Re: Red Sun Park

**Dafnée Moreau** Jue Ago 13, 2009 2:13 am

Arquea levemente la espalda mientras se despereza y después se relaja, apoyando los dedos entrelazados sobre el abdomen y dejando que los ondulados mechones rojos se desperdiguen libres sobre el viejo tobogán. No dice nada durante varios segundos; se queda con los ojos pardos fijos en los chirriantes columpios, disfrutando del silencio, hasta que él le lanza esa única pregunta. Y entonces...

Entonces... sucede algo curioso: su rostro se ensombrece, y solo durante una facción de segundo se deja entrever algún tipo de herida interna desconocida, algo que genera en su interior una tormenta silenciosa y hace vibrar su halo melancólico para envolverlo en profunda tristeza. Sin mirarle entorna levemente los ojos y asiente; es como si se viera obligada a hacer algo que en realidad no quiere hacer, pero es imposible descibrar el motivo dado que, cuando le mira de soslayo, la sensación se ha esfumado del todo, para verse sustituída por otra enigmática y dulce expresión. La anterior parece no haber existido nunca.

- Me ofreciste un hogar, caballero... - susurra, balanceando la pierna que mantiene cruzada con la otra - ...y voy a aceptarlo.

**Edward Carnby** Jue Ago 13, 2009 2:21 am

No separa ni un seugndo su mirada de ella, escudriñándola como muy pocas veces hace... Y por eso mismo, fruto de esa observación minuciosa, logra vislumbrar el cambio que se produce en ella, que apenas dura un segundo pero que para él es más que suficiente...

Y viene seguido de esa respuesta con una cara totalmente distinta a la que acababa de ver. La coraza de ella, por llamarla de alguna forma, es extraordinaria, así como la facilidad que tiene para fingir o aparentar... Y por muchoque desea aceptarla, y n dice que n la esté aceptando ya, eso se denota en sus ojos, es su responsabilidad actuar no sólo como un líde,r si no como alguien que la conoce, al menos algo ás que otras personas:

- Muy bien... Ahora explícame por qué hace un par de días dabas un no rotundo y ahora me das un sí... No me malinterpretes, Daf, pero es extraño, sobretodo porque no te he acosado...- Lo último lo dice medio en broma medio en serio, pero ni por asomo aparta la mirada de sus ojos.

**Dafnée Moreau** Jue Ago 13, 2009 2:31 am

Esta vez gira del todo la cabeza, con pereza casi grácil, para también fijar sus ojos en los de él. La observación de Edward es minuciosa como una afilada lanza arremetiendo contra un portón... solo que, en su caso, ese portón es demasiado grueso e inexpugnable. Demasiado, durante muchos años.

Y no responde de inmediato, sino que su rostro de rasgos dulces permanece sereno, sin que ninguna arruga de preocupación, miedo o sorpresa se dibuje en ellos. Solo la curvatura habitual de s onrisa, que acaba por surgir de nuevo. Se endereza lentamente sin llegar a incorporarse del todo, apoyando los codos en el tobogán. Ladea la cabeza con sus aires de inocencia infantil, entornando los ojos con melancolía.

- La soledad... es mi fiel escudero y mi compañero de fatigas - susurra simplemente - Pero lleva demasiado tiempo siéndolo. Me agota... - a juzgar por la entonación arruyante de su voz dice la verdad... pero ni por asomo toda la verdad. Se endereza del todo y se abraza las rodillas, acomodando su mejilla derecha en las rodillas. Ella tampoco parpadea, ni aparta la mirada ni una sola vez... solo difumina la sonrisa, ocultando el rostro con el brazo y mostrando solo sus pupilas - No quiero estar sola... tan sencillo como eso.

**Edward Carnby** Jue Ago 13, 2009 2:45 am

Aunque no traspase ni profundice no por ello se rinde, no es de esos y sabe de antemano y por experiencia propia que es imposible aguantar siempre así.. Y espera estar ahi para ver lo que esconde. Escucha atentamente y asimila las palabras, sin desvíar la mirada y respirando con total tranquilidad... Lo que ronda por su mente no se vislumbra en nada de lo que hace o dice:

- Sabes.... Llevo ya un par de años siendo el que los "dirige", por llamarlo de alguna forma... Hay unos pocos que dicen eso que acabas de decir siendo sinceros... La gran mayoría, huyen de algo o buscan otra cosa que el compañerismo le puede proporcionar...- "Protección, por ejemplo, respaldo, ayuda..."- Lo piensa, pero no lo dice, va implícito en una mirada azulada que se torna profunda, curiosa y al mismo tiempo más cercana- ¿ Eres de las primeras o de las segundas?

**Dafnée Moreau** Jue Ago 13, 2009 3:42 pm

Aunque su expresión sigue siendo igual de enigmática mientras le sostiene la mirada, y pese a proseguir con sus ademanes gráciles y casi aniñados, hay algo extraño en su expresión. Carente de sonrisas, totalmente insondables como sus propios ojos, pero inquietante, casi alerta... casi invitándole a que intente desentrañarla, aunque por supuesto no le dejará hacer tal cosa.

Es difícil, demasiado difícil, ganarse la confianza de aquella dama luminosa y a la vez sombría. Quizá nadie ha llegado a conseguirlo nunca del todo.

Guarda silencio, al parecer meditando sus palabras, y lo hace removiéndose un poco para apoyarse mejor en el tobogán, flexionar el cuello hacia atrás y cerrar un instante los ojos para disfrutar de la tenue luz del atardecer, cada vez más oscura. Finalmente vuelve a abrir los ojos y mirarle; y cuando lo hace, la sonrisa misteriosa ha regresado.

- Tal vez... - susurra, moviéndose con parsimonia, con la elegancia de una bella serpiente, para darse lentamente la vuelta sobre el tobogán - ...yo sea una mezcla de ambas - acentúa levemente la sonrisa, sesgándola, y queda recostada bocabajo sobre el tobogán, brazos cruzados y espalda ligeramente arqueada. Ladea levemente la cabeza para semiocultarla de nuevo, dejando solo a la luz los ojos - ¿Eso te importaría?

**Edward Carnby** Jue Ago 13, 2009 4:02 pm

Escucha atentamente la respuesta que le da, de nuevo sintinéndose atraído por esa forma de ser tan compleja y viendo sus intentos de lograr algo frustrados constantemente, como chocando contra un muro sin conocimiento alguno una y otra vez...

Chasquea la lengua y aparta la mirada, alzando la cabeza y mirando ahora al cielo, ya oscuro:

- Me gustaría conocerte más a fondo, ¿ sabes?. Pero bueno, no pierdo la esperanza, algún día bajarás la guardia- Comenta ladeando de nuevo la cabeza y guiñándole un ojo. No responde a su pregunta, puesto que realmente no le importa, protegerla era algo que le resultaba hasta gratificante, lo que hace es rebuscar en sus bolsillos y sacar un móvil, dónde manda un mensaje rápidamente a uno de los suyos... El contenido es simple e importante, acaba de convocar una reunión, y calculando en una media hora estarán por aquí. Se levanta de un salto y se planta enfrente del tobogán, tendiéndole la mano:

- ¿ Bailamos?- Pregunta con diversión, intentando hacer tiempo hasta que aparezcan los demás.

**Dafnée Moreau** Jue Ago 13, 2009 4:20 pm

Ante su comentario se limita a seguir sonriendo, bajando los ojos como si acabase de recordar algo, o algo le pareciese divertido... amargamente divertido, a juzgar por el velo levemente sombrío de sus ojos, aunque hay que observar con demasiada atención para poder detectarlo. Cruza los tobillos y eleva las piernas, enderezándose más y jugueteando con los dedos como una niña solitaria y meditabunda.

- Tal vez, si me conocieras del todo... te arrepentirías - comenta en un susurro apenas audible, sin añadir más. La oscuridad en el parque es casi absoluta, excepto por las esporádicas estrellas que aparecen en el cielo y la luna creciente. Quizá sea solo efecto de su cabello tan rojo o sus vestimentas tan níveas como su piel, pero la luz lunar parece irradiar sobre ella otorgándole un aura extraña. Parpadea una vez al ver cómo le tiende la mano, casi abriendo ligeramente los ojos como única muestra de posible sorpresa, pero pronto sonríe y deja escapar una breve y susurrante risa.

- Creía - susurra con su matiz dulce, irónico y travieso sin malicia, mientras se desanuda de una vez la capa y la deja sobre el tobogán. Se sienta sobre el mismo, alzando los ojos y alargando la mano para aceptar la suya, sin incorporarse y dejando que sea él quien lleve toda iniciativa; pese al frío nocturno, su temperatura corporal sigue siendo templada - que los caballeros no sabían bailar... a menos que fuese con una espada en plena batalla.

**Edward Carnby** Jue Ago 13, 2009 4:29 pm

Su temperatura corporal también es templada,casi caliente, originando muy poco contraste entre ambos. En cuanto tiene su mano ejerce algo de fuerza hacia arriba, con suavidad, levantándola a la par que su mano libre se aposenta en la cintura de ella:

- Esa advertencia también podría ser válida para mí- Comenta, ha llegado a escuchar su susurro y esa es la respuesta que le da, esbozando una media sonrisa enigmática al terminar de escucharla, moviéndose al compás de una música invisible, y por lo tanto usando movimientos imprevisibles, giros, pasos laterales y alguna que otra vuelta sin orden o sentido alguno, creando una danza extraña y al mismo tiempo divertida y estimulante:

- Los caballeros no son como los pintan, Daf... Delante tuya tienes el perfecto ejemplo- Comentam echándola hacia atrás y obligándola a arquearse hastaque su pelo prácticamente roza el suelo, volviéndola a alzar de un movimiento suave y firme.- Tú decides si me dejas, yo decido si me arrepiento...

**Dafnée Moreau** Jue Ago 13, 2009 4:49 pm

Deja que él la alce como si de una muñeca frágil se tratase, en absoluto incómoda cuando la mano de él rodea su cintura en la cercanía necesaria para cualquier tipo de baile. Al contrario, ella misma se pega a él y rodea su hombro con un brazo, sonriendo con una luz que contrasta mucho con el velo de oscuridad enigmática de su mirada.

Se deja guiar al principio, como una hoja mecida por el viento, amoldandose como agua al fuego que por naturaleza desprende él. Pese a que no parpadea, ni aparta la mirada de él, su sonrisa se acentúa de vez en cuando y sus pupilas relucen levemente, clara muestra de que se lo está pasando bien. Porque su mirada, que ahora vaga por el cielo y la totalidad del derruído parque a la par que suspira, parece ver algo diferente. Algo forjado por su imaginación.

- Lástima que esto no sea un antiguo salón de baile... pero yo lo veo - dice mientras gira, como si el movimiento de la danza fuese un hechizo particular en el que ella se sume a placer - Veo el gran salón de un palacio... de relucientes columnas de mármol y brillantes baldosas blancas. Mesas a rebosar de comida, cortinas de terciopelo y ventanales arqueados... y los comensales bailan a nuestro alrededor, ataviados con sedas y armaduras de plata - de nuevo mira a Edward, los ojos ligeramente empañados por el ensueño - Como nosotros caballero... - sonríe otra vez de forma misteriosa, pero aquello se ve sustituído por una carcajada cuando se ve con la cabeza rozando el suelo. Es la risa de una niña, y aquella sonrisa sigue ahí cuando se endereza otorgándole la edad que realmente tiene. Se aparta levemente de él, tomando sus manos entre las suyas - Aunque antes habría que... - cruza los tobillos y se inclina, con la grácil reverencia de una princesa - ...saludarse en condiciones. Hay que mostrarle un mínimo de cortesía a la pareja de baile, sir Edward.

**Edward Carnby** Jue Ago 13, 2009 8:53 pm

Nota en el tenue brillo de sus ojos que se está divirtiendo, pese a que su mirada se desvía allá dónde son visibles las marcas de a saber qué y con quién, preocupándole al mismo tiempo el motivo por el cual ha decidido aceptar su propuesta en busca de algo más que un remedio a la soledad...

Decide alejar esas ideas de su cabeza, tiene que estar muy centrado de aquí a nada ya que no va a ser fácil que la acepten como lo que quiere que sea... Así que decide aprovechar los minutos. La va escuchando y chasquea la lengua un par de veces, fingidamente molesto:

- Bla, bla, bla... ¿ No te han dicho nunca que importa más la compañía que el lugar o los detalles?- Pregunta- Para mi con esto es más que suficiente, es...- La vuelve a hacer descender, arqueando él su propio cuerpo para pegar ambos y mirarla fijamente- Nuestro reino, princesa- Comenta con una carcajada por la voz solemne que acaba de poner, alzándola después. Él no hace reverencia puesto que entre que no sabe y que no hace falta...- Eso de sir me hace sentir mayor, ¿ sabes?- Comenta en un susurro, sin dejar de bailar, robándole un fugaz beso a traición con una sonrisa divertida- Me alegra que te diviertas... Al parecer tuviste acción no hace m...

- Si nos has llamado para verte ligar con una friki vas a acabar más enano de lo que eres, Eddy- Una voz profunda y grave irrumpe en la extraña burbuja que ambos chicos habían creado, desvelándose las formas pocos segundos después. Un chico, de al menos 20 años y metro noventa, con un rostro curtido y mirada hosca, cabello negro y largo, acompañado de otros más que en menos de diez segundos forman un corrillo entorno a la extraña pareja. Echando cuentas habrán unos 30 aproximadamente, y todos comparten un mismo rasgo en común: Los tatuajes de sus dedos. Por extrañ que parezca pese al comentario el chico lleva una media sonrisa pintada en el rostro.

Para de bailar instantáneamente, aunque aún decide sujetarla durante un par de segundos más para luego finalmente soltarla y echar un vistazo en general a la improvisada reunión que acaba de formar:

- Falta gente.... Bueno, da igual, somos suficientes... Llámala mejor por su nombre, Paul, si no quieres que empiece a llamarte yo impotente- Le guiña un ojo con descaro, y el otro parece ofendido hasta que todos estallan en carcajadas- Aunque cierto es que no la conoceis... No voy a presentárosla, que lo haga ella- Comenta con una media sonrisa, dándole espacio a Daf

**Dafnée Moreau** Jue Ago 13, 2009 10:27 pm

Sigue girando en aquel curioso baile. Lo más extraño es que para ella no parece siquiera algo fuera de lo normal, sino al contrario, y su mente da forma a la música invisible que le proporciona alma al compás de ambos. Sus mullidos labios acentúan la sonrisa ladeada con diversión cariñosa, y aquella expresión no vuelve a cambiar ni tan siquiera cuando se encuentra de nuevo rozando el suelo. Al volver a alzarse se remueve un poco, aferrando sus hombros con familiaridad, sintiéndose cómoda pero siempre protegida por algún tipo de muro no visible, pero sí palpable.

- Los detalles son importantes... muchas veces hablan más que las palabras - susurra, mirándole fijamente para luego cerrar los ojos y echar con gracia la cabeza hacia atrás - Como este cielo, por ejemplo... es un reflejo del misterio que encierra nuestra danza - vuelve a mirarle, entornando los ojos y soltando otra risita, esta vez más suave y dulce - Entonces, seguiré llamándoos caballero.

A la última e interrumpida observación no responde, ni tampoco pensaba hacerlo. Se detiene con él al oír la voz del recién llegado y, aún sin separarse, gira graciosamente la cabeza para mirarle. Su expresión es calma, casi curiosa y felina como la de un gato, y se contenta con parpadear un par de veces y dedicarles una larga y sutil mirada a todos y cada uno de aquellos congregados en el parque. En vez de participar en la broma, se separa de él como una sombra mesándose un poco el cabello, desgreñado por el baile, y toma asiento de nuevo al borde del columpio. Mientras ellos ríen e intercambian saludos y palabras, ella, juntando las rodillas y extendiendo en dirección contraria las piernas, se deshace tranquilamente de las horquillas que sostienen su curioso tocado victoriano, dejando que el cabello caiga en un mar de asalvajado fuego. Como si nada de lo que están diciendo tuviera que ver con ella; y los mechones ocultan, como quien no quiere la cosa, las marcas rojas de su cuello.

De hecho, esponde tardíamente cuando se hace el silencio y todas las miradas se clavan en ella a la espera de su presentación. Como una niña en su mundo a la que solo le falta cantar, se frota en círculos el pelo para espesarlo y, por fin, parece reparar en que todo el mundo la mira. Alza las cejas, devolviendo la mirada. Si finge o no, la verdad es que es imposible saberlo.

- Hum... ¿yo? - susurra con un matiz arruyante, casi tierno y ligeramente agudo, posando sus ojos pardos un instante en el líder. Finalmenta junta veloz las piernas, haciendo crujir el cuero de las botas militares, y se apoya hacia atrás en el tobogán encogiendo los hombros con despreocupación. Ladea la cabeza, alza una mano y agita un segundo los dedos, antes de dejarla caer - Ou... Dafnée. Un placer.

Permanece luego en silencio, con la suave curvatura de su insondable sonrisa como única expresión. Muchas de las miradas parecen embelesadas; otras muestran desconfiadas; y todas son, en su totalidad, inquisitivas. A ella le da igual, y tampoco considera que deba venderse: su filosofía es que el silencio, en ocasiones, es la mejor de las virtudes.

**Edward Carnby** Sáb Ago 15, 2009 9:00 pm

Espera pacientemente a que Daf se presente, sin alterarse porla tranquilidad que demuestra, más bien lo contrario, bastante satisfecho al ver que otra persona en su misma situación estaría bastante nerviosa y ella aguanta perfectamente, dmeostrándole que merece el cargo que le quiere dar...

Y ahora viene lo difícil. No pierde detalle de las miradas que se dirigen hacia ella y luego hacia él, pero nadie abre la boca.... Nadie excepto Paul, que como ya sabe es como el portavoz, pese a que el corrillo de murmullos se inicia, sólo cesado cuando habla el susodicho:

- Bien, ¿ y qué?- Pregunta con un vozarrón acorde a su tamaño- Nos acabas de presentar a una chica, perfecto.... ¿ Algo más?- Pregunta con evidente impaciencia

Nunca se le ha dado bien andarse por las ramas, menos con ellos, así que decide no hacerlo esta vez y ser franco y directo:

- Va a entrar en nuestra banda... Y con toda seguridad será mi mano derecha.- Aún no ha acabado esa última palabra cuando el corrido de murmullos se torna incesante y Paul entorna los ojos de una forma no muy amistosa, no hacia ella, si no hacia ambos. Un simple moovimiento de su mano y los murmullos cesan:

- Creo que no hemos oído bien... ¿ ,Me estás diciendo que vas a colocar a ESA como tu mano derecha? ¿ Desde cuando un coño te ha perdido tanto la jodida sesera?- La rudeza de sus palabras es más que palpable

Era lo que esperaba, ni más ni menos, de hecho sin conocerla era realmente complicado creer que pudiese dar la talla... Pero la cuestión es que la conoce, y el comentario de Paul le molesta, aunque sabe que tiiene que mantener la calma y eso hace. Avanza un par de pasos hacia el grupo que tiene enfrente, comenzando a girar sobre sí mismo para acabar encarando a Paul mientras habla:

-¿ Me estás hablando de sesera, tú?- Pregunta con ironía, mirándolos a todos ahora- Seamos realistas, chicos.... Sois como mis hermanos, sin vosotros seguramente ya estaría muerto o encerrado... Pero ninguno valéis para ese cargo, porque no pido fuerza, Paul...- Avanza un par de pasos más y se planta delante de sus narices. Tiene que alzar la cabeza para mirarle, pero curiosamente en la escena el más grande parece él, esos ojos azules y eléctricos intimidan más de lo que parece- Eres el mejor desvalijador que tenemos, otros los mejores carteristas, otros los mejores vigilantes... Pero no pido ninguna de esas cosas, pido sangre fría, objetividad y buen juicio... Si ahora apareciese un Sombrerero y os provocase para llevaros a su territorio, iriaís sin dudarlo... Y acabaríaís que no os reconocería ni vuestra madre, las que teneís... Ella sí tiene esas cualidades, nos ayudará a ver cuando una cosa sale rentale o no, cuandoe s demasiado arriesgado, y dejar de llevarnos por impulsos... Cuando me convertí en líder dejé bien claro que esa forma de actuar, atacando indiscrinadamente, tenía que acabar... Lo he estado consiguiendo, pero sólo es imposible, de hecho tengo noticias de más de uno y de dos que siguen con las viejas costumbres...- En cuanto acaba esa última palabra lanza una mirada inquisitiva hacia un par que ya había visto, y comienzan a abandonar la escena discretamente... Esos no volverán. Chasquea la lengua y se separa de Paul inmediatamente:

- Pero no os penseís que no conozco el código... Ella se ha ganado mi respeto y mi aceptación, vale para el puesto... Pero lo que quiero es que vosotros os deis cuenta... Será una titiritera, y tendrá una especie de "periodo de prueba" para que os deis cuenta... Pero no me tomeís por estupido, ¿ eh?- Comenta de nuevo encarando a lo que es su banda- Si alguien jode por joder, me enteraré.- Les asegura con una media sonrisa, ladeando levemente la cabeza- Y ahora, ¿ alguna pregunta?

Silencio, total y absoluto silencio, sólo interrumpido por el ruido de los grillos... Paul abre la boca, buscando alguna forma de rebatir unos argumentos brutales, porque por mal que le pese tiene razón, no vale para pensar, ni el resto tampoco... Son lo que son gracias al chico que tiene delante, y una mezcla de orgullo y respeto se atisba en sus ojos, mezcla que desaparece en cuanto observa a Dafnée, aunque con menos rudeza que antes. Decide cerrar la boca, como los demás.

- ¿ Ninguna? Perfecto entonces... Para que veaís que está de prueba, no llevará la marca de la banda, al menos de momento... Reunión disuelta, chicos, volved a vuestros quehaceres, y me alegra volver a haberos visto a algunos, a ver si montamos una buena en la base- Sabe dirigirlos y darles fuerzas, y con esa última invitación las sonrisas se multiplican mientras van desapareciendo, Paul el último, que se acerca en apariencia peligrosamente, pero lo que hace es palmearle el hombro:

- Eres un hijo de puta muy chiquitín, Eddy...- Y tras esto, se encamina con el resto-Yo también te quiero, Paul, yo también te quiero- Comenta con una media sonrisa, suspirando en cuanto todos desaparecen y girándose hacia ella con una sonrisa indescifrable.

**Dafnée Moreau** Dom Ago 16, 2009 4:28 pm

Aguanta estoica y serenamente toda la conversación. Cada mirada, de hecho... encorvada, con un brazo sobre las rodillas juntas y recogidas y la barbilla apoyada sobre la otra mano, da la impresión de ser una niña buena que obedece a su padre cuando le dice que se quede quietecita y tranquila, aunque haya sido ella la que ha tomado esa decisión por iniciativa propia. Se limita a mover las piernas en un aburrido y calmo tic, sin que el cabello suelto y asalvajado movido por el viento le moleste cuando le azota el rostro, y sin que ningún comentario obsceno o furibundo sobre su persona parezca afectarle. Solo de cuando en cuando alza las cejas con sutil ironía, en absoluto maliciosa.

Sin embargo, sus ojos parecen más que nunca los de un observador gato. Astutos y penetrantes, observan uno a uno cada rostro casi con particular inocencia, enredando los dedos en algunos mechones rojos y jugueteando con ellos. Algunos no parecen ser capaces de sostener esas pupilas de mar profundo y ella también se percata de eso, aunque nada dice. Finalmente su mirada se clava en Edward cuando emite su discurso y su suave e indescifrable sonrisa se acentúa, algo ladeada...

Le está agradecida y le tiene cariño, pero es consciente de lo que supone ser aceptada en aquella familia: tener una. Sabe que no puede ni debe hacerlo, y que hará todo lo posible por mantenerse al margen; sabe que el principal motivo son las consecuencias que podría ocasionar el hecho de que... la encontrasen. Su rostro se ensombrece un instante de espaldas a él; siempre con ellos, siempre solitaria... así debe ser.

Cuando se marchan los ve irse recuperando la expresión de siempre. Rodea las rodillas con los brazos y se balancea de alante atrás con movimientos lentos y perezosos, ladeando la cabeza con cierto aire travieso y curioso que le sale de forma natural.

- No parece que les caiga muy bien... - murmura como comentario despreocupado, acentuando la sonrisa y agudizando un poco su voz - Aunque no puedo culparles...

**Edward Carnby** Lun Ago 17, 2009 12:02 am

Se acerca a ella con andares mucho más tranquilos y relajados, ha tenido que mostrar su faceta de líder de banda y además en una situación tensa, Paul ya era de los cabecillas antes de que él llegase y si quisiese lo podría poner en complicaciones... Pero pro ahora las cosas iban bien, y el respeto que se había ganado provocaba que no se fuese a dar un motín... Nunca lo admitiría directamente, pero le tenía cierto aprecio al grandullón.

Una vez enfrente se acluquilla, escuchándola atentamente y ladeando levemente la cabeza en señal de negación:

- Porque no te conocen, eso es todo... La gran mayoría han probado la traición por parte de alguien y no es algo que les apetezca repetir... Pero al mismo tiempo confían en mí, si yo confío ellos se muestran más receptivos... Aunque tendrás que ganártelos como hice yo en su momento, y sé que lo conseguirás- Sorprende la seguridad de sus palabras, pero es que realmente piensa así y no tiene por qué ocultarlo.. Anque ahora su mirada se desvía a otra cosa que ya le ha llamado la atención hace unos minutos, pro muy disimulada que se ha tratado de mostrar- Sabes...- Estira ambos brazos, como si fuese a abrazarla, pero lo que hace es apartarle el pelo que cubre su cuello para repasar después con el dedo unas marcas en los brazos que ya había visto antes, aunque lo hace algo a ciegas, hasta llegar al cuello- No es que critique tus gustos sexuales, ¿ eh?- Decide empezar bromeando, darle algo de espacio y que no se sienta acorralada- Pero normalmente estas marcas no se intentan ocultar...

No dice nada más, aunque en su mirada va implicita una pregunta, un "¿ pasa algo?" que de antemano tiene la sensación que se quedará con lo mismo de antes.

Silencio.

**Dafnée Moreau** Lun Ago 17, 2009 3:14 pm

Sin mudar su perezosa posición observa atentamente a Edward mientras se acerca, bajando los párpados y diluyendo la sonrisa en algo que podría considerarse un gesto aburrido. Parece sopesar muchas cosas, sin embargo... cosas que se quedan a la sombra de sus ojos como jades en sombras. Aparece un atisbo de melancolía cuando se ace el momentaneo silencio, pasando de sus ojos al cielo y entrecerrándolos.

- La traición no posee un sabor dulce, desde luego - susurra como comentario casual. Y tal vez lo sea, quién sabe... dibuja una suave sonrisa cuando vuelve a mirarle, y pese a que sus rasgos siguen siendo ilegibles algo en ellos transmite calidez - Quizá erres al confiar ciegamente en mí... sin embargo, te lo agradezco...

Lo dice sinceramente, aunque siempre con el deje de distanciamiento que siempre está ahí, presente como un velo invisible. Y la opacidad de ese velo se acentúa cuando las manos de él apartan su pelo. No se tensa, pero tampoco se mueve un ápice, sino que permanece quieta como un gato alerta y calmo en la oscuridad. Ahora, sin embargo, todo asomo de sonrisa ha desaparecido del todo y lo que refleja su rostro es... extraño, indefinible, pero en parte inquietante. No dura sino unos segundos, los que tarda en parpadear una vez y volver a dibujar la curva de una sonrisa.

Los mismos que le han dado tiempo para meditar una respuesta... alza las manos en un gesto grácil y parsimonioso, para rozar con sus dedos las de Edward, sujetarlas y, casi con la ternura que desprenden siempre sus movimientos, las sujeta y las aparta de su cuello suavemente. Es una caricia dulce y, sin embargo, parece destilar también frialdad. Como si no quisiese que nadie, ni tan siquiera él, indagara más de la cuenta. A pesar de todo le responde, considera que es lo mínimo, y su voz al hacerlo surge tan arruyante como siempre:

- Alguien como yo, caballero... - comienza, mirándole directamente a los ojos sin perder el contacto visual. Quizá la complicidad que sabe que tiene con él - ...no sobrevive a base de música, cuentos y dibujos - su gesto se entristece un instante, ensombreciendo sus ojos, y ladea la sonrisa con cierto deje de ironía amarga - Me guste o no, a veces mi cuerpo ha de servir para eso... pero no te preocupes - se encoge de hombros y vuelve a apoyar las manos en el tobogán, con sus gestos aniñados. Ahora su sonrisa vuelve a ser tan enigmática y aguda como siempre, sin un ápice de tristeza - No es algo que me duela especialmente.

Ha dicho una verdad, pero no precisamente la verdad que él quería oír: la verdad de esas marcas. Ésa se queda con ella.

**Edward Carnby** Mar Ago 18, 2009 4:07 pm

Se mantiene en la misma posición, acluquillado enfrente suya y con una mirada que ahora de joven alocado y despreocupado tiene poco, es una de los suyos, tal vez tiene un contacto algo más profundo que eso, y el serlo implica que debe escuchar atentamente y no pasar del tema. Ante sus primeras palabras chasquea la lengua y ladea suavemente la cabeza:

- La gente como yo tiene intuición... E intuyo que no me estoy equivocando en esto, lo suficiente como para plantarme delante de ese mastodonte cuando puede chafarme con los ojos cerrados... Y no lo hago ciegamente, a mi parecer te la has ganado- Comenta con una media sonrisa ligeramente afectiva, aunque se da cuenta y vuelve a su expresión habitual- Se deja apartar las manos, comprendiendo que está tocando un tema algo tormentoso por la expresión de ella, de nuevo alejada pero que poco a poco comienza a desglosar, al menos lo básico...

Frunce el entrecejo cuando la va escuchando, no había pensado que se prostituyese, aunque claro, sólo con vender cuadros no podría sobrevivir... Era una opción que tenía que haber barajado, pero que tal vez no quería barajar. No aparta sus ojos de los de ella una vez acaba, para él lo que le acaba de confesar es más que suficiente, no es de exigir...

Lo que sí hace es tomarla de las manos y apretarlas:

- Bueno, algo supongo que duele... No resulta tan complicado ver algo- No especifica dónde ve algo, pero está bastante claro, encogiéndose de hombros y bromeando para quitarle hierro al asunto... Y de paso aprovecha y él se sincera algo más- Mi madre... También lo era- Murmura eso último en una voz más baja de lo normal, tras tantos años y aún le duele... Pero borra rápidamente la expresión de melancolía por otra mas determinante, más fiera, un fuego azulado que se distngue en sus ojos- No tendrás que volver a hacerlo, Daf... No te faltará de nada a partir de ahora.

**Dafnée Moreau** Mar Ago 18, 2009 5:42 pm

Simplemente acentúa la sonrisa y entrecierra los ojos ante sus palabras, para con calma y gestos lánguidos dejar de abrazarse las rodillas y cruzar los brazos sobre ellas. Ladea la cabeza y la apoya en la palma de la mano derecha, quedándose silenciosa y contemplativa, aunque lo que contempla ahora son esos ojos azules.

- Eres como una pantera sagaz, caballero... comprendo que te respeten - dice con sinceridad, elevando su voz únicamente a un suave susurro. Su sonrisa se vuelve divertida y despreocupada - Me será difícil alcanzar tu cima. De hecho, no creo que lo haga nunca... tú representas algo que yo jamás seré - no está siendo modesta, sino que dice la verdad: es lo que vio en todos y cada uno de los rostros de la banda - Aun así, te prometo intentarlo.

La forma en que la mira al explicarle aquella verdad no la sorprende, aunque su expresión se torna una vez más melancólica y tal vez sombría, como si repentinamente no viera sus ojos, sino otra cosa; ecos del pasado, tal vez... Resulta imposible descifrar ese vórtice de emociones encontradas, y no reacciona con sorpresa cuando él la toma de las manos, sino que entorna los ojos para mirar las suyas y sonríe con calidez. Una fachada, perfecta e inquebrantable, esta vez sí... porque en aquel preciso momento, lo había dado todo por ocultar la turbación que le causa el gesto de él: que alguien se preocupe por ella es el primer paso para forjar un vínculo, y eso le produce tanto o más terror que la oscuridad a un niño. Por suerte, el leve momento de tristeza de él tiene la virtud de hacerlo desaparecer, y en su lugar aparece una mirada intensa, profunda y alimentada de empatía; le mira fijamente y libera una de sus manos para acariciarle suavemente la mejilla, de nuevo un gesto que refleja cariño.

- Y en tus ojos veo fuerza más que suficiente para superar los obstáculos... incluso aquellos que vienen de un pasado muy lejano - dice casi como un enigma. Aparta lentamente las dos manos y, tras un largo silencio, se encoge de hombros recuperando el gesto divertido y algo irónico - Por algo eres el caballero de la bruja... - no dice nada ante su promesa, su sonrisa es suficiente agradecimiento. Aunque, de súbito, alza los ojos al cielo y apoya el índice en su barbilla, pensativa - Ou... por cierto - se endereza y revuelve en los bolsillos traseros de su pantalón blanco, para sacar lo que parece ser un sobre. Un sobre lleno de dinero. Se lo tiende con absoluta tranquilidad: son los 3000 euros de Dmitri, de los cuales apenas ha tocado un 5% - Considéralo mi aportación al... hum... tesoro público de la banda. Es más, creo que más de una vez lo necesitaréis para pagar fianzas... - borra levemente la sonrisa, meditando algo - Yo no lo quiero... o más bien, ahora no solo me pertenece a mí.

**Edward Carnby** Mar Ago 18, 2009 6:28 pm

Esboza una media sonrisa curiosa cuando lo compara con una pantera, pero sin recriminarle el posterior comentario, llegar hasta dónde él ha llegado no es fácil... Y realmente le desea que tenga éxito, aunque no lo diga puesto que no es necesario, sus ojos hablan por él...

Contiene un estremecimiento a la perfección cuando nota la caricia en su mejilla´, mirándola fijamente con un brillo de muchas cosas, unas conocidas y otras no tanto ya que pocas veces se muestra así con alguien... Y sabe que a la inversa debe ser muy similar, lo que hace la situación más extraña. Escucha atentamente todo lo que dice y toma el sobre que le da, abriéndolo y sorprendiéndose de la cantidad de dinero que hay, alternando la mirada entre los billetes y ella. Finalmente suelta una carcajada y, con el sobre en mano, se acerca a gatas y la toma de la cintura, apartándola con suavidad y sentándose él , colocandósela en el regazo:

- Es la primera vez que veo tantos billetes juntos, ¿ sabes?- Se le sincera, pero niega rápidamente con la cabeza y le deja el sobre encima de los muslos- Nunca acepto dinero de nadie... Y menos cuando no es necesario. Si me hace falta alguna vez, te lo diré, demientras quedátelo tú, es tuyo... No tienes por qué compartirlo todo, lo que importa es la sensación, no nada físico y eso... Aunque me da que no veré con buenos ojos que alguien se te acerque con intenciones más... Adultas- Comenta con diversión, echándose hacia atrás sobre el tobogán y quedando tumbado- Ves muchas cosas que ni siquiera sé si tengo, o si otra gente ve... Me gusta.

**Dafnée Moreau** Mar Ago 18, 2009 10:37 pm

No se sorprende al ver su pasmo, reacción natural ante tal cantidad de dinero, claro... solo le observa, bajando las rodillas para arrastrar los talones por la tierra, estirar las piernas y juguetear con los dedos de ambas manos sobre el regazo, casi con cierta inocencia e ingenuidad, como si no hubiese hecho nada extraordinario. Y bueno, así es... a fin de cuentas, no hizo demasiado por conseguir ese dinero, o eso cree ella...

Sin embargo, sí alza las cejas y no puede evitar un sutil deje de sorpresa cuando se ríe. Deja que la coloque sobre el regazo con sencillez, no haciendo más que removerse un tanto para acomodarse mejor, entornar los ojos y ladear la sonrisa, resoplando suavemente por la nariz. Pero no dice nada, ni siquiera cuando escucha su explicación... nada salvo parpadear suavemente y borrar la sonrisa, pensativa y quizá con una luz etérea de preocupación. Baja la cabeza y coge de nuevo el sobre, mirándolo algo decaída. Permanece quieta rodeándose las piernas con los brazos y ovillándose un poco; parece casi la muñeca andante de un niño muy travieso, y la luz de la luna incide sobre ella acrecentando, sin que ni ella misma se dé cuenta, aquel extraño halo que la hace parecer un hada nocturna.

- Bueno, pues... - susurra por fin, recuperando la sonrisa con su toque de amable ironía, y mirando directamente a sus chispeantes ojos azules - Ya tengo un nuevo cargo en la familia... seré la banca oficial. Tengo la impresión de que lo que hay aquí te sacará de más de un aprieto - le da dos toquecitos al sobre con el índice y acentúa la sonrisa, con un aire pícaro. Cuando se tiende sobre el tobogán pierde en él la mirada, meditando su comentario, hasta que una nueva y misteriosa sonrisa atraviesa sus labios. Con lentitud y movimientos fluídos como un sensual danzarín, se arrastra con las dos manos por el tobogán arqueando la espalda y se tiende sobre él, más abajo, cruzando los brazos sobre su pecho y apoyando en ellos la barbilla. Sin embargo, en su mirada profunda no hay más que un vínculo especial; ni lascivia, ni lujuria... aunque el brillo juguetón de sus pupilas pardas la asemejan a una niña que quiere jugar a las adivinanzas - Yo veo cosas en ti, caballero... quizá los demás vean otras, algunas que yo desconozco. Quizá tú hagas lo mismo conmigo - se encoge de hombros - De todos modos eres un laberinto de fuego... cuando creas que ya lo has descubierto todo sobre ti, las llamas lo devorarán y renacerá algo nuevo. Eso, al menos, es lo que creo...

**Edward Carnby** Mar Ago 18, 2009 11:19 pm

No sabe exactamente cçomo definir las sensaciones que le produce tenerla así, cercana, no hay brillo de deseo o lascivia en su mirada, ahora mismo ni siquiera se plantea eso... Simplemente hay complicidad, y que encaje cn alguien de ese modo le resulta nuevo y a la vez gratificante, hacía demasiado tiempo que no encontraba a alguien así...

Y no piensa dejarlo escapar, no mientras esté en su mano. Al escuchar el cargo que se autoimpone suelta una carcajada y niega con la cabeza, con la chispa divertida en sus iris color hielo:

- ¿ Desde cuando alguien se autoimpone cargos... No os proclama el Jefe?- Bromea, dejando que se acomode sobre él y agachando la mirada para ver cómo se coloca. La tentación de besarla es más grande de lo que cree, pero la sensación de que puede estropearlo es superior, y le cuesta mucho mas resistirse cuando utiliza esas comparaciones que no hacen más que halagarlo, como si viese una complejidad que ni él mismo sabe que existe... O que existe y desea no ver, significa afrontar demasiadas cosas y no sabe si está preparado. Toma una de las manos de ella con una suya y la alza entre ambos- Desde esta misma noche te proclamo banquera de la banda y mano derecha del gamberro líder, oseáse yo, por los derechos que se me han concedido- Comenta con tono solemne, a lo película de abogados, soltando otra carcajada antes de ponerse de nuevo serio:

- Creo que aún queda para ese renacimiento, pequeña bruja... Y por desgracia sólo veo lo que me dejas ver, Daf... No creas que no me doy cuenta- Comenta sin querer ofenderla o recriminarle nada, sólo siendo sincero y con un ligero matiz de frustración en su voz- Aunque si no fuese así creo que no me interesarías tanto.

**Dafnée Moreau** Miér Ago 19, 2009 12:35 am

Sonríe pícara al escuchar su pregunta y se remueve para acomodarse sobre él, arqueando la espalda, ladeando la cabeza y apoyando la barbilla en ambas manos. El tacto de su piel, cálida y suave de forma natural, resulta reconfortante, como si fuera una ninfa nacida para complacer a un mortal.

En sus ojos no se lee nada, solo el enigma dulce de siempre; si alguien pudiera leer en sus ojos tal vez captaría la paz que ahora siente; y si alguien pudiera ahondar aún más, hasta alcanzar las cavidades oceánicas de esa mirada, puede que captase también el esfuerzo realizado por mantenerse distante, el miedo, y también... los recuerdos. Un recuerdo en particular, que la flagela para recordarle lo que nunca debe ocurrir.

- Mmm... sí, el Jefe se encarga de ejecutar las grandes decisiones - susurra con un matiz ronroneante, que refleja diversión. Acentúa la sonrisa sesgada, dándole un toquecito en el pecho con el índice y dejándolo ahí apoyado - pero es la consejera espiritual la que se encarga de decidir si es o no buena idea... y si no os gusta, sir Edward, lamento deciros que ya es tarde para que os echéis atrás conmigo.

Alza las cejas cuando toma su mano, y ante el nombramiento no puede hacer más que soltar una de sus risas: acariciantes, breves y aniñadas. Carraspea y hace un mohín simulando seriedad, pero en su caso queda bastante burlón.

- Será un placer... y haré honor a mi cargo, gran señor - entrelaza los dedos y apoya la mejilla en ellos, guardando silencio, aunque su aura atemporal crece cuando las medita y responde en un susurro: - Quede mucho o poco, sucederá... es el precio a pagar de ser humano - ante sus siguientes palabras solo parpadea inocentemente y sonríe, elevando las piernas y balanceándolas como una niña. Esos movimientos inocentes son calmos, pero casi parecen también un reto - Hay puertas que no merece la pena abrir... y laberintos que resultan más emocionantes si se recorren... - apoya las manos a ambos lados del tobogán y se eleva, entornando los ojos y acentuando la sonrisa - ...sin saber adónde conducen.

Sella el misterio de sus palabras deslizando la yema de su dedo índice por sus labios, en una caricia suave y efímera. Sus ojos, su voz, sus palabras, son todo una invitación a que él haga lo que quiere hacer, el deseo de probar sus labios que había visto en sus ojos. Le hace saber en silencio que es mutuo, e incluso su ígnea cascada de cabello, que cae como un velo que les encierra a los dos en un mundo aparte, parece avivar dicha invitación.

**Edward Carnby** Miér Ago 19, 2009 1:26 am

En su teoría tiene razón, ella es la que le dará consejo en la gran mayoría de ocasiones y está contento con ello, aunque ahora va todo menos en serio ya que están solos. No borra la sonrisa divertida ni deja de mirarla, simplemente ladea la cabeza un poco para estar más cómodo, tanto por la postura en sí como por la calidez que desprende ella:

- Nadie ha dicho nada de echarse atrás... Pero sin juramento no era válido- Comenta, volviendo a guardar silencio cuando habla y perdiéndose tanto en su mirada como en sus gestos, disfrutando de la noche como pocas veces ha hecho, sin alcohol, drogas, compañeros u otras chicas de por medio:

- Eh, eh, eh...- Susurra ya esto, dándole a la escena un tinte aún más extraño del que ya tiene y al mismo tiempo agradable- Deberías recordar que soy un intrépido y un inconsciente... No he dicho que no quiera recorr..- Pero no acaba la frase ya que se ven sellados por el dedo de ella. Lo lee en sus ojos, la sensación es mutua, lo invita... Él hace lo propio, pero no de esperar, le aparta suavemente el dedo y toma su rostro entre las manos,colocándose a su altura y probando de nuevo sus labios sin prisa alguna, dispuesto a disfrutar.

**Dafnée Moreau** Miér Ago 19, 2009 4:00 am

Como tantas otras veces disfruta el silencio... no un silencio vacío e insípido, sino el que le brinda una conexión que para ella es mágica. Rara vez la ha sentido con alguien, y Edward puede considerarse una de esas insólitas personas. Sonríe dulcemente al escuchar sus palabras pero no responde a ellas, sino que le deja hacer en todo momento: que le aparte la mano y que la atraviese con aquellos zafiros envueltos en fuego. No lo dice en voz alta, pero siempre le ha gustado la fiereza apasionada y límpida de esa mirada; no lo dice porque no cree que sea necesario.

También deja que prueba sus labios, entornando los ojos al principio y sin cerrarlos del todo; de hecho, parece como si en parte una parte de ella, una desconocida, quisiera resistirse a la sensación. Sin embargo al final cede, entreabriendo los labios para profundizar el beso y acariciando una de sus manos con las yemas de los dedos. Sus gestos son complacientes, casi sumisos, como si le diera a saborear algo como un regalo reservado solo a unos pocos.

Al final es ella la que, con movimientos suaves, desliza sus manos por su pecho y lo aparta suavemente, aunque no lo suficiente. Tarda unos segundos en abrir los ojos, y al hacerlos él se encuentra con lo mismo de siempre: un océano profundo, aunque esta vez vibrante y algo más embrabecido.

- Ser intrépido implica ser valiente, aunque también imprudente... - acentúa la sonrisa y con la fluidez del viento se recuesta ella sobre el tobogán, a su lado, rozándolo con suavidad mientras lo hace. Se queda recostada, ovillada a medias de costado, mientras sus nudillos acarician con lentitud su brazo, cada tatuaje y cicatriz, hasta detenerse en su cuello y su pelo; y coloca algunos mechones tras su oreja de forma estremecedora - Supongo que por eso nos hemos conocido. El destino teje de formas misteriosas... - guarda silencio y borra la sonrisa, arrugando un instante la frente. No cesa en ningún momento las caricias, pero al final habla sin parpadear y en un susurro: - Si puedo ser tu luz guía, lo seré... la verdad es que no quiero que te ocurra nada.

**Edward Carnby** Miér Ago 19, 2009 5:57 pm

Si pocas veces piensa, ahora lo hace aún menos, simplemente se deja llevar por lo que en esos momentos ambos desean, siendo intenso pero al mismo tiempo lento y suave en cada movimiento de sus labios, viendo las marcas supone que ya ha tenido bastante brutalidad por un tiempo, y con ella se siente más cómodo así...

Exhala todo el aire que llevaba conteniendo, de forma entrecortada e irregular, cuando ella se separa, abriendo los ojos y encontrándose con una tormenta muy similar a la que expresan los ojos de él, tal vez no tan profunda, pero sí brava y eléctrica, relampagueante. Esboza una media sonrisa en lo que se humedece los labios y deja que se recueste, conteniendo otro estremecimiento cuando ella comienza a recorre su brazo hasta alcanzar su cuello, un estremecimiento que se manifiesta cuando le coloca el pelo de esa forma. Cierra los ojos y disfrutam dejando que termine de hablar y sintiendo una paz y una tranquilidad que no está para nada acostumbrado a sentir. Una vez acaba gira despacio hasta quedar de cara a ella, con las piernas ahovilladas y escasos centímetros de distancia entre ambos cuerpos dada la estrechez del tobogán. Toma aire despacio, la confesión que le acaba de realizar es más de lo que esperaba:

- Por eso estás tú aquí, para vigilar mi imprudencia... No creo mucho en el destino, pero si existe y ha decidido esto, tendré que darle las gracias algún día de estos, que será más tarde que temprano... Comprendes entonces que la sensación es mutua...- Posa una de sus manos en la mejilla de ella, enterneciendo la mirada de forma súnita- No quiero que nadie te acabe rompiendo...

**Dafnée Moreau** Miér Ago 19, 2009 7:12 pm

Durante largo rato se dedica solo a mirarle sin mudar su postura, casi como adormecida; y es curioso, porque lo que tarda un suspira se puede detectar en ella un halo más frágil que el que suele mostrar por necesidad y supervivencia. Casi como si realmente necesitase de la protección del caballero.

Baja la mano y entrelaza los dedos sobre el abdomen, acentuando la sonrisa al sentir su caricia pero sin mostrar a simple vista ningún estremecimiento; nada excepto aquel aura, que parece decir muchas cosas diversas y a la vez ninguna en absoluto. Su propia mirada se pierde en el mar azul eléctrico de sus ojos como quien ve belleza; y así es: sea lo que sea lo que ve en ellos, es algo hermoso.

Poco a poco la fragilidad da paso al enigma de siempre, cuando parpadea y, acariciando fugazmente la mano en su mejilla, esboza una nueva sonrisa sesgada y deja escapar una risa efímera y susurrante.

- Bueno... por algo eres un titiritero, ¿verdad...? Tal vez seas uno de esos capaces de hilar su destino a placer... - se encoge de hombros mientras, con lentitud, se incorpora a medias sobre los codos y ladea la cabeza con cierto aire travieso - Y creo, caballero, que será mejor dejar los romances para otra ocasión, o tu ejército creerá que te estás ablandando... ¿Sabes...? - se incorpora, tomando con extrema suavidad su mano para apartarla y quedarse sentada sobre el tobogán. Todo con sutileza, con dulzura y, sin embargo, tejiendo una coraza invisible y muy difícil de detectar - Lo malo de ser una dríada nocturna es que al anochecer debo esfumarme... - alza las cejas y se encoge de hombros, con inocencia divertida, mientras se incorpora y se sacude las caderas. Toma la capa y se envuelve en ella, aunque realmente no tiene demasiado frío. Mientras se la abrocha, se aleja de él unos pasos andando hacia atrás como un grácil gamo - Pero ya lo sabes... si pides un deseo es probable que reaparezca - la sonrisa amablemente irónica se vuelve más contemplativa al establecer conexión con él largo rato. Sea o no una broma lo que dice es cierto: para bien o para mal, ahora sus destinos están hilados - Au revoir, sir Edward...

Se inclina en una grandilocuente reverencia llena de donaire y, sin más, da media vuelta y desaparece por los callejones como una sombra blanca.

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