Lexintong, ático nº24

Ella se echaba a reír constantemente, y a mi, eso me gustaba. Me encantaba su risa, era divertida en si, y me gustaba ese momento que pasaba con ella.

- Bueno, si me tengo que caer, me caeré, no? Así que no hay preocupación en ello. - Y me ponía aún mas en el borde, haciendo balance mi cuerpo entre la cama y la caída.

- Yo respeto y siento un gran respeto hacia la palabra respeto. Bueno, es díficil de explicar. - Seguí diciendo mientras me giraba poco a poco hacia ella.

Noté que ella empezaba a entrarla calor poco a poco, y a mi, será que lo edredones de la cama eran tamaño XXL doble, o algo de eso, pero no me importaba en absoluto, eso si, empezabamos a sudar.

Ella se giró boca arriba, y yo me puse igual, mirabamos el techo como si el techo tuviera un gran cielo negro con puntitos brillantes como diamantes.

- Si me cayese, me dolería un poco, nada grave, tranquíla. Pero ya que no quieres que me haga daño, pues te hago caso y me pongo mas al lado tuya. - Mientras me acercaba un poco mas a ella, aunque nosotros tuvieramos calor.

- Bueno, la mayoría de lo que digo no tiene ni pies ni cabeza, y menos lo del respeto. - Mientras miraba hacia el otro lado viendo que ella me miraba de reojo.

- Entonces, si es así, hagamos algo que no nos haga dormir. - Soltaba mientras en mi cara se esbozaba una sonrisa de "a que no sabes en que pienso?".

No sé el porqué de que haya dicho eso, tenía la cabeza haciendo pio pio aún en Green Park, y eso que ya había pasado un buen rato.
Sonrió de una manera rara al decirlo, y yo por mi parte, hacer una mueca de ello.

- Bueno, no sé, pero vamos, hay muchas cosas que se podría hacer en estos momentos. - Y clavé mi mirada en el techo, sonriente.

Tenía aún mas calor que antes, pero eso me daba absolutamente igual. Yo creo que ella también, que en cualquier momento puede que se levante del calor y me diga que me salga de su cama.

- Siempre me toca hablar a mi, ahora te toca a ti. Y si no hablamos.. solamente nos queda por hacer una cosa.. - Solté entrecortadamente las frases dejando un largo pause enmedio tratando de que su mente vuele y piense lo que quería decir.

La veía tan.. delicada? Y respondiendome con esa agresividad pues aún la veía mas encantadora que antes.

- No sé, sinceramente no lo sé. - Contesté mientras la seguía mirando disimuladamente.

Mientras contestaba ella estaba mirando hacia el techo, ella estaba algo tensa, o algo pensativa. Miré hacia un poco mas a su lado y ví que la ventana estaba medio abierta, y entraba brisa fría en ella. Sería por eso el porqué de que ella estaba así. No estaba seguro de ello, pero ella parecía estar en el mundo de Bambi dando saltos.

- Parece que tienes un poco de frío, y yo que tengo calor, pues te doy un poco de ella. - Afirmaba mientras me acercaba mucho mas que antes girando hacia ella.

Ella seguía en su estado de "yoquesé" así que aproveché ese momento e intenté besarla.

La besé, si, pero hubo una diferencia entre los besos anteriores y esta. Que ella no se apartó.

Me siguó besando, y era ella quién me cojía y acercaba para encajar bien nuestros besos. Notaba como deslizaba sus labios carnosos, tiernos y rosados con las mías, mientras yo la acerqué un poco mas pegando mi cuerpo con la suya.

Ella se acercó a mi, y yo con la mente en blanco, despejado, sin nada en la cabeza. La acariciaba, su cara, su pelo, deslizaba mis dedos por su espalda, lentamente.

Ya no tenía calor, y ella ya no tenía frío por lo que noté, estabamos bien, estabamos comodos, pero seguía extrañandome que ella no se haya apartado aún de todo eso.

No podía pensar en nada, aunque intentara pensar en que comí aquella misma mañana, ni siquiera sabía si había comido o no. Solamente quería sentir sus labios rozando las mías, como nuestras lenguas jugaba dentro de nuestras bocas.

Solo eso y nada mas.

Ella me acercaba cada vez mas, haciendo que mi cuerpo se volcara sobre ella. Apoyé mis codos sobre la cama sin separar mis labios de las suyas. Parecía que tenía en ellas pegamento super-glue, que pega mas que Mike Tyson.

- Mm.. Tienes cosquillas en la espalda?. - Susurré mientras yo la besaba y mordía suavemente sus labios.

De un momento a otro, plis plas. No paraba de pasarnos cosas, una detrás de otra, y en este momento, era esto. Solamente podía decirme a mi mismo mientras ella me acercaba aún mas a ella, lo que ocurría era increíble, solo eso.

Ella se volvió inquieta, algo la fastidiaba del momento, y lo noté en ella. Lo mas inteligente que había hecho puede que sea lo mas estúpida que pude hacer. Me aparté de ella aunque me cojía de con suavidad por la espalda, quité sus manos cojiendolas, mientras me volvía a mi sitio de antes, justo al lado de ella.

Recapacité sobre lo que habíamos estado haciendo, no lo podía asumir del todo que haya pasado eso, es como si fuese un sueño apasionado, de otro mundo.

Mirando al techo me quedé callado con los ojos abiertos como platos, y ella no supo decir nada al respecto. Parecía que había llegado otra vez el momento de tensión, una jodienda grande con un buen par.

Dejé de abrir los ojos como atontado y los cerré por un momento, volví a imaginarme como son de suaves sus labios, que en mi cara se veía una sonrisa de oreja a oreja. Abrí otra vez los ojos, y la miré, ella tenía los ojos cerrados, como intentando relajarse, descansar, liberar su mente de tanta tensión.

Me tentaba sus labios, su piel, todo.. Quería preguntar que le pasaba, pero no quise romper su silencio, y pensé en un momento, que si iba a romper el silencio que había, mejor romperlo de la mejor manera.

Creía que ella iba cojiendo el sueño, cuando me volqué hacia ella con la intención de besarla. Esos labios tenían algo, que me encantaba, y demasiado? No, lo siguiente.

Esto era la ostia, tenía que encontrarme de entre tantas que hay en la ciudad, con la chica con una hermana de pelo azul radiante o electrico, que lleva una mala ostia en el cuerpo peor que Bowser con Mario y Luigi.
Escuché que, la puerta se cerraba.. Y si, había entrado alguién. Mala suerte la mía estar en la posición que estaba cuando ella nos vió.. Bueno, me vió, ya que era yo quién estaba inclinado, pero bueno.

Me empezó a atizar con una almohada, una y otra vez. Alissa ya me había advertido que esa almohada tenía algo o que llevaba algo, porque aturde, y duele.

- Pervertido??? No perdona, estaba mirandola solamente. De cerca eso si, pero mirandola, vale? - Solté mientras me protegía de las salvajes golpes con una almohada trucada.

- Y que lleva tu almohada? Piedras pomez?? Porque duele un huevo - Seguí diciendo mientras me doblaba como una oruga ante el fuego.

Si, esta comprobado, mala ostia tiene y para un buen rato.