Re: Pasillos y aulas

**Ulises J. Kane** Miér Ago 12, 2009 1:35 pm

Se quedó helado cuando vio a las figuras que se metieron en la caseta del guardia. Eso no formaba parte del plan, mierda.

- Vale, odio tener que decir esto, pero... aconsejo una retirada sigilosa.

El problema era que no podían volver a salir por donde habían entrado porque no tenían forma de subir a la ventana desde dentro del edificio. Tendrían que llegar a la clase que había sobre el vestuario de gimnasia, que si no recordaba mal era... ¿química?

- ¿Cuál es el aula que queda encima del gimnasio? - Preguntó, con voz apremiante.

Aunque él ya no estudiaba allí tenía cero ganas de ser descubierto. Aquello era allanamiento, y los del St. Mary muy remilgados para esas cosas. Si los fantoches de negro que se habían colado tenían intenciones belicosas - y todo parecía indicar que sí - no pensaba quedarse mirando para que después Dakota y él tuvieran que pagar los platos rotos. Dakota.
Le lanzó una mirada de reojo a la niña y dictaminó que a ella no podían verla de ningún modo, eso significaría la expulsión. Si Ulises hubiera tenido conciencia se habría sentido culpable, pero en su lugar únicamente chasqueó la lengua.

- Vamos.

**Dakota L. Burdock** Sáb Ago 15, 2009 7:38 pm

Simplemente, se puso un poco en guardia al escuchar a Ulises, tensando los músculos, comenzando a asustarse y a ponerse nerviosa. Se limitó a asentir con la cabeza, alejándose de la barandilla con cuidado y sin hacer apenas ruido. Respiró un par de veces antes de volver a escuchar a Ulises.

- El aula de... Historia -respondió con rapidez, casi como una autómata. En menos de dos segundos se situó en el espacio. No, no estaban muy lejos del laboratorio, no tardarían ni tres minutos en llegar.

Asintió de nuevo y comenzó a andar, haciéndole una señal a Ulises para que la siguiera, en silencio. Las piernas le temblaban como si fueran flanes. Estaba asustada, pero obviamente no lo reconocería. ¿Qué demonios habían venido a hacer los de abajo al colegio? Nada bueno, eso seguro...
Tras atravesar un par de pasillos y girar por unas cuatro esquinas (asegurándose de que Ulises le seguía) se paró en seco, ante una puerta bastante grande.

- Es aquí...

**Ulises J. Kane** Sáb Ago 15, 2009 7:48 pm

Historia, podía ser. Él no se acordaba de haber pisado jamás dicha aula, por eso no le cuadraba en el mapa mental.
Siguió a Dakota sin abrir la boca, inquieto ante la súbita posibilidad de toparse con aquellos tíos, fueran quienes fueran. Estuvo a punto de tropezar, pero dio una especie de salto y recuperó el equilibrio con un gruñido de disgusto.

- Cerrada. - Informó.

No era un contratiempo, venía preparado. No creía que en el famoso St. Mary fueran tan capullos de dejarse las aulas abiertas por las noches a merced de los saqueadores, así que llevaba en el bolsillo varios utensilios para ir probando: una horquilla del pelo encontrada en el sofá de su casa, un alambre y una ganzúa de hierro pequeña. Mejor no preguntar de dónde había sacado eso último Very Happy

- Aparta. - Le pidió sin demasiada delicadeza.

La horquilla no dio resultado, pero el alambre sirvió para que la cerradura de la puerta saltara con un "click". Ulises asomó la cabeza y comprobó que había una cámara de seguridad apuntando más o menos al centro del aula... pero por suerte se podía acceder a las ventanas de la pared opuesta sin exponerse a su ángulo de visión.

- No pises ahí. - Señaló la zona central y luego comenzó a caminar hacia el otro lado esperando que Dakota le siguiera.

En efecto, bajo aquella ventana estaba la caseta del vestuario. Abrió el cristal con un chasquido sordo y le indicó a la niña por gestos que tenía que saltar por ahí.

**Dakota L. Burdock** Sáb Ago 15, 2009 8:21 pm

Se pasó una mano por el pelo, más preocupada que antes, al escuchar que la puerta se encontraba cerrada.

- Oh, perfecto... -comentó, apartándose cuando él se lo indicó, sin darle mucha importancia al tono y las maneras que había empleado él. Probablemente los dos estuvieran igual de nerviosos y tuvieran las mismas ganas de salir de allí cuanto antes.

Observó cómo Ulises comenzaba a sacar cosas Una horquilla del pelo, un alambre y un cacharro bastante raro. Para su sopresa, la puerta acabó cediendo, abriéndose segundos más tarde. Entró en el aula, tras Ulises, alzando una ceja tras la indicación de él. Ah, claro, la cámara de seguridad situada en una esquina. ¿Cómo no había caído? La solía ver a diario Sigió a Ulises, sin rechistar, obediente muy a su pesar. Llegó a las ventanas. Esbozó una mueca al ver que tendrían que salir por allí, pero no dijo nada. Cuando Ulises abrió la venta y le hizo señas se apresuró a auparse, con la ayuda de un pupitre, sobre la ventana. De espaldas y con cuidado se dejó caer, encontrándose después sobre la caseta del vestuario.

- Venga, vamos... -lo apremió, ahora algo menos nerviosa. Conseguirían salir de allí.

**Jennifer Smith** Mar Ago 18, 2009 10:43 am

Entro en el recibidor del colegio y una sonrisa triunfal ilumino su rostro, por fin estaba allí, y esto le abriría las puertas al mundo que siempre debió ser el suyo. Se acerco a la secretaría para presentarse y que le diesen la llave de su taquilla y el horario con un planito detallado de la escuela. Salio de nuevo al pasillo y busco entre las taquillas blancas la que le correspondía. No cabía en si de gozo cuando la abrió y vio lo grande que era y su pulcritud, sí, definitivamente estaba en su salsa.

Se arreglo el pelo en el espejo que había en la puerta de la taquilla, y dejó en ella un par de cuadernos y los libros que no iba a necesitar. Miro el horario y comprobó su primera clase, Cálculo, perfecto según el plano sólo tenía que andar unos metros hasta el aula la segunda aula de la izquierda. Volvió a comprobar su aspecto y se sonrió a si misma, perfecta. Cerró la taquilla y se dirigió hacia la clase, aún era demasiado pronto así que aguardó en el banco frente a la puerta jugueteando con la pluma Mont Blanck que acababa de comprarse.

**Dakota L. Burdock** Mar Ago 25, 2009 2:31 am

Desde aquella noche en la que se coló en el instituto con Ulises lo veía todo de una forma un tanto distinta, quizás con algo menos de respeto. Si ella misma, junto con el chico, habían conseguido colarse en el colegio más prestigioso de la cuidad... ¿Cómo demonios era la seguridad? La mejor seguro que no...

Irrumpió en el Hall, dando grandes zancadas, en mitad de la noche, tras haber conseguido burlar al guardia que dormía a pierna suelta. ¿Como se le podía haber olvidado? ¿Seguiría en la taquilla? Con estos pensamientos subió unas escaleras, dando a otro pasillo en el que por fin divisó su reluciente taquilla. Se acercó a ella y sacó la llave, que se resistía a entrar. Quizá fuera la falta de luz...

Tras pelearse con la cerradura ésta pareció ceder, abriéndose la taquilla con un leve ruidito.

**Cyrus Ross** Mar Ago 25, 2009 2:43 am

Atraviesa los pasillos con curiosidad, había llegado a su nuevo destino y un nuevo reto interesante se le planteaba ante si. Todos esos pupitres vacíos que ver al pasar dentro de las clases, mañana estarían ocupados por remilgadas señoritas de alta cuna dispuestas a ser conquistadas por un caballero cuyas azañas las atraerían hasta caer en al trampa.

Sujeta en una mano el maletín y porta bajo el brazo unos cuantos tubos de plexigas con sus últimas obras dentro, con las que había logrado impresionar a la directora, no solo por su presencia si no también por su elaborado monólogo que había hecho caer a esta a sus pies y a la que había abandonado fingiendo no ver sus intentos de comunicarle su soltería.

Avanza lento pero parsimonioso, resonando sus caros zapatos contra el pulido suelo, echando la cabeza hacia atrás, para grabar en su mente por última vez su nuevo lugar de acción. Ese breve instante de despiste causa la fricción entre su cuerpo y el de otra persona, haciendo que del choque caigan los tubos al suelo, con un pequeño estruendo.

- Perdona -dice haciendo gala de su cortesía inmediata. Se agacha para recoger sus bártulos sin siquiera darse cuenta que una posible víctima se encuentra ante él, indefensa a altas horas de la noche. Alza los ojos y atisba desde detrás de los finos cristales de sus pequeñas gafas, a una chica de dorados cabellos y aspecto angelical.- ¿Estás bien? -se apresura a añadir quedando como un hombre galante.

**Dakota L. Burdock** Mar Ago 25, 2009 2:52 am

Arrugó la nariz y frunció el ceño, cerrando la taquilla de un golpe seco, bastante enfadada. No, ahí no estaba, ¿dónde lo podría haber dejado? Se guardó la llave en el bolsillo de sus pantalones cortos, dispuesta a seguir con su búsqueda, cuando alguien chochó contra ella, haciendo que trastabillase.
Retrocedió un par de pasos, asustada ante la idea de que el guardia podría haber sido esa persona que se había tropezado con ella pero... No parecía ser así. Ante ella se encontraba un hombre de aspecto elegante y educado, y para colmo atractivo. No, ese hombre no era el guardia de seguridad.

- ¿Eh? -observó cómo éste se agachaba para recoger algunas cosas que se le habían caido. No se molestó en agacharse ella, aún tenía en su mente el pensamiento del guardia y aquello que había venido a buscar- ¿Yo? -alzó una ceja, sorprendida por la pregunta- Bueno... Sí, supongo -dijo, sin saber muy bien qué contestar a aquello. Entonces se adelantó, evitanto asi que una pregunta como aquella fuera dirigida hacia ella- ¿Quien es usted? ¿Y qué hace por aquí? -preguntó, ésta última con un pequeño atisbo de curiosidad.

**Cyrus Ross** Mar Ago 25, 2009 3:11 am

Contempla a la chica disimuladamente mientras finge ponerse nuevamente las cosas bien sujetas bajo el brazo para evitar posibles nuevas caídas, cuando termina, da el visto bueno a la chica como primer objetivo en la lista, y sonríe encantadoramente, empezando a mover ficha en el tablero.

- Oh, yo y mi mala educación... -dice retirándose las gafas tras darse un pequeño golpecito en la frente. Se las guarda en el bolsillo y le tiende una mano bien cuidada.- Soy Cyrus Ross, profesor de arte, ¿y usted señorita es...? -pregunta con amabilidad siguiendo el código de educación establecido.

A medias tintas un deje de diversión se entreve en sus ojos.- La pregunta es que hace usted aquí señorita... El horario escolar hace horas que ha acabado. -responde con expresión nula y voz autoritaria, sin embargo tras ver la expresión de la chica finge ceder.- Pero si usted olvida este pequeño incidente y no comenta al mundo mi despiste, prometo no haberla visto por aquí... -le propone sonriente.

**Dakota L. Burdock** Mar Ago 25, 2009 3:24 am

No es consciente de la atención que posó aquel hombre sobre ella, por lo que carraspeó un poco y sonrió, algo más tranquila y confiada. Estrechó su mano, en cierto modo divertida. Aquella incursión nocturna en su instituto no se parecía en nada a la anterior.

- Dakota Burdock... -se presentó con total cordialidad y educación, cayendo después en las palabras del hombre. Abrió mucho los ojos y rápidamente retiró la mano, notando cómo comenzaba a ponerse nerviosa por cada segundo que pasaba- ¿Pro...Profesor de arte? ¿De aquí? ¿Del St.Mary? -preguntó atropelladamente, llevándose una mano a la cabeza. Ahora sí que había metido la pata, y hasta el fondo... - Ya sé que el horario escolar acabó pero es que me olvidé una cosa y bueno Vine a buscarla... -se explicó, tras escuchar el tono de voz de él, que le hizo sentirse como una delincuente en un lugar privado. ¡Un profesor! ¡Y ella, una simple alumna, allí, denoche! Perfecto Dakota, perfecto

Alzó una ceja ante el cambio repentino en lás ideas del profesor. Se limitó a asentir y a devolverle la sonrisa. Parecía que se había quitado un peso de encima y que realmente aquello no le iba a traer problemas, aunque no estaba del todo segura.

- Pero... ¿Lo promete, en serio? -preguntó, queriéndose asegurar de la palabra de él.

**Cyrus Ross** Mar Ago 25, 2009 3:41 am

Interiormente esta disfrutando con la situación, él lleva las riendas y eso es un punto a su favor, para ganarse la confianza de esa chica además... Su rostro le era familiar, tanto o más que su apellido. Por supuesto se había informado antes de ir a esa institución con la finalidad de codearse y conseguir unos apellidos en particular.

Sigue con esa media sonrisa sesgada y misteriosa, evaluando a la chica tranquilamente mientras esta pretende excusarse. Intenta quedarse con pequeños gestos que según sus libros de psicología, le ayudarán a entender por dónde abordar el castillo. Se abstrae de sus pensamientos cuando escucha su pregunta sin perder la sonrisa.

- Por supuesto, tiene mi palabra. -afirma con rotundidad antes de dar un pequeño paso a un lado.- Procure que no la vuelvan a encontrar por aquí fuera de hora señorita Burdock, me temo que el guardia no será tan comprensivo... -bromea con jovialidad ajustándose la camisa.- Que pase una buena noche. -se despide antes de echar a andar con paso firme dejando la estela de curiosidad tras de si.

**Dakota L. Burdock** Miér Ago 26, 2009 12:44 am

Observó cómo se elajaba el profesor Ross, asintiendo a su vez con la cabeza. Tenía su palabra, no hablaría sobre el encuentro con nadie ya que la primera que podía salir mal parada era ella.

- Descuide, andaré con cuidado... -comentó, esbozando una leve sonrisa después. Seguro que no la pillaban, pero tampoco pensaba estar allí mucho tiempo más. Una vez que se aseguró de que estaba sola emprendió el camino hacia los vestuarios. Con un poco de suerte encontraría lo que estaba buscando allí

**Aidan Livermoore** Dom Oct 11, 2009 1:33 am

*Llego, como siempre, menos en los dias que despues de una sesion no puedo ni andar, y coloco mis papeles encima de la mesa timidamente, sin alzar mi vista hacia los alumnos.
Ya se que los que quieren escucharme, que son los becarios, estan a primera fila y que por ello no tengo que gritar demasiado. Casi puedo hablar flojito.....

Tras abrir la pagina del libro por la que ibamos, empiezo a explicar la interpretacion de un texto de Parmenides. Siempre que doy clase me siento como en una especie de monologo, pero al menos, se que de tanto en tanto, un boligrafo rasga sobre un papel para tomar apuntes y despues apuntarlos en un examen tras haberselos aprendido, cosa que no haran los niños ricos.
Se que en filosofia todo el mundo saca notas ejemplares. Es importante demostrar que la media en este instituto es superior a la de las instituciones publicas, y por eso, aunque los que paguen menos al colegio tengan mas inteligencia que los que tengo yo ahora delante, la mayoria cobrara de adultos sueldos mil veces mejores.

Me levanto y apunto algunas cosas en la pizarra, intentando no pensar que todos me observan*

**Epiphany J. Murray** Dom Oct 11, 2009 1:40 am

Pese a que en el interior de las aulas no hace precisamente frío, ella lleva la chaqueta del uniforme puesta, abrochada hasta el último botón, para que las mangas tapen las vendas de las muñecas y se ha puesto leotardos negros y gruesos, en lugar de llevar solo la falda y calcetines. Va, por tanto, completamente tapada y, si no se vislumbrara el cuello de la camisa blanca, parecería que viste de negro impoluto como desde hace unos días acostumbra a hacer.

Después de lo acontecido ha estado faltando hasta que se ha dado cuenta de que no es buena idea quedarse encerrada en casa sola rodeada de objetos con los que poder quitarse la vida y sin poder evitar las tentaciones de ir corriendo a buscar a Edward, cosa que a él no le conviene y por ello ella fue tajante en su decisión. Por eso, para mantener la mente ocupada, ha ido a clase, dispuesta a que libros, deberes, apuntes y demás, colapsen su cabeza y la eviten recordar las escenas vividas en esa real pesadilla de hace poco.

Pero, tras una jornada escolar, se da cuenta de que le es imposible concentrarse y, con la cabeza clavada en un folio en blanco y las manitas crispadas sobre la mesa, aunque intente aparentar que escuche, su mente divaga por los cruentos recuerdos de aquella mansión... Aquel hombre, sus palabras, Edward... Demasiadas cosas.

-¡NO! -Chilla de repente, dándose cuenta de que se ha puesto de pie de golpe y que todos la miran. Traga saliva, sin ser capaz de reaccionar en consecuencia disculpándose y sentándose, por lo que se queda sencillamente de pie, con la mirada perdida en algun punto más allá de la pizarra.

**Aidan Livermoore** Dom Oct 11, 2009 1:59 am

*Un NO categorico y elevado hace que por un momento, revise lo que estoy escribiendo en la pizarra, pensando que he podido escribir algo completamente absurdo y que un alumno se ha dado cuenta.
Pero no me ha parecido un grito burlesco, si no aterrorizado, y de ese tipo puede decirse que soy bastante experto. Giro levemente la cabeza, viendo a....

Ah! La señortia Murray!
La expresion de su rostro me desconcentra durante unos instantes muy largos. Parece asustada a la vez que dolida, encerrada en si misma esperando que el subito sufrimiento que siente le desaparezca. Es algo que yo suelo hacer, y por ello, reconozco de inmediato que a la joven le ocurre algo.
Posiblemente relacionado con su padre y las discusiones que se llevan en casa....Y realmente me sabe mal por ella, sabiendo que en mi inutilidad total, no podre hacer nada, aunque le hubiese prometido que la ayudaria. Me siento especialemnte estupido por haber imaginado por un instante que algun consejo dado sirviera de algo.

Soy afortunado y al cabo de pocos minutos, en los que todo el mundo se ha pasado mirando a la chica, suena el timbre y una manada de lobos corre hacia la puerta. SOlo cuando el aula queda vacia, cierro la puerta y me acerco a la mesa de Murray, que ha sido la unica que no ha abandonado la sala*

-.....Se encuentra bien, señorita Murray....?

**Epiphany J. Murray** Dom Oct 11, 2009 2:07 am

Los segundos pasan y ella sigue ahí parada, inmóvil, vestida practicamente de negro por entero y tapada por completo, con el rostro demacrado y ojoreso, y sus ojos, de irises azules hoy apagados y sin brillo, enrojecidos e hinchados, portadores de una mirada completamente ida, atemorizada y perdida. Entrelaza ambas manitas, retorciéndolas, nerviosa, y mira a todos lados, viendo caras de sorpresa, escuchando cuchicheos y sintiendo dedos señalarla...

Hasta que escucha el sonido del timbre salvador y, sin importarles empujarla en el proceso, la carrera de gente abandonando el aula a toda velocidad hace que, repentinamente, ya no haya ojos espías, dedos acusadores, ni susurros elucubrando. Solamente están ella, el aula y... El Profesor Livermoore. Es entonces cuando, ante la voz de él, regresa del todo a la realidad, volviendo a tragar saliva, gesto que le cuesta porque nota repentinamente la boca seca, muy seca.

-No... -Responde con un hilo de voz, corrigiéndose de inmediato y negando enérgicamente con la cabeza- Sí... Sí... Estoy... Bien... Sí... -Balbucea con voz rota- Pero... Usted no debería preguntarme... Si lo hace... Ellos... Ellos... -Mira a todos lados, casi paranoica- ¡No he dicho eso! -Exclama llevándose una de sus pequeñas manos a la boca- ¡No he hablado de nadie! -Añade, golpeándose con la otra mano en la sien, con el puño más concretamente, momento en el que el vendaje queda totalmente a la vista- ¡No ha oído nada! ¿Me oye? ¡Nada! -Casi parece histérica pese a que realmente no esté gritando, sino murmurando con voz quejumbrosa y bajita.

Ni se da cuenta de que practicamente está mostrando las vendas de ambas muñecas al profesor cuando comienza a sujetarse la cabeza con ambas manos, negando varias veces de forma violenta.

**Aidan Livermoore** Dom Oct 11, 2009 2:19 am

*Mi vida nunca habia tenido muchos secretos, hasta que termine mis estudios y los años de relativo bienestar finalizaron. Relativo porque la universidad fue un suplicio humillante, pero las cosas fueron mucho peor poco despues.
A la mañana siguiente de que toda mi esclavitud progresiva con Él empezara, yo actuaba de un modo horrorosamente familair al de la chica que tengo delante, aunque con mi propio estilo de desesperacion.

Y la palabra ELLOS solo hay que sustituirla por ÉL para ver que no hay, realmente, mucha diferencia.
Pero pensar que ella, a una edad tan temprana, le ha sucedido lo mismo que a mi me causa un nudo en la garganta, mas si me viene a la memoria la conversacion que tuvimos el otro dia.
No se si yo era mejor antes de que mi vida cambiase, pero si se que era distinto. Aunque seguia siendo cobarde, tenia menos miedo paranoico y no encontraba un enemigo en cada rostro. Se que era una persona un poco mas alegre y que veia el futuro con un poquito de esperanza.
Pero el conocer el librero lo cambio todo. E imaginarme que el caracter de la chica que queria solucionar el mundo, uniendose a una ONG, se veria para siempre afectado en algo mas depresivo hace que me olvide de mi habitual timidez y me acerque a ella.

Le tomo las muñecas, apartandoselas de su rostro con toda la delicadeza que puedo, sintiendo en la punta de mis dedos el tacto de las vendas, tan familiar para mi.
No quiero ni saber que le han hecho para que las lleve, pero si se que las primeras heridas son siempre las peores. Aun piensas que no podras acostumbrarte a las cicatrices*

-Epiphany, contestame, por favor...*a pesar de que le sujeto las maos con una seguridad que no se de donde me viene, mi tono de voz sigue siendo tan bajito como siempre. Menudo efecto contraproducente debo de dar*....que ha pasado?

**Epiphany J. Murray** Dom Oct 11, 2009 2:29 am

Le pilla por sorpresa que el profesor se acerque a ella y le tome de las muñecas, evitando así que se rompa a si misma la cabeza a puñetazos. Pero sigue negando enérgicamente unos segundos, hasta que reduce el ritmo de ese gesto de cabeza y se le queda mirando fijamente, asemejándose una vez más al ratoncillo asustado que es y sin ningun rastro de esperanza infantil que recuerde a la niña inocente y risueña que solía manifestarse en sus irises celestes ahora sin vida, sin mayor sentimiento que el miedo y el dolor.

-Ellos me llevaron con... con... con él y... él.. -Las lágrimas comienzan a acudir a sus ojos, volviéndolos vidriosos y dándoles un aspecto de dos pequeños oceanos en tormenta, para, acto seguido, deslizarse por sus demacradas mejillas- Si digo algo hará daño a... a... alguien... -a Edward- y no... no puedo permitir que le hagan daño... Por eso no puedo decir nada de lo que oí... En casa y... De lo que él me obligó a hacer... -Los recuerdos acuden a su mente una y otra vez, en lo que ella se zafa de Aidan, apartándose y dando un par de pasos hacia atrás.

Nuevamente, un brillo demente acude a sus ojos cuando mira a todas partes antes de clavar sus ojos en los de él:
-¡Yo no quería! ¡Él me obligó! ¡Lo juro! -Exclama desesperada- ¡Si no lo hubiera hecho le habría hecho muchísimo daño a... a...! -Se vuelve a referir a Edward, sí, pero no lo dice- ¡Y si le cuento algo y se entera... si ellos se lo dicen... él... él le hará daño! ¡Y a mí! ¡Y a usted! -Gimotea, paranoide.

**Aidan Livermoore** Dom Oct 11, 2009 2:45 am

*Cuanto hecho de menos a la joven que oir tocar en esa placita, porque ahora que tengo delante el vacio de unos ojos aterrorizados, soy consciente de todo lo que pierde el alma humana cuando ya no puede confiar ni en si misma ni el mundo que queria antes.
Todo lo que antes podia considerar atractivo o bello es ahora oscuro y horrible, como si detras de cada sombra o rincon pudiera aparecer un monstruo, pero mucho mas real que los que salen en los cuentos de hadas.
Ya nada puede volver a ser como antes, una vez rasgada la mente por el dolor ya no puede curarse. No existe esa capacidad, al igual que no se puede volver atras en el tiempo.

Quien sabe si ella ahora me ve como a un enemigo, si me teme. Puede que al ver mi rostro se imagine el de aquel que la daño, que la transformo en lo que es ahora, y por ello no hago nada cuando se separa de mi.
De los balcuceos, puedo entender que alguien, otro Él en la lista de seres corruptores, ha sido el autor de sus heridas, tanto fisicas como psicologicas. Y que, como en mi caso, tambien ha aparecido el chantaje, auqnue de una naturaleza distinta a mi experiencia.
Con las palabras "lo que me obligo a hacer", llegan a mi mente unas imagenes que desearia no haberlas conjurado, porque hacen que el nudo en la garganta aumente.
Quien sabe lo que le ha pasado, en tanto en cuanto a torturas lascivas puede decirse que las he padecido en gran numero, pero me parece algo completamente aberrante y dramatico que una chica como Murray tambien se haya visto sometida a ella.
Parecia tan....joven, con el aire infantil de los que aun tienen una sonrisa escondida entre los labios...

Sus ojos desquiciados me vuelven loco a mi, afectandome personalmente y provocando un intenso desasosiego mental, haciendo que me acerque a ella, de nuevo y le vuelva a coger los brazos, esta vez por los hombros y de un modo mucho mas delicado, temiendo asustarla, pero sin querer dejarla ir en ese estado*

-Epiphany, no....*que se le puede decir a una niña que ha conocido al lobo feroz de los cuentos de hadas del peor modo posible? COmo se tranquiliza a una adolescente que sufre un trauma. Con una mentira...*...no te haran mas daño, Epiphany, no pasa nada....*no se como debe sonar mi voz, posiblemente al mismo volumen de siempre ya demas sintiendome estupido por no poder decirle algo mejor*....Te croe, se que te obligo, no pasa nada......

*Claro que pasa. Y el peso de lo que ha pasado le va a pesar en los hombros el resto de su vida, pero...
¿Que puedo decirle?*

**Epiphany J. Murray** Dom Oct 11, 2009 2:58 am

Tras los gritos, tras el llanto, tras las miradas paranoides... Nuevamente viene la calma, en forma del peso de la cruda realidad que se abre paso, recordándole que lo sucedido es real, que puede incluso volver a pasar, y que nunca podrá borrarlo. En su mente se ve a si misma como una zorra, como una puta barata, como todo lo que ese cruel hombre le dijo que era... Y como nada más. Culpa, miedo, dolor... Son el reflejo de un alma hecha jirones, y se ve en su mirada, ojos como espejos del alma, que manifiestan todas esas sensaciones.

Ya no se aparta cuando él la agarra, solo permanece quieta, inmóvil, salvo por el temblor que repentinamente comienza a invadir su pequeño cuerpecito, haciendo que una vez más parezca un animalillo asustado y acorralado... Solo que no es hacia Aidan hacia quien tiene miedo, sino hacia el mundo, hacia lo que hay fuera, hacia quienes le llevaron ante ese hombre, hacia lo que puede pasarle a Eddy si ella flaquea...

Eddy... ¡Cómo le echa de menos! Le quiere tanto como para extrañarle y aguantar lejos de él, pese a las tentaciones de ir corriendo a pedirle perdón por haberse marchado así y explicárselo todo. Pero sabe que no debe, no puede, porque eso sería ponerle en peligro, y le quiere demasiado como para ser tan egoísta... Una generosidad altruista es lo único que ve correcto en estos momentos, mantenerse lejos de la única persona que puede servirle de bálsamo para las heridas internas, de tabla a la que aferrarse antes de naufragar del todo, para que esa persona esté bien.

Las palabras del profesor Livermoore la sacan de esos pensamientos y ella, sin dejar de llorar en silencio, le mira con los ojos empañados por las lágrimas, negando con la cabeza:

-Sí pasa... -Susurra con voz rota, desesperanzada- No es solo a mí a quien pueden hacer daño... Yo le necesito, pero no quiero que le hagan daño... Por eso hice lo que él me pidió y después me alejé de a quien no quiero que lastimen... -Añade con voz ida- Pero no debería contárselo, porque si alguien se entera... Si ellos se enteran y la noticia le llega a él... -No quiere ni imaginárselo.

El miedo hace que de nuevo aflore la demencia y ella aparte la mirada, recordando algo muy concreto:
-Soy... Soy una zorra, no le convengo... -Musita hablando de Edward, como si Aidan no estuviese y hablase sola- Él no debe rebajarse al nivel de una furcia como yo... -Comienza a repetir esa frase nuevamente como si lo hiciese de memoria.

**Aidan Livermoore** Dom Oct 11, 2009 11:26 pm

*Tiembla como una pequeña hijota de roble mecida por un viento imcompasivo y cruel que no permite que pueda recuperarse y descansar. Y lo peor de todo es que no se como reaccionar, porque si no he sabido ayudarme a mi mismo, como podre hacerlo con una alumna mia?
CUalquier cosa que diga o haga sonara vacia en sus oidos, lo se perfectamte. De hecho, todo lo que esta experimentando ella en estos momentos son cosas que yo sentido infinidad de veces, y mas en estos ultimos tiempos...

Me encantaria poder ayudarla como cualquier otro profesor haria en cualquier otra escuela, llevandola a la enfermeria, ayudandole a serenarse y llamando a sus padres, haciendo, quizas, una denuncia policial.
Pero no necesito preguntarle para saber que hacer eso, en nuestra situacion, seria un suicidio. Primero, porque quien la hirio parece ser alguien suficientemente poderoso como para que nada pueda dañarle, y segundo, porque querria cobrarse venganza.
Yo quiero ayudar a Murray, no morir en el intento...

Oigo lo que dice sobre si misma y durante un instante estoy tentado de irme y dejarla alli, porque no soy capaz de escucharla. No por cobardia, si no porque me aterra ver un espejo tan claro de mi propia situacion en otra persona.
Como he llegado a despreciarme a mi mismo, sin ver ninguna razon por la cual vivir mereciera la pena, pero haciendolo sin permitirme rendirme, no por esperanza, si no por languidez y debilidad.
Me odiaba, me despreciaba, me veia como algo repugnante que no merecia ser considerado merecedor de nada, y el mundo se aseguraba de que mi opinion fuese siempre la misma.
Pero entonces las cosas cambiaron, y aunque se han complicado de un modo espantoso, al menos se que mi persona no es tan horrible como la veia en un principio.

Pero como decirle a Murray que se esta equivocando? Como hacerle entender que aunque la hieran, ella no es la furcia que asegura ser? Se me antoja imposible*

-Epiphany,.,,

*Y entonces empieza a repetir esa frase, poniendose una y otra vez mas nerviosa, mas demente, mas en su mundo. Se encerrara en si misma y no permitira que nadie la libere por miedo a ser herida de nuevo.
Y movido por la irracionalidad, sin pararme a pensar en nada, actuo de forma impulsiva*

-EPIPHANY! *le grito y quizas la asusto, pero necesito que me preste atencion* Escuchame. Se que posiblemente no me hagas caso, vale, pero ni eres una furcia, ni eres una zorra, me entiendes? Creeme cuando te digo que entiendo por lo que estas pasando, pero no cometas mi mismo error y por favor, no te creas lo que han dicho mientras te herian....

**Epiphany J. Murray** Lun Oct 12, 2009 3:59 pm

En efecto, ella se odia, se desprecia, se repunga... En el espejo, cuando se mira, ve en su reflejo la imagen de una zorra inmunda, de una furcia que ni para eso vale, y si a eso le suma el hecho de que ha perdido a Edward, la única persona a la que tenía, y que lo ha hecho por protegerle de él, de ellos, e incluso de ella misma... Es incapaz de verse como alguien válido, digno o merecedor de nadie. Quizá eso en parte haya sido una ayuda para lograr tener la voluntad de, queriendo a Eddy, apartarse de su lado: creer que es cierto que él no merece rebajarse al nivel de una puta como ella. Eso y saber que él está al acecho le han dado fuerzas... Pero ahora no las tiene, se siente sola.

No se da cuenta de la primera vez que Aidan pronuncia su nombre, demasiado ocupada en pensar en todo eso, en echar de menos a Edward, en tener miedo de lo que pueda pasarle si ella flaquea en su voluntad y no puede resistirse para volver a él, en el posible rechazo si eso sucede, en el daño que ambos puedan sufrir si lo intenta... Y en su soledad, que ahora, tan mancillada, cree merecerse, pero que no por ello deja de oprimirla, de enloquecerla en las cuatro paredes de su casa en la que ahora no hay nadie más.

Sin embargo la segunda vez que él la llama, el grito con el que lo hace, la devuelve momentaneamente a la realidad y, temblorosa, se aparta ambas manos de las sienes, dejándolas caer como pesos muertos a cada lado de su pequeño y todavía tembloros cuerpo, y le mira con esos ojos que reflejan el estado de su alma: rota, a jirones, ensuciada... Al escucharle, siente una empatía penetrarla, una comprensión, como sí...:

-¿A usted también? -Pregunta, aunque sabe la respuesta de antemano- ¿Quién? -Inquiere, temiendo que pudieran tener un mismo verdugo- Pero yo... Ahora... Estoy sola... -Murmura tristemente- Tuve que apartarme de la única persona que tenía para que él no le hiciera daño y... y... -Las lágrimas regresan a sus ojos- ...estoy sola...

**Aidan Livermoore** Mar Oct 13, 2009 7:17 pm

*No le puedo aguantar la mirada cuando me pregunta, a caballo entre la verguenza y el desprecio hacia mi mismo.
Porque se solo tendria que ser un poco mas fuerte para liberarme de las influencias que ahora me atan y me obligan a hacer cosas que ni en mis mas retorcidas pesadillas me atreveria a imaginar.
Pero no tengo esa fuerza, y le tengo al que se autoproclamo mi amo un terror bastante bien justificado, que me impide moverme o hacer nada ante una orden suya.
Asi de simple y despreciable es mi situacion.*

-No importa QUIEN. Muchos, demasiados, se jactan de humillarme y reirse ante mi incapacidad para poder hacer nada, o decir algo siquiera. Durante años he pensado lo mismo que estas pensando tu ahora mismo, de una forma absoluta y completa, pensando que yo no era mas que....un entretenimiento del cual todos podian servirse, pero que de el nada podia valorarse. Lo pensaba, y en el fondo, me esfuerzo ahora para no seguir pensando lo mismo.....

*Al ver que las lagrimas acuden a sus ojos, rebusco entre mis bolsillos un arrugado paquete de Kleenex, que aunque estan machucados y poco elegantes, sirven para lo que sirven con efectividad.
Le tiendo uno con timidez, fijando mi vista en la punta de mis zapatos*

-Yo ahora tambien estoy solo, despues de haber conocido a dos personas que me veian como alguien a quien apreciar y....y tal vez querer. Ahora no puedo acercarme, porque....porque las han herido, quizas por mi culpa. Por mucho que desee correr y reunirme en su compañia, quizas solo para verles vivos, no puedo....y lo que me causa mas insomnio por la noche es que quizas ahora me odien por ello y que pienses que yo les detesto, cuando no es asi. Me dieron esperanzas, y no puedo hacerles entender que les necesito a mi lado, porque quiero....no, me obligan a alejarlos de mi.

*Mantengo mi vista fija en el suelo, recordando la ultima vez que vi a Tara antes de que todas las desgracias empezaran......Recordando sus palabras tiernas y expresando sus emociones.
Y recuerdo la expresion de Leirbag cuando entro en mi piso para buscar respuestas a mi silencio.
Recordar todo ello, me duele. Pero quizas, solo quizas, si ella ve todos mi errores, pueda evitar repetirlos*

**Epiphany J. Murray** Sáb Nov 07, 2009 2:28 pm

Escucha las palabras de él, viendo como, una vez más, baja la mirada... Ahora entiende porque lo hacía en la cafetería de la plaza, una escena que se le antoja lejana, muy lejana... Pese a que no haya sido hace taaaanto tiempo. Y, sin embargo, viéndola a ella, se podría decir que entre la Epiphany que tocaba la guitarra aquella mañana y la Epiphany que Aidan tiene hoy frente a él, ha habido años de tiempo que la han cambiado, pero el cambio ha sido de golpe y por obligación...

-¿Y si usted no es capaz de dejar de pensarlo, por qué yo debería de dejar de pensarlo? -Inquiere con un hilo de voz rota, tan rota como lo está su alma- A mí también me obligan a alejarle a él de mí... -Susurra, tomando el arrugado Kleenex en una manita y arrugándolo más al apretarlo, posándolo en las lágrimas que surcan su rostro- Así que créame, entiendo y siento todo eso que uste dice...

Y, pese a todo, cuando le ve así, cabizbajo, torturándose mentalmente en silencio, probablemente recordando humillaciones, sufrimiento, y pérdidas... Es incapaz de pensar que a ella no tiene por que pasarle lo mismo. Quizá por eso es por lo que tantea en el bolsillo de su chaqueta, dando con algo: su llavero, en el cual una pequeña navaja acompaña a un conejito blanco de peluche, una figurita de Jack Skelleton y otra serie de adornos.

Pero es la navaja la que llama su atención cuando, aprovechando que él tiene la vista lejos de su figura, la abre y la posa en los puntos que iban a sanar una de las heridas del hilo de nylon, deshaciéndolos y hundiéndola sobre la herida que se reabre...: Solo quiere descansar, y cree que él no va a impedírselo.

**Aidan Livermoore** Dom Nov 08, 2009 8:51 pm

-Pues porque.....Porque....bueno.....*No se que contestarle. O mejor dicho, si que lo se, pero no se como explicarselo*...Porque tu eres joven, muy jove, y...aun tienes una oportunidad para no dejarte llevar antes de que te puedan atar de un modo demasiado fuerte como para huir....Y porque.....Porque yo nunca me atrevi a contarselo a nadie. El hecho de que tu lo hayas hecho supongo que significa que...

*Levanto la vista y lo que ven primero mis ojos es rojo.
Un color rojo muy intenso, que siempre me ha acompañado en las torturas a las que me han sometido, el color de la sangre viva deslizandose a traves de la piel abierta.
Salvo que esta vez, yo me encuentro muy bien fisicamente. Bueno, mas o menos.
Y es ella la que sangra, concretamente, en las venas de su mano.

Mi primera reaccion es de panico. Me abalanzo sobre ella, utilizando toda la fuerza necesaria para apartar la navaja de su muñeca y arrebatarsela, guardandomela en algun bosillo mientras con un kleenex hago preson en la herida, medida tan inutil como estupida.
Cuando mi cabeza se concentra un poco mas, lo que hago es hacer presion con mis dedos y mi chaqueta, haciendo una especie de torniquete muy raro pero que al menos sirve de algo.
Agradezco a no se que Dios que no sepa como debe suicidarse uno, porque no ha cortado la arteria y posiblemente se salve si la llevo al hospital, cosa que hago inmediatamente, cogiendola en volandas, ya que no quiero que oponga ninguna resistencia*

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