre rusoooooooooooo! - el chico se quedó estático un instante.
Y al siguiente volaba por encima de los dos gorilas, moviendo el wakizhasi con rapidez increíble al aterrizar, justo entre lso tres.
A los tres hombres se les rompieron las hebillas d elos cinturones y se les cayeron los pantalones, provocando una carcajada general entre el público.
- ¿Cómo, ninguno con gayumbos de corazones? Oooooooooh, qué decepción... - saltó de nuevo, colocándose de nuevo al lado de Aidan, y se despidió con la mano - Adiós, adiós... ¡espero que os caigáis por un precip....! Ay no, como era... ah sí, ¡vuelvan pronto y gracias!
El hombre taladró con la mirada primero a Leirbag y luego a Aidan, y finalmente se fue sujetándose los pantalones con las manos.
Leirbag guardó el wakizashi y se lo sujetó con el cinturón contra la cadera. Se giró sobre los talones, y observó a Aidan con la cabeza ladeada, y cruzando los brazos mientras se llevaba una mano a la barbilla.
- Hmm... creo que van a ser... 200 por cada tío grande y 100 por el enano... me debes 500 dólares, si no te improta... - dijo extendiendo la palma de la mano hacia arriba. - Esque una vez intenté comerme un "gracias" y me di cuenta de que no alimentan nda...
Le soltó, corrió variso pasos y dió un salto mortal hacia dealnte, quedándose plantado delante de lsodos gorilas.
- ¿Cómo, ya os vais? - sonrió, temerario e insensato, oscuro, siniestro... - Qué pena... Y yo que pensaba que os ibais a quedar un rato, ya que tanto os gustan los juegos violentos... ¿por qué no venis a jugar conmigo? Os aseguro que mañana no os podréis ni levantar... pero cobro caro, ¿eh?
- Este sujeto... - el hombre taladró de nuevo con la mirada a Leirbag - ¡Quitadle de mi vista!
Los dos armarios avanzaron hacia él, y entonces Lierbag comenzó a ahcer los grititos de kung-fu típicos de una serie chorra, mientras levantaba una pierna en el aire y hacía movientos con las manos, desenfundando el afilado wakizashi y apuntándoles ocn él..
- ¡¡Uuuuuuuuuu iaaaaaaaah!! ¡Que os hago el cangre rusoooooooooooo! - el chico se quedó estático un instante.
Y al siguiente volaba por encima de los dos gorilas, moviendo el wakizhasi con rapidez increíble al aterrizar, justo entre lso tres.
A los tres hombres se les rompieron las hebillas d elos cinturones y se les cayeron los pantalones, provocando una carcajada general entre el público.
- ¿Cómo, ninguno con gayumbos de corazones? Oooooooooh, qué decepción... - saltó de nuevo, colocándose de nuevo al lado de Aidan, y se despidió con la mano - Adiós, adiós... ¡espero que os caigáis por un precip....! Ay no, como era... ah sí, ¡vuelvan pronto y gracias!
El hombre taladró con la mirada primero a Leirbag y luego a Aidan, y finalmente se fue sujetándose los pantalones con las manos.
Leirbag guardó el wakizashi y se lo sujetó con el cinturón contra la cadera. Se giró sobre los talones, y observó a Aidan con la cabeza ladeada, y cruzando los brazos mientras se llevaba una mano a la barbilla.
- Hmm... creo que van a ser... 200 por cada tío grande y 100 por el enano... me debes 500 dólares, si no te improta... - dijo extendiendo la palma de la mano hacia arriba. - Esque una vez intenté comerme un "gracias" y me di cuenta de que no alimentan nda...
Re: Lust and Pain
*Esperaba que una vez empezaran a irse, el chico se planta delante de ellos y les amenaza, buscando camorra de nuevo, pero esta vez, haciendo que gran parte de los que había en el local se girasen en sus asientos y observaran el espectáculo. Tengo la sensación de que mi mandíbula se separa de del resto de mi cráneo cuando los desafía con la espada de aspecto peligroso. Este tío esta como un cencerro, completamente loco..Ha sacado de quicio al hombre del contacto, y teniendo en cuenta las experiencias que he tenido con los anteriores, no es algo muy prudente de hacer….
Y entonces, mediante movimientos que parecen sacados de una película de Bruce Lee que vi de pequeño, el chico les ataca con movimientos que nadie se para a seguir, demasiado distraídos en las caras y movimientos que hace el.
Y entonces los pantalones de los hombres, incluido el que me encontrare la semana que viene, caen al suelo, levantando una carcajada general. Oh, cielo santo, la semana que viene me van a matar……Si, el hombre del contacto le lanza una mirada envenenada a el, pero no es menos asesino su contacto visual conmigo, recordándome las instrucciones del papel que me ha dado y que ahora reposa en el sobre, en mi bolsillo.
Respiro hondo, teniendo un muy buen motivo para preocuparme hasta la semana siguiente, sabiendo que tendría alguna noche de insomnio por ello. Y entonces el chico vuelve a hablarme.
Estoy tan sorprendido que levanto la vista, abandonando la timidez para observarle con la sorpresa en mi cara*
-…Qu-qu-QUINIENTOS?! Pe-pero…*aparto la mirada otra vez*….No tengo ese dinero…
*Claro, si seré tonto. A resumidas cuentas él me ha salvado, aunque no sepa que me ha metido en más problemas para la semana que viene. Y ahora quiere su recompensa de héroe, pero yo no puedo darle el dinero que me han dado hoy. Necesito alimentarme y pagar un poco del alquiler para dejar al casero tranquilo hasta que….hasta que haga el trabajo el martes, supongo*
Y entonces, mediante movimientos que parecen sacados de una película de Bruce Lee que vi de pequeño, el chico les ataca con movimientos que nadie se para a seguir, demasiado distraídos en las caras y movimientos que hace el.
Y entonces los pantalones de los hombres, incluido el que me encontrare la semana que viene, caen al suelo, levantando una carcajada general. Oh, cielo santo, la semana que viene me van a matar……Si, el hombre del contacto le lanza una mirada envenenada a el, pero no es menos asesino su contacto visual conmigo, recordándome las instrucciones del papel que me ha dado y que ahora reposa en el sobre, en mi bolsillo.
Respiro hondo, teniendo un muy buen motivo para preocuparme hasta la semana siguiente, sabiendo que tendría alguna noche de insomnio por ello. Y entonces el chico vuelve a hablarme.
Estoy tan sorprendido que levanto la vista, abandonando la timidez para observarle con la sorpresa en mi cara*
-…Qu-qu-QUINIENTOS?! Pe-pero…*aparto la mirada otra vez*….No tengo ese dinero…
*Claro, si seré tonto. A resumidas cuentas él me ha salvado, aunque no sepa que me ha metido en más problemas para la semana que viene. Y ahora quiere su recompensa de héroe, pero yo no puedo darle el dinero que me han dado hoy. Necesito alimentarme y pagar un poco del alquiler para dejar al casero tranquilo hasta que….hasta que haga el trabajo el martes, supongo*
Aidan Livermoore- Residente del Withestone Valley
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Re: Lust and Pain
Lierbag puso casa de fastidio y se cruzó de brazos observando al chico con una ceja enarcada. Se pasó la mano por el pelo rubio de punta, y resopló.
- Jo... qué putada. ME cago en la Ley de Murphy, ¿por qué siempre tengo que ayudar a los mismos? - observó largamente a Aidan y se acercó con pasó decidido - Bueno, qué remedio, me quedo con el premio de consolación...
Agarró al chico por la nuca con decisión y rapidez mediáticas, y hundió sus labios en su boca, besándole con pasión, con ardor, dulzura y a la vez lujuria, intercambiado el olor y el sabor exótico de su cuerpo y su lengua con la del desconocidod al que acababa de salvar. Fue un beso largo, intenso, del que no le dejó escapar, hasta que le soltó, con una sonrisa pícara...
- ... y lo que hay en el sobre de la interrogación - dijo zarandeando el sobre que acababa de mangarle del bolsillo - Como en los concurosos de la tele, ¿ves?
Se subió a la barra del bar de un salto, sin que al camarero parecier aimportale (más bien estaba acostumbrado) m ientras abría la carta y leía el contenido.
- ¿Qué será, será...? - el chico leyó, ignorando las quejas de Aidan, sabiendo que le daría tiempo a leerla desde ahí arriba antes de que siquiera intentarle arrebatársela - ¡Estate quieto, que me desconcentras grillito escandaloso! - le piso la cabeza con el pie, sujetándole en el sitio - A ver a ver... ¡WALA! ¡¿¿Cuchillos candentes en la espalda??! ¡¡YO QUIERO!! - Saltó al suelo, acercándose de nuevo al chi con expresión de felicidad total - ¿Me invitas a la fiesta? ¡Porfaporafporfaporfaporfaporfaporfa!
- Jo... qué putada. ME cago en la Ley de Murphy, ¿por qué siempre tengo que ayudar a los mismos? - observó largamente a Aidan y se acercó con pasó decidido - Bueno, qué remedio, me quedo con el premio de consolación...
Agarró al chico por la nuca con decisión y rapidez mediáticas, y hundió sus labios en su boca, besándole con pasión, con ardor, dulzura y a la vez lujuria, intercambiado el olor y el sabor exótico de su cuerpo y su lengua con la del desconocidod al que acababa de salvar. Fue un beso largo, intenso, del que no le dejó escapar, hasta que le soltó, con una sonrisa pícara...
- ... y lo que hay en el sobre de la interrogación - dijo zarandeando el sobre que acababa de mangarle del bolsillo - Como en los concurosos de la tele, ¿ves?
Se subió a la barra del bar de un salto, sin que al camarero parecier aimportale (más bien estaba acostumbrado) m ientras abría la carta y leía el contenido.
- ¿Qué será, será...? - el chico leyó, ignorando las quejas de Aidan, sabiendo que le daría tiempo a leerla desde ahí arriba antes de que siquiera intentarle arrebatársela - ¡Estate quieto, que me desconcentras grillito escandaloso! - le piso la cabeza con el pie, sujetándole en el sitio - A ver a ver... ¡WALA! ¡¿¿Cuchillos candentes en la espalda??! ¡¡YO QUIERO!! - Saltó al suelo, acercándose de nuevo al chi con expresión de felicidad total - ¿Me invitas a la fiesta? ¡Porfaporafporfaporfaporfaporfaporfa!
Re: Lust and Pain
*No le observo, esperando que acepte el hecho de que no puedo darle ninguna compensación, por mucho que se cruce de brazos. Necesito el dinero, no puedo dárselo….Aunque teniendo en cuenta que por lo que ha dicho antes, aquí actúa de un modo contrario al mío en la cuestión de tratos lascivos en el “infierno”, puede darle por tomarse una compensación en especies, lo cual me habría servido para salir del fuego y caer en las brasas.
Alzo levemente la vista, escuchando no se que de un premio de consolación, solo para ver como me sujetaba de la nuca y me plantaba un beso de golpe, sin que me diera tiempo ni siquiera a coger aire, notando como su lengua entraba en mi boca sin contemplaciones y mucho menos pedir permiso. Durante, aproximadamente, el primer minuto y medio, mis labios se mueven movidos por los suyos, sin que yo haga nada aparte de estar pasivo, demasiado sorprendido como para actuar de otra manera. Pero planteándome que acababa de salvarme el pellejo esa noche y que el pensaba que para siempre, contestarle al beso no me parece algo difícil de hacer, teniendo en cuenta la cantidad de cosas peores que me han hecho y que me harán. No deja de recordarme mi condición de objeto utilizable….
Pero entonces viene el truco. El sobre. Mi sobre. El sobre con el dinero. Y las instrucciones. Dios mío*
-E-e-espera! Devuélveme eso! *me siento un poco idiota, o mas de lo habitual, diciendo eso, persiguiendo al chico hasta la barra, donde se sube* No leas , no lo abras!
*Pero lo abre, lo lee, y hace que todo el local se entere de ello. Quisiera que, como vulgarmente se dice, me tragara la tierra allí mismo, sintiendo todas las miradas interesadas clavadas en mi, preguntándose que tipo de juguete soy. Y cuando se acerca el chico de nuevo, pidiéndome ese favor, le arrebato el sobre de las manos, guardándomelo otra vez* Eso pregúntaselo al tío al que le has roto el cinturón, yo no vendo entradas…*me paso una mano por la cara, intentando apartarme del loco que seguramente quería participar en la destrucción de mi espalda*
Alzo levemente la vista, escuchando no se que de un premio de consolación, solo para ver como me sujetaba de la nuca y me plantaba un beso de golpe, sin que me diera tiempo ni siquiera a coger aire, notando como su lengua entraba en mi boca sin contemplaciones y mucho menos pedir permiso. Durante, aproximadamente, el primer minuto y medio, mis labios se mueven movidos por los suyos, sin que yo haga nada aparte de estar pasivo, demasiado sorprendido como para actuar de otra manera. Pero planteándome que acababa de salvarme el pellejo esa noche y que el pensaba que para siempre, contestarle al beso no me parece algo difícil de hacer, teniendo en cuenta la cantidad de cosas peores que me han hecho y que me harán. No deja de recordarme mi condición de objeto utilizable….
Pero entonces viene el truco. El sobre. Mi sobre. El sobre con el dinero. Y las instrucciones. Dios mío*
-E-e-espera! Devuélveme eso! *me siento un poco idiota, o mas de lo habitual, diciendo eso, persiguiendo al chico hasta la barra, donde se sube* No leas , no lo abras!
*Pero lo abre, lo lee, y hace que todo el local se entere de ello. Quisiera que, como vulgarmente se dice, me tragara la tierra allí mismo, sintiendo todas las miradas interesadas clavadas en mi, preguntándose que tipo de juguete soy. Y cuando se acerca el chico de nuevo, pidiéndome ese favor, le arrebato el sobre de las manos, guardándomelo otra vez* Eso pregúntaselo al tío al que le has roto el cinturón, yo no vendo entradas…*me paso una mano por la cara, intentando apartarme del loco que seguramente quería participar en la destrucción de mi espalda*
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Re: Lust and Pain
- Vamos, será divertido... tú cuélame dentor de una tarta gigante como invitado sorpresa y todo arreglado, no se lo esperarán... - dijo Leirbag guiñándole un ojo y dándole con el codo en las costillas - Andaaaaaaaaa... - añadió, poniendo cara de cordero degollado.
Al ver que seguramente el chico se había enfadado, Leirbag, se irguió de nuevo, apoyando sus manso en la cintura, y observándole con interés y una sonrisa indescifrable.
- Oye tú... - dijo, como si estuviera debatiendo sobre algo realmente importante... - ... estás pero que muy bueno, ¿sabes? - se inclinó hacia delante, y empezó a girar alrededor mirándole como si se tratase de un escáner - ¿Por eso haces tratos con lso chicos malos? ¿Para ganar dinero? - el chico movió el dedo índice con gesto negativo ante la cara de Aidan mientras chasqueaba la lengua - Muy mal, muy mal... Vas envenenao, tío... vas envenenao, yasí... - dijo señalando por donde se habían ido los otros tíos - ... así no se puede, ¿eh? Mira, te ofrezco un trato... Si... si me invitas a la fiesta, independientemente de como acabe, yo te pago el doble de lo que te han ofrecido esos pringaos por ese trabajito, ¿qué te parece? ¡Vamos animáte, dos contra tres es más divertido! Así podré demostrarle quién es el mastro de las navajas... - pasó la mano por la empuñadura del wakizashi...
Al ver que seguramente el chico se había enfadado, Leirbag, se irguió de nuevo, apoyando sus manso en la cintura, y observándole con interés y una sonrisa indescifrable.
- Oye tú... - dijo, como si estuviera debatiendo sobre algo realmente importante... - ... estás pero que muy bueno, ¿sabes? - se inclinó hacia delante, y empezó a girar alrededor mirándole como si se tratase de un escáner - ¿Por eso haces tratos con lso chicos malos? ¿Para ganar dinero? - el chico movió el dedo índice con gesto negativo ante la cara de Aidan mientras chasqueaba la lengua - Muy mal, muy mal... Vas envenenao, tío... vas envenenao, yasí... - dijo señalando por donde se habían ido los otros tíos - ... así no se puede, ¿eh? Mira, te ofrezco un trato... Si... si me invitas a la fiesta, independientemente de como acabe, yo te pago el doble de lo que te han ofrecido esos pringaos por ese trabajito, ¿qué te parece? ¡Vamos animáte, dos contra tres es más divertido! Así podré demostrarle quién es el mastro de las navajas... - pasó la mano por la empuñadura del wakizashi...
Re: Lust and Pain
-Divertido?
*La palabra diversión no encajaría nunca con lo que se produciría abajo, en el “infierno”. Perversión, si. Actos despreciables por mi parte, si. Placer oscuro y retorcido del que luego me avergonzaría, también. Pero diversión…? No.
No se que concepto tenía ese sujeto de lo que pensaba vivir la semana siguiente, pero estaba claro que diferían las opiniones de un modo drástico. Por ello, cuando me da un golpe confidente en las costillas me atrevo a mirarla en los ojos, negando con la cabeza*
-Si te cuelo a TI después de lo que les has hecho hoy, me enviaran a la UCI….
*Pongo mi mano en el bolsillo, tanteando el sobre donde están las instrucciones que acaba de leer, aparte de, supongo, el servicio habitual. Respiro hondo, intentando tranquilizarme, sabiendo que volvería a hundirme en una vorágine de placer oscuro, y que para ello también tendría que drogarme, y….
Alzo rápidamente la cabeza cuando me habla*
-Que estoy que…? *Bueno, en cierto modo era un cumplido, pero era de esperar que mi cuerpo fuera aceptable, porque si no nadie accedería a utilizarlo. Así que, aunque resulte ser un cumplido, no deja de entristecerme. Y viendo como me observa, sigo siendo el trozo de carne con el que divertirse*No…no es solo cuestión de dinero. Si así fuera me buscaría un trabajo…normal. Es…*Es por chantaje, pero el trabajo que perdería, por mi reputación destruida en todas las escuelas, universidades o sitios donde pudiera volver a trabajar*…es complicado….No es por un trato, yo no elijo, son ellos los que deciden donde, como, cuando, y cuanto me pagaran, yo no busco clientes…..Asi que no puedo decir que si a tu oferta.
*Le lanzo una mirada desconfiaza al arma oriental, sintiéndome en cierto modo aliviado de no tenerle como contacto. Si quisiera serlo, tendría que hablar con el, pero yo resulto serle un juguete interesante y solo me ofrece a compañeros de confianza*
*La palabra diversión no encajaría nunca con lo que se produciría abajo, en el “infierno”. Perversión, si. Actos despreciables por mi parte, si. Placer oscuro y retorcido del que luego me avergonzaría, también. Pero diversión…? No.
No se que concepto tenía ese sujeto de lo que pensaba vivir la semana siguiente, pero estaba claro que diferían las opiniones de un modo drástico. Por ello, cuando me da un golpe confidente en las costillas me atrevo a mirarla en los ojos, negando con la cabeza*
-Si te cuelo a TI después de lo que les has hecho hoy, me enviaran a la UCI….
*Pongo mi mano en el bolsillo, tanteando el sobre donde están las instrucciones que acaba de leer, aparte de, supongo, el servicio habitual. Respiro hondo, intentando tranquilizarme, sabiendo que volvería a hundirme en una vorágine de placer oscuro, y que para ello también tendría que drogarme, y….
Alzo rápidamente la cabeza cuando me habla*
-Que estoy que…? *Bueno, en cierto modo era un cumplido, pero era de esperar que mi cuerpo fuera aceptable, porque si no nadie accedería a utilizarlo. Así que, aunque resulte ser un cumplido, no deja de entristecerme. Y viendo como me observa, sigo siendo el trozo de carne con el que divertirse*No…no es solo cuestión de dinero. Si así fuera me buscaría un trabajo…normal. Es…*Es por chantaje, pero el trabajo que perdería, por mi reputación destruida en todas las escuelas, universidades o sitios donde pudiera volver a trabajar*…es complicado….No es por un trato, yo no elijo, son ellos los que deciden donde, como, cuando, y cuanto me pagaran, yo no busco clientes…..Asi que no puedo decir que si a tu oferta.
*Le lanzo una mirada desconfiaza al arma oriental, sintiéndome en cierto modo aliviado de no tenerle como contacto. Si quisiera serlo, tendría que hablar con el, pero yo resulto serle un juguete interesante y solo me ofrece a compañeros de confianza*
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Re: Lust and Pain
Leirbag dejó ir una risa seca y escéptica.
- ¡JA! Déjame que te diga, grillo, que, si dejas que te hagan eso, acabrás en la UCI de todas formas, ¿sabes? Sin embargo... si me dejaras ir a tu... pequeño... encuentro... - dijo pensándose las palabras, y poniendo el dedo índice bajo su barbilla, acercando de nuevo sensual y peligrosamente su rostro al de él - ... yo no dejaría que te hicieran ni una sola cicatriz... si me lo pidieras... - habló con los labios casi casi pegados a su cuello, dejando ir su aliento cálido y exótico a drede para que notase el contraste de temperatura en su piel, antes de alejarse respetando de nuevo su espacio. - El cliente siempre tiene la razón, ya sabes... ¿De qué sirve dedicarte a esto si te obligan? Para nada, para nada en absoluto. Yo soy Maestro, soy Amo, puedo ser cruel si me lo pides, o puedo hacerte enloquecer de placer... pero sólo hago aquellos que me permiten mis... esclavos - observó de nuevo a Aidan de arriba a bajo con sus ojos verdeazul, antes de quedarse campantemente en el sitio con una pierna cruzada sobre la otra.
La mirada que le dirigió el chico inmediatamente después del comentario se volvió, a pesar de al sonrisa de autoconfianza perversa que siempre tenía, intensa, de pronto comprensiva.
O quizá sólo fuera un aire dado por la iluminación del local.
- ¿Cómo te llamas? - le preguntó de imrpoviso con voz que casi podría ser seria, de no ser por aquella sonrisa - Yo soy Leirbag, el Ángel Caído, a tus servicios... - dijo inclinándose en una reverencia teatrera en la que le mostró hasta la nunca.
- ¡JA! Déjame que te diga, grillo, que, si dejas que te hagan eso, acabrás en la UCI de todas formas, ¿sabes? Sin embargo... si me dejaras ir a tu... pequeño... encuentro... - dijo pensándose las palabras, y poniendo el dedo índice bajo su barbilla, acercando de nuevo sensual y peligrosamente su rostro al de él - ... yo no dejaría que te hicieran ni una sola cicatriz... si me lo pidieras... - habló con los labios casi casi pegados a su cuello, dejando ir su aliento cálido y exótico a drede para que notase el contraste de temperatura en su piel, antes de alejarse respetando de nuevo su espacio. - El cliente siempre tiene la razón, ya sabes... ¿De qué sirve dedicarte a esto si te obligan? Para nada, para nada en absoluto. Yo soy Maestro, soy Amo, puedo ser cruel si me lo pides, o puedo hacerte enloquecer de placer... pero sólo hago aquellos que me permiten mis... esclavos - observó de nuevo a Aidan de arriba a bajo con sus ojos verdeazul, antes de quedarse campantemente en el sitio con una pierna cruzada sobre la otra.
La mirada que le dirigió el chico inmediatamente después del comentario se volvió, a pesar de al sonrisa de autoconfianza perversa que siempre tenía, intensa, de pronto comprensiva.
O quizá sólo fuera un aire dado por la iluminación del local.
- ¿Cómo te llamas? - le preguntó de imrpoviso con voz que casi podría ser seria, de no ser por aquella sonrisa - Yo soy Leirbag, el Ángel Caído, a tus servicios... - dijo inclinándose en una reverencia teatrera en la que le mostró hasta la nunca.
Re: Lust and Pain
Tara Mayfair escribió:
- Spoiler:
Se ve arrastrada por la pasión, cediendole de nuevo a él las riendas del encuentro. Siente como entra despacio en ella y como la vuelve a empujar contra la cama, situandola bajo su cuerpo e inmobilizandola. Le gusta la sensación de sentirle en su interior, embistiendo como una criatura salvaje mientras nota como sus gemidos se ven ahogados en su cuello.
Sus propios gemidos comienzan a elevarse con las oleadas de placer que le provocan los movimientos del chico. Rodea el cuerpo del chico con las piernas intentando pegarle mas aun a su piel de una forma salvaje e instintiva. Arqueando la espalda ante sus movimientos y ante el placer que la provocan.
No tarda en estallar dejando escapar un fuerte grito de su gargando, dejandose ir mientras arquea la espalda aun mas. Tiembla, toda ella tiembla como si se tratase de una hoja ante el viente frio, su respiración es agitada y sus ojos permanecen cerrados.
En esos momentos le da igual que su amante no tenga rostro, siente lo que es pertenecer al todo, lo que es estallar y quedar reducida a la nada para renacer de nuevo. El es el señor de los bosques y quien conoce los misterios de la muerte, aunque el se sienta como un simple perro callejero, porque él estaba en todo los hombres como ella estaban todas las mujeres.
De lo profano nace lo sagrado.
PD: aunque no lo hallamos puesto usan medidas.
- Spoiler:
- Conforme los gemidos de ella van en aumento él aumenta la velocidad de sus movimientos, dejándose envolver por las piernas desnudas de ella y moviéndose de forma más instintiva y pasional, disfrutando de un placer que le recorre cada vez de mayor forma. Su frente se perla en sudor y entorna los ojos , comenzando directamente a jadear y gemir de forma suave y sutil sobre el cuello de ella, originando una danza en la que no para en ningún momento, y curiosamente tampoco borra ese tinte travieso con el que lleva jugando desde que ha empezado a esto.
Tras varios minutos la nota estallar y él lo hace escasos segundos despúes, desbordando en un largo gemido el placer que ella le ha proporcionado, ya que no hay sentimientos ni amor en esto, tal vez algo de confianza pero poco más que un simple polvo. Se mantiene unos segundos normalizando su respiración hasta que se echa a un lado y le quita la venda en un movimientos rápido, cruzando un brazo por debajo de su nuca hasta que se agacha a por los pantalones y saca un par de cigarrillos, encendiçéndose uno con las cerillas que también ha cogido y sirviéndole otro:
- Nada mejor que el de después- Le recomienda con diversión, acariciando la cintura de ella en un mero acto reflejo.
Edward Carnby- Estudiante del Siete Encinas
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Re: Lust and Pain
-Grillo….? No, no, espera, yo no he dicho que QUIERA que me hagan ESO, eres tu el que se cree que quien lo ha organizado he sido yo, y que puedo dejarte pasar cuando me de la gana, y….
*Pone su dedo en la barbilla y acerca su rostro al mío. En cierto sentido, mirarle es como observar la cara amable y atrayente del peligro. En mi registro extraño mental que lleva a cabo mi cerebro sin que yo lo ordene reconozco que el chico es atractivo, aunque le falte un tornillo y parezca divertirle lo que pretenden hacerme, queriendo participar de ello, al parecer. Pero entonces murmura en un tono que me recuerda al de un gato ronroneando a un ratoncito que puede evitar que me dañen.
Si…bueno…. quizás él, con esa misteriosa arma que lleva….. Y sus movimientos sacados de una película de Bruce Lee…..podría evitar que me dejaran para el arrastre, pero….por muy tentador que parezca, por muy perversamente tentador que sea el chico, se que pensar en una salvación es una esperanza peligrosa y dañina. SI, de acuerdo, me salvaría ESE día, pero no me salvaría de el posteriormente.
Parpadeo varias veces, mirando el suelo y frotándome el brazo unos instantes*
-Ya, el cliente….Pero es que yo no me dedico a esto, tengo un trabajo distinto….y menos arriesgado….precisamente porque quiero tener ese trabajo hare lo que dice en ese papel….De hecho, por lo general no me pagan demasiado, aunque esta vez espero que si….*Le miro sinceramente sorprendido cuando se autoproclama mi amo. ¿Era una especie de insinuación lo que había pillado, o es que me estaba volviendo paranoico?*….Yo…po-por así decirlo, ya tengo….un amo….mas o menos…..creo….Y no es tan…permisivo como tu dices ser.
*Poco puedo ver de sus reacciones fijando mi vista en el suelo, en mis zapatos, en las patas de las sillas o del mesas, el los cristales rotos desperdigados por doquier o en los restos de bebidas y otros liquido, pero no tengo el valor de mirarle otra vez a los ojos. Pero lo hago brevemente cuando se presenta*
-….Ángel caído…? *miro si reverencia y de nuevo, por vez numero cincuenta y dos, me pregunto si el chico esta drogado, bebido, o es que nació loco. O quizás simplemente es un excéntrico. Peor ya que me ha salvado, y no le he podido pagar, le debo mi nombre*…..Aidan Livermoore…..
*Pone su dedo en la barbilla y acerca su rostro al mío. En cierto sentido, mirarle es como observar la cara amable y atrayente del peligro. En mi registro extraño mental que lleva a cabo mi cerebro sin que yo lo ordene reconozco que el chico es atractivo, aunque le falte un tornillo y parezca divertirle lo que pretenden hacerme, queriendo participar de ello, al parecer. Pero entonces murmura en un tono que me recuerda al de un gato ronroneando a un ratoncito que puede evitar que me dañen.
Si…bueno…. quizás él, con esa misteriosa arma que lleva….. Y sus movimientos sacados de una película de Bruce Lee…..podría evitar que me dejaran para el arrastre, pero….por muy tentador que parezca, por muy perversamente tentador que sea el chico, se que pensar en una salvación es una esperanza peligrosa y dañina. SI, de acuerdo, me salvaría ESE día, pero no me salvaría de el posteriormente.
Parpadeo varias veces, mirando el suelo y frotándome el brazo unos instantes*
-Ya, el cliente….Pero es que yo no me dedico a esto, tengo un trabajo distinto….y menos arriesgado….precisamente porque quiero tener ese trabajo hare lo que dice en ese papel….De hecho, por lo general no me pagan demasiado, aunque esta vez espero que si….*Le miro sinceramente sorprendido cuando se autoproclama mi amo. ¿Era una especie de insinuación lo que había pillado, o es que me estaba volviendo paranoico?*….Yo…po-por así decirlo, ya tengo….un amo….mas o menos…..creo….Y no es tan…permisivo como tu dices ser.
*Poco puedo ver de sus reacciones fijando mi vista en el suelo, en mis zapatos, en las patas de las sillas o del mesas, el los cristales rotos desperdigados por doquier o en los restos de bebidas y otros liquido, pero no tengo el valor de mirarle otra vez a los ojos. Pero lo hago brevemente cuando se presenta*
-….Ángel caído…? *miro si reverencia y de nuevo, por vez numero cincuenta y dos, me pregunto si el chico esta drogado, bebido, o es que nació loco. O quizás simplemente es un excéntrico. Peor ya que me ha salvado, y no le he podido pagar, le debo mi nombre*…..Aidan Livermoore…..
Aidan Livermoore- Residente del Withestone Valley
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Re: Lust and Pain
- Aidan... - el chico pronunció su nombre como si se tratara de un hechizo, y entornó sus ojos verdeazules ensombrecidos por el maquillaje - ... ¿chantaje, pues? - el joven suspiró, como si estuviera hablando con alguien que no tiene remedio - Ya ya, se ve que permisivos no son, ESO no hace falta que me lo jures, sólo hay que leer el papel para darse c uenta, ¿sabes? Estoy chalado pero no soy imbécil... bueno no mucho... bueno, la última vez que.... en fin - negó con la cabeza como volviendo a la realidad - No te estoy pidiendo permiso para pasar a la fiesta, te estoy preguntando si quieres que evite que vayas a la UCI o no, que no te enteras, grillito... - le da con el puño en la cabeza como si la tuviera hueca, "toc, toc, toc" - Y tampoco me autoproclamo Amo de nadie... ¿eres difícil, sabes? T preocupas dem asiado me parece... - torció la cabeza con una mueca, y resopló... - Bueeeeno... Aidan... Si no quieres, pues nada - se encogió de hombros como si nada, mientras empezaba a alejarse - Al menos lo intenté. Me llevo el sabor de tus labios como compensación... te hago ese precio especial porque me caes bien, ¿eh? ¡Pero no te acostumbres! - giró la cabeza para mirarle por encima del hombro y le sacó la lengua - Cuando decidas empezar a darle un sentido a tu vida, ya sabes dónde estoy, grillito... solo chirría y acudiré a buscarte, ¿vale? Byebye...
Si ndecir nada más, se alejó, y antes de bajar las escaleras, una mujer joven se le caercó por la espalda, al parecer preguntándole algo. Liebrag sonrió, observo a la chica con sus ojos demenciales, y finalmente asintió, al tiempo que ella le pasaba unos billetes como azorada, a escondidas, antes de bajar al sótano.
Leirbag mir´oatrás de nuevo, cruzando su penetrante mirada con Aidan y una de sus meidas sonrisa, antes de desaparecer escaleras abajo.
Si ndecir nada más, se alejó, y antes de bajar las escaleras, una mujer joven se le caercó por la espalda, al parecer preguntándole algo. Liebrag sonrió, observo a la chica con sus ojos demenciales, y finalmente asintió, al tiempo que ella le pasaba unos billetes como azorada, a escondidas, antes de bajar al sótano.
Leirbag mir´oatrás de nuevo, cruzando su penetrante mirada con Aidan y una de sus meidas sonrisa, antes de desaparecer escaleras abajo.
Re: Lust and Pain
Edward Carnby escribió:Tara Mayfair escribió:
- Spoiler:
Se ve arrastrada por la pasión, cediendole de nuevo a él las riendas del encuentro. Siente como entra despacio en ella y como la vuelve a empujar contra la cama, situandola bajo su cuerpo e inmobilizandola. Le gusta la sensación de sentirle en su interior, embistiendo como una criatura salvaje mientras nota como sus gemidos se ven ahogados en su cuello.
Sus propios gemidos comienzan a elevarse con las oleadas de placer que le provocan los movimientos del chico. Rodea el cuerpo del chico con las piernas intentando pegarle mas aun a su piel de una forma salvaje e instintiva. Arqueando la espalda ante sus movimientos y ante el placer que la provocan.
No tarda en estallar dejando escapar un fuerte grito de su gargando, dejandose ir mientras arquea la espalda aun mas. Tiembla, toda ella tiembla como si se tratase de una hoja ante el viente frio, su respiración es agitada y sus ojos permanecen cerrados.
En esos momentos le da igual que su amante no tenga rostro, siente lo que es pertenecer al todo, lo que es estallar y quedar reducida a la nada para renacer de nuevo. El es el señor de los bosques y quien conoce los misterios de la muerte, aunque el se sienta como un simple perro callejero, porque él estaba en todo los hombres como ella estaban todas las mujeres.
De lo profano nace lo sagrado.
PD: aunque no lo hallamos puesto usan medidas.
- Spoiler:
Conforme los gemidos de ella van en aumento él aumenta la velocidad de sus movimientos, dejándose envolver por las piernas desnudas de ella y moviéndose de forma más instintiva y pasional, disfrutando de un placer que le recorre cada vez de mayor forma. Su frente se perla en sudor y entorna los ojos , comenzando directamente a jadear y gemir de forma suave y sutil sobre el cuello de ella, originando una danza en la que no para en ningún momento, y curiosamente tampoco borra ese tinte travieso con el que lleva jugando desde que ha empezado a esto.
Tras varios minutos la nota estallar y él lo hace escasos segundos despúes, desbordando en un largo gemido el placer que ella le ha proporcionado, ya que no hay sentimientos ni amor en esto, tal vez algo de confianza pero poco más que un simple polvo. Se mantiene unos segundos normalizando su respiración hasta que se echa a un lado y le quita la venda en un movimientos rápido, cruzando un brazo por debajo de su nuca hasta que se agacha a por los pantalones y saca un par de cigarrillos, encendiçéndose uno con las cerillas que también ha cogido y sirviéndole otro:
- Nada mejor que el de después- Le recomienda con diversión, acariciando la cintura de ella en un mero acto reflejo.
Se aparta, ya ha obtenido lo que queria, ya no le necesita mas. Ni siquiera le coge el cigarro, ya ha obtenido lo que queria, ya puede marcharse y es lo que hace, vistiendose a toda velocidad, olvidandose el sujetador al ponerse la camiseta encima, sin él debajo.
-Debo irme.
Y con la mismo misterio con el que llego se marcha.
Tara Mayfair- Estudiante del St. Mary
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Re: Lust and Pain
- Spoiler:
- *La palabra miedo podría definir muy bien el estado en el que me encuentro ahora mismo, delante del bar. Me sudan las manos, me tiemblan las piernas y me siento mareado. Tengo la boca del estomago cerrado y la eterna sensación de que debería irme corriendo, coger un avión, y no volver a pisar esta ciudad nunca. Pero aquí tengo mi vida, tengo mis padres, tengo mi trabajo. Tengo todo cuando necesito para vivir, y se que en otro sitio no podría volver a empezar, no con tantos fantasmas a mis espaldas, persiguiéndome siempre. Y además, tengo la sensación de que él me encontraría en cualquier sitio, aunque se trata de una retorcida paranoia mía
.
Respiro hondo, entrando en el local, sujetándome a la pared para no perder el equilibrio. Es temprano, ya que la sesión necesita cierta preparación, y aun no hay casi nadie en el local. Los camareros de la barra ni se fijan en mi, y yo agradezco el gesto. Prefiero que nadie me vea ni entrar, ni salir. Sobretodo, salir, si es que no me voy en ambulancia. Me quedo parado en la puerta del “Infierno”, de nuevo sintiendo como el miedo me obliga a ir más despacio y querer huir. Pero finalmente empiezo a bajar las escaleras, peldaño por peldaño, sintiendo un sudor frio deslizarse por las cicatrices de mi espalda.
De entre todas las puertas, selecciono la que mi contacto me dijo en la nota que llevo en el bolsillo, quemándome como si le hubiese prendido fuego, sintiéndola pesada a pesar de estar echo de liviano papel. Abro la puerta, entrando en la sala con la vista en el suelo y arrastrando los pies, alzando mis ojos solo un instante antes de que algo me golpee en la frente.
Caigo al suelo, sujetándome la cabeza adolorida, sintiendo un sordo palpitar en mis tímpanos, sin entender nada. Alzo la vista para encontrarme con uno de los hombres armario que el excéntrico chico, del cual recuerdo el apodo de Ángel caído, humillo públicamente cuando intentaban darle una paliza. Claro, ya suponía que iban a cobrar dicha humillación…El hombre alarga la mano y me tira del pelo antes de que yo mismo pueda levantarme por mi propio pie, aun algo mareado por el golpe, empotrándome contra la pared. Muevo la cabeza varias veces para despejarme, viendo como el otro guardaespaldas o lo que sea se acerca con un frasco de un líquido que conozco bastante bien, pero que me inquieta a la vez que me tranquiliza. Se que es una droga que fue acordado que siempre tomaría antes de cualquier sesión, pero siempre pienso que la próxima vez se pasaran con la dosis y sufriré las consecuencias. El hombre que me sujeta por el pelo me hace abrir la boca amablemente con un golpe en la mandíbula con el puño cerrado y me hacen tragar el líquido. La verdad es que todo esto es innecesario, ya que no opondría ningún reparo en tomármelo yo solo, pero supongo que les divierte el dominarme desde un principio. Como si no lo estuviera ya.
Me dejan ir al fin, pero dándome una gentil patada en el estomago que me hace doblar en busca de aire, cayendo de rodillas al suelo otra vez. Durante unos instantes no me preocupa demasiado nada, y cuando lo hace, empiezo a sentir los efectos de la droga, relajando mis músculos de un modo alarmante y molesto, pero dejándome con la consciencia bastante lúcida. Oigo algunos ruidos, como si fuera metal moviéndose, pero ahora estoy concentrado en moverme sin caerme por el camino. No hace falta que espere mucho para que los dos armarios vivientes vuelvan a por mi, levantándome cada uno por una axila como si estuviera hecho de papel maché. Y de pronto, alguien me da un sonoro bofetón, de aquellos que más que provocar un dolor, se realizan en público para la humillación. Miro a quien tengo delante y puedo reconocer a mi contacto, sonriendo alegremente y con un brillo perverso en los ojos, diciendo en medio de una carcajada malévola que no debería haberme negado a colaborar la ultima vez, y mucho menos pedir ayuda al Ángel caído.
No dice nada mas, nunca dicen nada salvo para hablar entre ellos o insultarme, pero puedo ver en su expresión la conocida advertencia de que lo que viene a continuación no va a gustarme en absoluto. Con un chasquido de dedos, los dos hombres que me sujetan se deshacen de mi ropa, con increíble y hábil celeridad aunque parezca que esos dos hombres no tengan nada de ágiles. Ya he estado desnudo delante de bastantes, así que teóricamente ya no debería importarme, ya no debería afectarme. Pero se tratan de nuevos contactos, de nuevos sujetos que me someterán a otras humillantes vejaciones, por lo que sigue poniéndome nervioso estar físicamente indefenso en su totalidad. Es curioso como la ropa da un cierto sentido de protección, aunque sea efímero y casi fingido.
Me llevan a rastras a una especie de picota medieval, aunque hecha completamente de titanio reluciente en vez de madera. Yo personalmente estoy algo alucinado de ver algo así, pero la fascinación deja paso al miedo cuando soy colocado en ella, con las manos sujetas a cada lado de mi cuello. Tengo que doblarme un poco para que consigan colocarme, quedando con la espalda levemente arqueada. Intento moverme, sintiendo expuesto completamente, hasta que siento que uno de los hombres me pasa una venda de la típica seda negra por los ojos. Eso me intranquiliza a más no poder, sobretodo recordando lo que había escrito en la nota. Quiero, al menos, ver lo que ocurre, pero no me van a dar esa tranquilidad.
Conozco algo bastante este juego, y se que quieren provocarme dolor, pero también una profunda humillación, quieren que deje de sentirme con el derecho de ser considerado completamente humano. Ellos son de un grupo que rompe las normas establecidas por los verdaderos seguidores del bdsm, ellos no buscan un placer compartido si no egoísta. Y para conseguirlo, antes quieren que yo disfrute, porque la caída al infierno es mucho peor cuando te consideras más o menos libre de ella.
Tener los ojos cubiertos no me evita sentir, y mucho menos con la estimulación de la droga. Alguien, ignoro cual de los tres, me acaricia por el pecho, con una fingida delicadeza que a mi solo me parece augurar algo espantoso, llevando su mano a mi bajo vientre y acariciando la parte que teóricamente debería ser la más intima de mi cuerpo, dejando que yo empiece a sentir un placer que es inevitable. Por supuesto, procura ir lentamente para que yo me deje relajar, cosa que no lograrían ni con una sobredosis de cualquier cosa, no habiendo leído lo que quieren hacer conmigo.
Siento de pronto una nueva estimulación, el tacto de la mano de otro tocándome desde la columna vertebral, cubierta de cicatrices, hasta llegar al final de ella, intentándome poseer con lo que deduzco es un dedo. No lo hace con brusquedad, por supuesto que no, ahora se trata de humillarme mediante el placer, placer que se cobraran después con creces. Finalmente la mano del desconocido entra en mí, poseyéndome y variando del número de dedos, con una habilidad que agradedecería seguramente si esto fuera voluntario, sintiendo como el placer producido por ambas manos se va acrecentando.
De pronto siento un movimiento delante de mi, el deslizarse el aire y el roce de unos pies. Unos dedos que creo reconocer como los que antes me han abofeteado acarician mis labios, entrando después en mi indefensa boca de un modo poco brusco, recorriendo la parte interior de mis mejillas con un tacto que me repugna a la vez que me estimula, unido a las caricias del resto de mi cuerpo. Aunque esta vez la virilidad palpitante del hombre sustituye a los dedos con relativa rapidez, empezando por mi parte una felación no del todo desagradable, pero no placentera, aunque no me importa ya que mi cuerpo empieza a disfrutar inequívocamente de las caricias de los otros dos.
Si no fuera por la mordaza de carne que tengo ahora mismo entre mis labios, empezarían a oírse mis propios y humillantes gemidos. Se porque me están haciendo todo esto, lo se. Tengo perfectamente claro que no tienen un ápice de consideración humana hacia mi, que quieren verme destruido haciéndome sentir primero como un trozo de carne vendida, utilizada, y que además disfruto con su propia humillación como una perra en celo. Y a pesar del placer creciente, me voy hundiendo poco a poco.
De pronto siento una leve presión al final de mi espalda, allí donde antes me estaban poseyendo los dedos y poco después noto como el otro hombre ha entrado en mí, sin que el otro haya dejado de acariciarme, haciendo crecer mi excitación. Tanto en mi boca como en mi espalda ambos se mueven lentamente de forma deliberada, no queriendo hacerme daño, como si fueran amantes solícitos, haciéndome sentir, por supuesto, despreciable por sentir ningún tipo de gusto ante eso.
Aidan Livermoore- Residente del Withestone Valley
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Re: Lust and Pain
- Spoiler:
- Entonces puedo sentir un leve golpe en una de mis naglgas, solo un leve molestia mas que dolor, pero en contra de lo que naturalmente debería y es considerado normal, eso me excita más, soltando un gemido algo más fuerte a través de mis labios cubiertos. Ellos por supuesto se ríen de ello, empezando con la serie de humillaciones verbales que, a pesar de que son más soportables que las físicas, no dejan de ser recordatorios de mi condición pésima.
Me recuerdan que disfruto con el dolor que ellos me otorgan de manera forzada, entregándome a ellos como si fuera un sátiro libidinoso que finge inocencia. No tengo inocencia que fingir, no soy ningún libidinoso, pero si que disfruto con lo que me están haciendo, lo cual me deja la inexistente dignidad aun mas pisada.
Sin previo aviso, el que estaba en mi boca, que creo pensar que es el líder, se cambia de posición con el que esta detrás de mi, intercambiando puestos. El otro sigue acariciándome, pero nunca dejándome saciar mi placer, obligándome todo el rato a debatirme entre controlar mis reacciones para no parecer demasiado humillantemente entregado o dejarme llevar y después sentirme asquerosamente sucio.
Ahora los movimientos detrás de mi son mas bruscos, provocándome algún dolor, pero al menos soportable. El que esta en mi boca también parece sentir cierta urgencia, pero se controla y no entiendo muy bien porque, hasta que al cabo de unos minutos les siento temblar casi a la vez, buscando estar sincronizados cuando terminan dentro de mi. El que se encuentra atrapado en mis labios es el primero en retirarse, permitiéndome respirar y toser aquello que he podido evitar tragarme, notando una suciedad en mi interior que se que no va a poder lavarse aunque me tragase tres recipientes de lejía. El que esta detrás de mi también se retira, pero el que me acaricia no ceja en su labor de hacerme sentir placer creciente ante todo aquello, aunque procura contenerse cuando ve que me acerco demasiado al éxtasis final.
Tengo la estúpida esperanza de que quizás ahora ya se hayan cansado y se van, dejándome ir. Quizás esto ha sido suficiente para ellos…..Pero se que son esperanzas estúpidas, ya que seguramente se han inflado a coca antes y estarán despiertos y con energía durante un rato considerablemente largo, para mi gran desgracia. Pronto siento al que me estaba acariciando detrás de mí, sin dejar de tocarme para que yo también consiga saciar mis placeres retorcidos, hasta que termino ahogando un gemido de placer que quiero disimular mordiéndome el labio, sabiendo que ahora que yo he sentido algún tipo de gusto, ellos lo van a cobrar. El tercero termina también dentro de mi, al parecer habiéndose encontrado impaciente hasta ese momento.
Intento agudizar el oído para oír algo sintiendo mis pies cansados y mi espalda adolorida por la incomoda posición, habiéndome encontrado sujeto por la picota Dios sabe cuanto tiempo, pero no oigo absolutamente nada. Solo el roce de algo contra el suelo, seguramente unos pies, pero nada que…
De pronto restalla en el aire un sonido conocido y que me proporciona un número considerable de pesadillas, sintiendo la presencia del látigo demasiado cerca de mí. Me remuevo inquieto, pero apenas puedo moverme unos centímetros, demostrándome que útil es el cepo en el que estoy puesto. El látigo vuelve a restallar, pero esta vez lo hace encima de mi piel, sintiendo con un grito de dolor y sorpresa la piel y la carne abrirse en una fina línea roja que al cabo de un tiempo será una nueva cicatriz. Con lentitud desesperante van dándome latigazos, uno detrás de otro, sintiendo como con cada uno de ellos mi espalda torturada va dejando ir sangre, y sin poder evitar los gritos y sollozos de suplica. Me da igual vejarme más, me importa poco, yo solo deseo evitar este dolor.
El sonido del látigo para unos instantes y tengo la suplica mental a un Dios que no existe de que estoy haya terminado. Pero como efectivamente no hay ningún ser todopoderoso que pueda ayudarme, continua. Uno de los tres, no se quien pero seguramente no el que sujeta el látigo, me introduce algo por detrás con poco tiento y brusquedad, provocándome un dolor inicial. Es obvio que no es ninguno de los tres, así que supongo que se trata de un humillante consolador que no se exactamente para que quieren hasta que lo encienden y casi al mismo tiempo vuelven a fustigarme con el látigo.
Otra vez, pero de manera mas intensa, el placer de erótico que no debería sentir, la excitación retorcida que me condena como ser despreciable y maldito. Me atrevo a anhelar princesas que me consuelan, pero no soy más que el sucio esclavo de sus amos que debería limitarse a arrastrarse por el suelo. Mientras las heridas de mi espalda aumentan al igual que el nivel de mis gritos y de placer, se me cruza un instante la imagen de Tara sonriéndome, perdonándome, ofreciéndome consuelo. Y ese recuerdo, en vez de proporcionarme algún alivio en medio de la desgracia en la que estoy, me provoca un dolor sordo en el pecho. ¿Cómo he podido atreverme a pensar que ella podía perder un minuto de su tiempo pensando en mi? ¿Cómo he podido desear que ella quisiera hablarme de nuevo? Solo alargando mis dedos hacia ella ya la mancho con mi podredumbre, no puedo ni tocarla….ni siquiera hablarle, no quiero romper las alas ya de por si heridas de Tara, no quiero…
No puedo caerme de rodillas porque no me llegan al suelo, y si dejo de mantenerme de pie siento la presión de la picota en el cuello, ahogándome, por lo que solo puedo limitarme a quedarme quieto mientras la mezcla de placer y dolor se unen. Tengo la sensación de tener media espalda con la piel levantada, ardiendo, y la otra mitad manchada de sangre. Pido piedad, pido clemencia, pero eso solo les hace reír con carcajadas que se oyen por encima de mis gritos de dolor.
Entre medio de los chasquidos oigo el ruido de un fuego a base de gas encenderse, con el sonido que haría un fogón de cocina cuando se le pone en marcha, pero ese dato ahora no tiene relevancia, no cuando entre los gritos se cuelan algunos gemidos de placer, sintiéndolo demasiado bien y sabiendo que mis torturadores lo oyen, riéndose de ello otra vez.
El látigo se calla y retiran el consolador antes de que pueda saciar otra vez mis bajos instintos primitivos, dejándome en lo que comúnmente se llama a medias. Siento unas manos recorriéndome el rostro hasta quitarme la venda, parpadeando varias veces, alumbrado por el calor del fuego que……
Espera….fuego. Me remuevo aún más inquieto, recordando lo que decía en la nota, recordando lo que grito en voz cantarina el Ángel caído que me harían y ahora tengo delante la especie de recipiente cóncavo con las brasas y las llamas comiéndose las hojas de los afilados y largos cuchillos de titanio. Me remuevo, sintiendo un pánico absoluto apoderarse de mí, llegando a cortarme en las muñecas y en el cuello por los bruscos movimientos realizados por intentar liberarme, pero es completamente inútil. Les pido clemencia de nuevo, sollozando de terror, de pánico, prometiéndoles cualquier cosa a cambio de la libertad, pero ellos solo desean cumplir con un objetivo, todo lo que yo pueda darles les da igual. Veo como el hombre que es mi contacto, sonriendo como un demonio sacado del Averno sujeta uno de los cuchillos con cuidado de no quemarse y lo acerca a mi ya de por si torturada espalda.
El sonido de la carne quemarse junto a su característico olor inundan la habitación al igual que mis gritos desgarrados, que destrozan mi garganta sin que parezca importarme demasiado. Por mucho que me mueva, me retuerza, me salten las lágrimas de los ojos y intente liberarme, el espantoso dolor de mi piel y carne siendo cortados por el cuchillo es imposible de apartar de mí, es imposible de pararlo. Solo cuando él considera que la herida es suficientemente adecuada aparta el arma al rojo vivo, ahora también manchada del mismo color líquido. Todo yo estoy temblando, pidiendo socorro a grito pelado, con la esperanza de que alguien pueda oírme desde fuera la habitación y venga en mi ayuda, aunque se que es un recurso desesperado porque nadie va a venir.
Pero por supuesto, aun no ha terminado. Al ver que mi espalda ya no puede ser mas torturada, mi contacto coge otro de los cuchillos que arden y se dedica a cortar y quemar mi pantorrilla derecha, haciendo que lance de nuevo espantosos gritos de suplicio y piedad, que son ignorados por todo y por todos. Nada ni nadie siente piedad de mi, nadie…me encuentro solo absolutamente ante los caprichos de ese sádico, perdido en la oscuridad de la existencia que me ha tocado vivir. Ni siquiera las drogas pueden evitar el dolor, en todo caso parece que lo estimulen y me hagan más sensible…
Cuando termina con mi pierna repite el mismo proceso con la otra, y después de nuevo con mi espalda, y por mi hombro, y por mis costillas….Lo hace repetidas veces durante lo que en tiempo real es tres cuartos de hora, pero a mi me parece una autentica eternidad, en la que ni siquiera puedo caerme desmayado porque el dolor me mantiene demasiado despierto para ello.
Deseo morirme, deseo morirme….deseo que pare la espantosa tortura. Mi sangre cae al suelo y mi garganta ya no puede emitir ni gritos ni sollozos, habiéndome quedado completamente afónico.
Después de haberme realizado un total de quince heridas por mi cuerpo de esa índole, parece al fin haber quedado saciado de su sadismo, pero no de su excitación. Mientras me torturaba, los dos hombres armario se acariciaban a si mismos, masturbándose ante el espectáculo que les ofrecía su líder. Mientras estoy medio muerto, intentando mantenerme de pie, los tres vuelven a pasar por mi boca hasta que quedan completamente satisfechos, obligándome otra vez a toser para no ahogarme.
Finalmente, abren la picota y me dejan caer al suelo, medio sollozando por el intenso dolor que aun siento, notando la sangre aun deslizarse por las heridas. El que me ha provocado dichas heridas consigue unas esposas y me ata las muñecas, aunque afortunadamente lo hace por delante y no tengo que apoyar mis manos en la torturada espalda. No me muevo, quedándome boca abajo en el suelo, respirando entrecortadamente y deseando perder el mundo de vista, empezando a sufrir algunas convulsiones por el dolor. Aún así, soy consciente de que ellos recogen su material y se van, dejándome allí, marchándose, a la espera de que me muera desangrado o por la infección que de seguro cogeré si no soy tratado.
Aidan Livermoore- Residente del Withestone Valley
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Re: Lust and Pain
Había salido de una sesión con una chica que le había pagado gustosamente y en una cantidad considerable, antes de salir con una sonrisilla tímida de la sala, delante de él, y despedirse con una risilla idiota y subir azorada las escaleras. Leirbag había sonreído, contado el dinero, y en cuanto se dispuso a subir la escaleras, haciendo tintinear las esposas que llevaba colgadas al cinturón de tachuelas sobre unos pantalones anchos y oscuros, bajo el cual estaba sujeto el wakizashi... escuchó sus gritos. Pedían clemencia, ayuda, suplicaban... pero no eran grtios consumados por un placer doloroso permitidos. Eran gritos de puro miedo, el chico podía olerlo, verlo en el ambiente a través de sus ojso verdeazules tapados por una lentilla azul oscuro y otra rojo sangre...
Se movió, sigiloso como una sombra, y se quedó al otro lado de la puerta, observando por la diminuta ventanilla. Sólo echó un vistazo, y en seguida se vio obligado a apartar la mirada. ¿Porque le daba asco? No, él había llegado a hacer cosas peores. Era porque, a pesar de tener los ojos tapados y el rostro contorsionado por el dolor d una posición terrible, Liebrag había reconocido a Aidan. Era un misticismo extraño, pero sabía que, a pesar de haberle visto sólo una vez, reconocería a ese chico en cualquier parte.
Escuchó sus gritos, despue´s de ver que le estaban torturando con metal al rojo vivo, escuchó las risas de sus verdugos, y por primera vez, el rostro del excéntrico joven pareció recobrar la humanidad que hacía tanto tiempo perdió...
A pesar de eso, el chico, no hizo nada. No... quería ver... necesitaba ver... lo que le hacían, porque esperaba ver por qué razón Aidan se dejaba torturar de semejante forma si no disfrutaba con ello. Aunque carnalmente sintiera algún placer, su rostro no reflejaba tal cosa... Frunció el ceño y entrecerró los ojos, súbitamente furioso sin saber por qué. Pero no iba a hacer nada, no era el momento... ni el lugar.
Les vio temrinar, y mientras esposaban a Aidan y recogían las cosas, Leirbag se escondió detrás de unas cortinas. Les vio salir, con sus risas torcidas y sus voces macabras, comentando lo que había pasado, riéndose del pobre infeliz al que habían dejado desangrándose en el suelo de la habitación.
En cuanto desaparecieron por la escalera, Leirbag entró a grandes zancadas en la habitación. El olor a piel quemada le imapctó en la nariz como un puñetazo.
A pesar de eso, se acercó a Aidan, y le cogió, con delicadeza extrema por la nuca, y le hizo mirarle a los ojos, mientras le quitaba las esposas con un manojo de llaves que guardaba en el bolsillo.
- Si me oyes di "ay".
Se movió, sigiloso como una sombra, y se quedó al otro lado de la puerta, observando por la diminuta ventanilla. Sólo echó un vistazo, y en seguida se vio obligado a apartar la mirada. ¿Porque le daba asco? No, él había llegado a hacer cosas peores. Era porque, a pesar de tener los ojos tapados y el rostro contorsionado por el dolor d una posición terrible, Liebrag había reconocido a Aidan. Era un misticismo extraño, pero sabía que, a pesar de haberle visto sólo una vez, reconocería a ese chico en cualquier parte.
Escuchó sus gritos, despue´s de ver que le estaban torturando con metal al rojo vivo, escuchó las risas de sus verdugos, y por primera vez, el rostro del excéntrico joven pareció recobrar la humanidad que hacía tanto tiempo perdió...
A pesar de eso, el chico, no hizo nada. No... quería ver... necesitaba ver... lo que le hacían, porque esperaba ver por qué razón Aidan se dejaba torturar de semejante forma si no disfrutaba con ello. Aunque carnalmente sintiera algún placer, su rostro no reflejaba tal cosa... Frunció el ceño y entrecerró los ojos, súbitamente furioso sin saber por qué. Pero no iba a hacer nada, no era el momento... ni el lugar.
Les vio temrinar, y mientras esposaban a Aidan y recogían las cosas, Leirbag se escondió detrás de unas cortinas. Les vio salir, con sus risas torcidas y sus voces macabras, comentando lo que había pasado, riéndose del pobre infeliz al que habían dejado desangrándose en el suelo de la habitación.
En cuanto desaparecieron por la escalera, Leirbag entró a grandes zancadas en la habitación. El olor a piel quemada le imapctó en la nariz como un puñetazo.
A pesar de eso, se acercó a Aidan, y le cogió, con delicadeza extrema por la nuca, y le hizo mirarle a los ojos, mientras le quitaba las esposas con un manojo de llaves que guardaba en el bolsillo.
- Si me oyes di "ay".
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