Re: Green Park

**Ulises J. Kane** Vie Ago 07, 2009 8:36 pm

- Del Golden. - Respondió a Axel.

Estrechó la mano que le tendía Jane y asintió cuando el otro chico del grupo explicó lo de sombrerera.

- Vaya un nombre. - Comentó, mordiéndose el labio inferior para contener la risa.

En su opinión eso de las pandillas con título era una de tantas formas que tenían los niñatos para parecer malotes y llamar la atención. Si alguien de verdad quería saltarse las normas no iba por ahí proclamando a los cuatro vientos que tenía un "club del crimen", por todos los santos. Había que actuar con discreción, porque aunque la poli siempre le había parecido bastante incompetente era mejor no ponerle las cosas en bandeja.
El comentario de Axel sobre participar en los juegos de las chicas compartía mucho su filosofía, pero lo consideró un poco mal enfocado: generalmente las chicas no cedían fácilmente, había que darles trabajo que hacer. De todos modos sintió que tenía algo en común con aquel chico del Red, así que bajó las piernas de la mesa y apoyó los codos en su lugar, adoptando una postura más civilizada, más dentro del grupo.

**Axel Welles** Vie Ago 07, 2009 9:27 pm

No atiende al chico que se presenta como Ulises, sus ojos no enfocan a ningún lugar en concreto y parecen perdidos en la distancia. Él mismo se había dado una grandísima idea esta vez, si formaba una banda podría combatir junto a más gente todo lo que le jodia de la sociedad e instaurar el equilibrio que merecían. No se dedicarían a ser quinquilleros ni una banda de gitanos que se pegan por pegar como las otras dos bandas de su barrio, sino que lucharía contra quien les ha estado jodiendo la vida desde el primer día de su nacimiento, aquellos que lo han tenido todo en su vida sin hacer nada, aquellos que no han tenido que preocuparse de mirar a todos lados cuando saliesen de casa... Sonríe ampliamente, en una mueca que quizá para quien la viera infundiera algo de temor, iba a crear un grupo antisistema.

Sacude la cabeza y se acaba de un gran trago la cerveza, el amargo y refrescante sabor de la bebida le estaba sabiendo esta vez más que nunca a gloria. Da una calada al cigarrillo y lo deja entre sus labios mirando a los presentes; Jane seguro que se apuntaba, aunque le costase un poco meterla, sabía que tenía unos ideales muy parecidos a los suyos... Dita, Dita le caía fenomenal, incluso tendría algo más que palabras con ella, pero no la veía dentro... y por último Ulises, no tenía ni puta idea de quen era así que nada.

-Bueno chicos, lo siento, nos tenemos que ir que hemos quedado...-Coge la mano de Jane y se levanta, obligándole a levantarse a ella también.- Muchísimas gracias por la bebida Dita, te debo una...-Le guiña un ojo y despide el tio que se acababa de aclopar con un gesto, saliendo después de allí a todo correr arrastrando a Jane.

**Jane C. Jaffe** Vie Ago 07, 2009 9:42 pm

Metida en su mundo paralelo a ese, en el cual no existía nada más que la guerra continua entre cordura y locura de su mente, algo la hace salir y se queda mirando a los lados y con la mano de Axel cogiendo la suya propia. Eleva la vista con los ojos como platos y se queda durante las milésimas de segundos que tarda el chico en levantarse y en instar en que ella también se levante. Obedece a esa muda orden y le deja la pluma a Dita encima de la mesa, cogiendo después la mochila del suelo como puede, notando como su brazo se medio dilocaba entre la fuerza dle chico y la suya para coger aquel trasto.

¿Dónde la llevaba? ¿No se habría creido eso que le había dicho con respecto a lo de los caballeros andantes? Mientras camina para salir de allí, enarca una ceja sin entender del todo la reacción de su loco amigo, pero como en cierto modo confía en él, se deja llevar.

- Hasta luego chicos, ya nos veremos -le dice a Ulises y a Dita cuando se alejan de ellos. Al poco tiempo después, desaparecen de allí ambos, ella sin saber donde la llevan.

**Dita Alighieri** Sáb Ago 08, 2009 8:51 pm

- Un grupo variopinto - Susurro cuando Ulises dice dónde vive.

Entonces entro en un estado de ensoñación pensando sobre la ciudad, sus barrios y como las gentes de cada barrio se movían por cada lugar.

Axel me saca de mi empanamiento levantándose de golpe y llevándose a Jane con él. - De nada y adios. - Digo casi en un susurro de la impresión con ellos ya alejándose a paso rápido de ahí. ¿Qué mosca les habrá picado?

Llamo al camarero para que me traiga la cuenta. Cuando este me la trae, pago y me levanto de la silla. - Bueno Ulises, encantada pero debo irme. Ya hablaremos en otra ocasión - Comento en tono de disculpa, mientras me deshago la trenza.

Cojo la pluma de la mesa, me cuelgo el bolso en el hombro y salgo de ahí hacia mi casa.

**Ulises J. Kane** Sáb Ago 08, 2009 11:03 pm

Y allí se quedó él, con un palmo de narices. Eso le pasaba por intentar socializar, si es que estaba claro que no se podía ir de amable por el mundo, luego a uno le pasaban esas cosas... A Ulises le ponía de muy mala leche que le dejaran plantado, pero por una vez decidió canalizar su cabreo hacia algo más productivo: se levantó y caminó hacia casa de Greg, que si no recordaba mal quedaba cerca de allí.
Si no se había vuelto maduro con los años, cosa que dudaba, sería la compañía ideal para tomar un par de cervezas y hablar de nada. Algo más animado por esa perspectiva salió del parque.

**Dafnée Moreau** Lun Ago 10, 2009 4:07 pm

Cruza la verja del jardín como una niña explorando un mundo mágico, mirando a su alrededor con una dulce e insondable sonrisa. Aquel lugar le da buenas vibraciones, y ella parece hermana de uno de esos gnomos que le otorga un aspecto mágico al jardín. Lleva el largo cabello rojo prácticamente suelto, cayendo en sinuosa cascada hasta su cintura y sujeto en una coleta muy baja con una cinta de raso negra; sencilla camisa blanca; pantalones cortos blancos salpicados de encajes y perlas; corsé blanco algo raído; calcetines de líneas rojiblancas hasta medio muslo; botas militares; su graciosa gargantilla que tintinea con el cascabel que pende en su centro; y un brazalete en el brazo derecho con un corazón rojo, a juego con sus labios y con el que lleva impreso en la mejilla derecha.

Observa el parque, lleno de risas infantiles, con sus soñadores ojos pardos, mientras se acuclilla para quitarse lentamente las botas y atravesar descalza el cesped. Atraviesa grupos de niños que la miran un poco embelesados, como si ella fuese el hada regente de aquel parque, pero ella se aproxima sola a un arce del que cuelga un columpio. Apoya la rodilla en él y empieza a mecerlo suavemente, con los ojos perdidos en la altura del árbol.

**Ulises J. Kane** Lun Ago 10, 2009 4:23 pm

No se había quedado mucho tiempo oculto en su madriguera: el suficiente para zamparse la hamburguesa y dormir hasta que se sintió satisfecho. Al despertar se había puesto un vaquero azul, la primera camiseta que había encontrado y unas deportivas que necesitaban un lavado urgente para verse libres de la mugre y recuperar algún vestigio de su color original.
Sus pasos le condujeron al parque donde pocos días atrás había tenido aquel encuentro tan surrealista entre él y el trío calavera, pero a parte de un grupo de niños fastidiosos no encontró nada que captara su atención hasta que posó la vista en uno de los columpios, donde una chica con el pelo rojo balanceaba despreocupadamente uno de aquellos chismes. Se acercó a ella sin pensar bien lo que estaba haciendo, y cuando recapituló y volvió a ser dueño de sus actos apoyó la espalda en el tronco del árbol y trató de convertir su mirada escrutadora en una con algo más de disimulo.

**Dafnée Moreau** Lun Ago 10, 2009 4:40 pm

Está entretenida perdiendo su mirada en lo alto del árbol cuando nota aquella nueva cercanía. Abraza con los dos brazos y manos una de las cuerdas del columpio y ladea la cabeza en su dirección, dejando ver solo sus vivaces, profundos e insondables ojos que se clavan largo rato en el joven, dando la impresión de que es capaz de ver cosas desconocidas y dichas cosas las oculta bajo un mar demasiado profundo y abisal.

Finalmente aparta la mirada y se sienta en el columpio, recogiendo las piernas sobre el mismo y apoyando la espalda en el tronco con agilidad, la suficiente como para no caerse. Se mece suavemente con gesto entre aburrido y melancólico y saca del bolsillo trasero del pantalón una pequeña libreta y una pluma, abriendo y poniéndose a escribir y a trazar líneas. De cuando en cuando su mirada se queda embelesada con la naturaleza del parque.

Como superviviente práctica por necesidad, no le dirige a nadie la palabra a menos que sea estrictamente necesario.

**Ulises J. Kane** Lun Ago 10, 2009 4:50 pm

Ulises no pudo menos que pensar que aquella chica parecía una muñeca de porcelana. Le resultó imposible determinar su edad a simple vista, así que desistió.
Cuando ella le devolvió la mirada y pasó luego a sacar una libreta del bolsillo pretendió marcharse, pero la curiosidad fue más fuerte que su sentido común, nada extraño teniendo en cuenta que este último tenía en su caso un tono de voz demasiado bajo para ser audible la mayoría de las veces.
Se cruzó de brazos y se quedó donde estaba, mirándola con el ceño levemente fruncido como si ella fuera a desintegrarse ante el menor parpadeo. Un grupo de niños también se sintieron atraídos por su presencia, porque se acercaron un poco y comenzaron a cuchichear entre ellos hasta que Ulises les lanzó una mirada fulminante y se largaron, dejándolos solos.

- ¿Escribes? - Preguntó.

Se habría dado de leches por hacer precisamente aquella pregunta de entre todas las que había en el mundo, pero así le había salido y a él no le iba demasiado lo de arrepentirse. Se subió de un salto a un pequeño saliente natural en el tronco y se sentó allí, dejando las piernas sometidas a un balanceo casual.

- Olvida eso, no sé por qué pregunto. - Masculló. - En realidad quería saber si ese color de pelo es natural.

¿Le mandaría a freír espárragos? Qué más daba, las opiniones ajenas le entraban por un oído y le salían por el otro. Lo que quería en aquel momento era escuchar la voz de aquella chica para cerciorarse de que, en efecto, era un ser humano de carne y hueso y no una muñeca como las que su hermana Mary tenía en su habitación cuando era pequeña.

**Dafnée Moreau** Lun Ago 10, 2009 4:58 pm

Al parecer, sea lo que sea lo que escribe en su libreta la absorbe como un extraño hechizo que se vale de su fuerza vital, porque todo a su alrededor desaparece y casi empieza a parecer una mariposa encerrada en su particular crisálida. Ni siquiera es consciente de la cercanía de los niños hasta que salen huyendo, y sorprendida alza la cabeza y mira a su alrededor con gestos algo frágiles y desfallecidos, tan curiosos como el velo soñador que ahora empaña sus ojos.

Eso nadie lo sabe, pero el poder de su imaginación es tan vasto que le cuesta salir de los mundos que forja su mente. Le resulta... doloroso.

Mira de soslayo, entonces, al chico que se acerca y le hace aquella pregunta. Durante un instante no responde, sino que deja la libreta y la pluma sobre su vientre, sujeta aún por las piernas que mantiene recogidas con las rodillas juntas, y agarra con las dos manos las cuerdas del columpio sin dejar de mecerse. Parece que sus ojos buscan ver más allá de la mirada de aquel chico, y solo cuando deja de hablar ella sonríe suavemente, sin que dicha sonrisa sea fácil de interpretar.

- Libero mi mente... en ella mis duendes plantan demasiados brotes y yo necesito darles forma - susurra en respuesta, con una voz arruyante y tranquilizadora, como si esa respuesta fuera la más normal del mundo. Su gesto se torna dulce y divertido ante la pregunta de su pelo, pero durante una breve fracción de segundo también parece algo sombrío - Quizá sí... - se encoge de hombros y sigue observándole vivamente antes de añadir, como quien habla del tiempo: - Tu alma refleja muchas dudas y emociones... podría plasmarte como uno de los personajes de mi cuento, si quieres.

**Ulises J. Kane** Lun Ago 10, 2009 5:07 pm

Ulises se dio cuenta en aquel preciso momento de que la chica estaba chiflada, pero no en el mal sentido de la palabra: la mayoría de las personas resultaban anodinas y cortadas por el mismo patrón, y luego estaba el reducido grupo de locos que hacía la vida interesante. ¿Había dicho duendes?

- ¿Un personaje? - Repitió, enarcando una ceja sin dejar de balancear las piernas. - Creo que te decepcionaría, dudo que mi alma sienta dudas y mucho menos emociones.

Había logrado descolocarle durante una fracción de segundo, pero se había repuesto tan rápidamente que el observador medio no lo habría notado. ¿Podría ella ver más allá? No, solo era una chica con ropa rara encima de un columpio... pero por algún motivo que no alcanzaba a comprender le inspiraba algo parecido a la paz, a ese descanso que temía tanto porque en su vida parar significaba hastío inmediato.
Casi se encogió temiendo la llegada del aburrimiento, pero no fue así. Dentro de su cabeza solo había quietud, algo que le sorprendió sobremanera. ¿Quizá las drogas empezaban a hacer su efecto? No lo creía, hacía semanas de su última consumición y no tenía sentido que le diera el chungo en aquel momento.

- Pareces una muñeca. - Soltó, sin importarle cómo se lo tomaría ella. - Podrías llamarte Lily, Nancy o cualquiera de esos chorranombres que usaba mi hermana para las suyas.

**Dafnée Moreau** Lun Ago 10, 2009 5:24 pm

Acentúa la sonrisa y, de algún modo, la hace aún más mistérica y enigmática, mientras apoya la cabeza en una de las cuerdas del columpio. No deja de mecerse, y de su garganta escapa una suave y efímera risa.

- ¿Tú crees...? - susurra en respuesta a lo de sus emociones, y en aquel preciso instante sus ojos se profundizan. Parece despedir un aura divertida, además de extrañamente etérea; e incluso da la sensación de saber leer lo que piensa en cada momento, incluso sobre ella... claro que es una impresión, resulta imposible asegurar si eso es cierto o no - No es eso lo que yo veo...

Su sonrisa se vuelve sesgada y casi de disculpa. Baja las piernas y cruza los tobillos, balanceándolas, dado que le quedan a unos centímetros sobre el suelo; entonces abre la libreta y se inclina para seguir escribiendo. Escribe, escribe y escribe durante más de un minuto, estableciendo un silencio tranquilizador. Tardíamente sonríe ante sus siguientes palabras, en absoluto ofendida.

- ...o tal vez Dafnée. También es nombre de muñeca, ¿no...? - susurra, mirándole de soslayo un instante - A ti, en cambio, te pega el nombre de un guerrero... un solitario siempre dispuesto a batallar.

**Ulises J. Kane** Lun Ago 10, 2009 5:33 pm

No apartó la vista de sus ojos mientras ella parecía evaluarle, pero sintió un repentino alivido cuando terminó con su examen.
Esperó a que la chica rompiera otra vez el silencio, aguardando con paciencia mientras escribía lo que quiera que le pasaba por la cabeza en aquel momento.
Dafnée.

- Ulises. - Afirmó, preguntándose si ella ya lo intuía. Imposible. - Pero es por el gato de mi abuelo, no por la Odisea.

Sí, llevaba el nombre de un minino que además siempre le había caído mal, un animal gordo y perezoso que le miraba desde su sitio honorario en la butaca del abuelo incluso años después de que éste muriera.
Apartó aquellos recuerdos que no conducían a ninguna parte y se centró en las palabras que había pronunciado ella antes, algo referente a su supuesta alma.

- ¿Y qué es lo que ves? - Preguntó.

Trató de aparentar indiferencia, pero por primera vez no era una emoción real. Quería que Dafnée le explicara lo que leía con aquellos ojos que le taladraban sin piedad, aunque después seguramente sería algo del tipo "creo que eres un capullo". Eso es lo que era, lo sabía y lo llevaba con orgullo. No le disgustaba que el resto de la gente lo describiera como tal, porque se había labrado tal reputación a base de años de duro esfuerzo.

**Dafnée Moreau** Lun Ago 10, 2009 5:50 pm

Acentúa la sonrisa al escuchar su nombre y su posterior explicación, balanceando un poco más vital las piernas y ladeando la cabeza. El cabello rojo cae en cascada a un lado de su cabeza y se coloca un sinuoso mechón rebelde tras la oreja, pareciendo de golpe una mezcla de irreal hada y gata callejera de sutiles movimientos.

- Bueno... sigue siendo el nombre de un guerrero - comenta, ladeando la sonrisa y mirándole un instante de soslayo. Mezcla bajo el velo de profundo misterio dulzura y cierto tinte travieso, una mezcla que generalmente desconcierta aunque ahora parece fluida - ¿Sabes...? Ulises no sucumbió a las dulces promesas de las sirenas...

Se encoge suavemente de hombros sin aclarar en absoluto a qué se refiere con eso, como una niña que ha señalado algo con inocencia y curiosidad. Eso antes de escuchar su pregunta... no le responde de inmediato, sino que sigue sumida en su escrito dejando que su mano se mueva sola y libre sobre la superficie de la libreta.

- Veo a un cautivo - señala entonces, transformando su voz en un murmullo acariciante. Sus ojos se entornan, algo melancólicos - Un cautivo que ansía sentir... y presa de esa necesidad, está dispuesto a hacer cualquier cosa por quebrar los grilletes.

No sigue hablando. Siempre da la sensación de estar a punto de abrir las puertas de su alma, pero acaban quedándose en un resquicio.

**Ulises J. Kane** Lun Ago 10, 2009 6:15 pm

- No, no sucumbió. - Confirmó él.

Al igual que su tocayo, él tampoco sucumbía nunca a las sirenas. Más de una vez se había preguntado cómo sería tener a otra persona por quien preocuparse, pero se le antojaba demasiado marciano como para considerarlo en serio. La lógica le decía que una pareja equivalía a complicaciones, pero tampoco tenía que esforzarse en mantener su soltería porque la otra opción no le atraía en absoluto. Podía sentir atracción por las personas, pero nada más allá porque nunca se tomaba el tiempo necesario para conocer realmente a nadie.

- ¿Cautivo? - Preguntó, burlón. - Soy libre como el viento. Hago lo que quiero, voy a donde me apetece y no tengo que rendir cuentas a nadie.

Su réplica sonaba muy convincente porque era su modo de vida, pero sabía que Dafnée se estaba refiriendo a otro tipo de cautiverio. Ulises siempre se había preguntado por qué la otra gente podía quedarse sola físicamente y sentirse bien, y en cambio él necesitaba desesperadamente algo que hacer en cada momento. Cuando nada físico ocupaba sus manos se sentía muy vacío, como a punto de saltar a un barranco cuyo final no vislumbraba.
Tragó saliva y dibujó en su cara una expresión chulesca en un intento inconsciente por recuperar su seguridad.

- ¿Lees la mente, o algo así? ¿Tus duendes te soplan información sobre los demás? - Aventuró divertido.

**Dafnée Moreau** Lun Ago 10, 2009 6:26 pm

Al igual que antes no responde de inmediato, simplemente pasa otra página de la libreta y sigue escribiendo. Su imaginación toma el control, y da la sensación de que todo en aquel parque es un paraje de ensueño que la ayuda a seguir soñando despierta. Incluído el propio Ulises.

Finalmente vuelve a sonreír y deja escapar otra suave y musical risa, cerrando la libreta y dejándola, junto a la pluma, sobre sus muslos. Se echa hacia atrás apoyada con las manos, encoge los hombros y ladea la cabeza, balanceándose más rápido. Su halo atemporal vuelve a hacer de las suyas: su gesto y sonrisa son los de una niña, pero sus ojos resultan demasiado profundos y sabios.

- Perdona... - susurra - No era mi intención ofenderte, es tan solo lo que mis ojos ven... - le mira largamente y luego mira hacia el cielo, bajando los párpados y perdiéndose en un su propia bóveda de pensamientos, de la cual solo muestra unos pocos: - ¿Y qué es realmente la libertad...? El ser humano siempre tiene hambre. Toda libertad se consigue a un alto precio... con terribles sacrificios... - vuelve a sonreír, esta vez de forma más imperceptible e insondable, y niega con la cabeza - Mis duendes solo me ayudan a consturír un refugio, la realidad no está hecha para mí - le mira de soslayo, devolviéndole el gesto divertido y, curiosamente, cariñoso. No puede evitar ver algo hermoso en cada persona, incluso traspasando cualquier tipo de decadencia - Lo demás, solo... lo intuyo.

[FDR. Seguimos esta noche, que ahora tendré que salir un rato Wink

]

**Ulises J. Kane** Lun Ago 10, 2009 6:52 pm

- No me ofendes. - Aseguró.

Precisamente porque vivía demasiado pendiente de sí mismo resultaba difícil que alguien pudiera hacerle sentir mal con comentarios como aquel. Él le había pedido a Dafnée una respuesta que ella le había dado, y con ella algo en lo que pensar... no, no se había ofendido en absoluto. Él solito se lo había buscado.

- Quizá el problema es que yo no he tenido que sacrificar nada. - Reflexionó.

Inmediatamente se asustó de sus palabras. ¿El problema? ¿Qué problema? Su vida era perfecta, no había ningún inconveniente ni nada que solucionar. Joder, ¿qué estaba diciendo? Era un niño rico que siempre había tenido todo lo que había deseado, incluso antes de formular tales deseos. No pretendía dárselas de alma torturada e incomprendida porque sabía que había otros que habían tenido que pelear por cada miserable palmo de terreno avanzado, y gracias al cielo a él se lo habían dado en bandeja.
Frunció nuevamente el ceño y dejó de balancear las piernas para cruzarlas y mirar durante un rato a la chica.

- No hacemos más que hablar de mí, ¿qué pasa contigo? ¿Eres libre tú?

FdR. Ok, pásalo bien Wink

**Dafnée Moreau** Lun Ago 10, 2009 11:19 pm

Sonríe dulcemente a modo de aceptación y cruza las piernas a lo indio sobre el columpio, empleando siempre sus gestos delicados, fluídos y parsimoniosos. Durante largo rato le observa cuando queda en silencio, sustituyendo la sonrisa por una nueva expresión de melancólico enigma, pero luego clava los ojos en los niños que juegan junto a los gnomos del parque y su mera visión hace que le brillen los ojos. Ella misma da de nuevo esa impresión de ser una niña muy anciana, apoyándose en el tronco del arce casi frágil y jugueteando con los rojos mechones que escapan de la cinta negra.

- Los sacrificios van implícitos a nuestra naturaleza... Quizá no lo notes aún, pero algún día añorarás eso que te hace tanta falta.

Lo murmura casi para sí, con su acariciante entonación; no especifica a qué se refiere con "eso"... quizá a nada en particular. Quizá se refiera a algo que solo puede conocer el propio Ulises. Y es ante su última pregunta que ocurre algo curioso: su gesto se ensombrece, su sonrisa no parece tan luminosa como antes y sí más inquietante, a la par que en su mirada parece leerse un vórtice caótico que vuelve a sumergirse en el olvido. La impresión apenas dura un segundo, pero ahí está. Se endereza, depositando las puntas de los pies en el cesped, y se aferra con ambas manos al columpio sin dejar de mecerse.

- Es justo... - susurra - Yo no soy libre... nací siendo esclava de mí misma, y no sabría sobrevivir sin esa esclavitud. Me desvanecería en el... abismo - guarda silencio y ladea la cabeza, mirándole con expresión insondable - Todos tenemos secretos... y algunos de ellos deben permanecer en el olvido.

**Ulises J. Kane** Lun Ago 10, 2009 11:29 pm

- A mí no me falta nada, qué manía.

No supo si lo decía de verdad o para convencerse a sí mismo, pero surtió el efecto deseado porque todas las dudas estúpidas que habían echado raíces en su ser fueron arrancadas de cuajo.
No le pasó desapercibida la sombra en los ojos de Dafnée, y por un instante se sintió triunfante: ahora no era él el que estaba siendo analizado, ella se había volcado en sus propios pensamientos y se había olvidado por un instante de leer su alma, o lo que quiera que fuese aquello.

- Esclava de ti misma... ajá Very Happy

Definitivamente le faltaba un tornillo, quizá debido a algún trauma de infancia. Había mucha gente suelta con problemas ocultos sin resolver, la mayoría de ellos en el Red & Black, barrio de quinquis sin parangón.

- ¿Vives en el Red? - Preguntó para corroborar su teoría.

**Dafnée Moreau** Miér Ago 12, 2009 4:15 pm

Esta vez no dice nada, sino que permanece en silencio completamente encerrada en sus fértiles pensamientos. Su expresión no muestra ofensa o tristeza alguna, sino una resignación casi optimista, mientras sigue escribiendo y meciendo los pies como una niña. Está acostumbrada a que la gente no comprenda sus palabras o les resulte demasiado extrañas, aunque por suerte no con todos en aquella ciudad ha sido así.

En cualquier caso, ella se tiene a sí misma y a su imaginación.

Vuelve a dibujar otra sonrisa, aunque sigue siendo imperceptible.

- Ahí... sobrevivo - explica, sin dejar de escribir - Pero vivo en otro sitio, uno al que solo yo tengo acceso... - se encoge de hombros y le mira casi con expresión de disculpa, incorporándose con fluidez - Debo irme... mis musas reclaman mi contrato de esclavitud a tiempo completo. No debo enfadarlas o me negarán sus dones... - sesga la sonrisa con cierta diversión entre traviesa y dulce, inclinándose para coger las botas y mirarle desde ahí con su intensidad soñadora - Ulises... seguro que volveremos a vernos, el destino es caprichoso.

Se endereza, ladeando la cabeza y agitando los dedos a modo de despedida, y entonces echa a andar para salir del parque. Como una especie de espíritu evanescente.

**Ulises J. Kane** Miér Ago 12, 2009 6:44 pm

Como suponía. El Red tenía su gracia precisamente porque estaba lleno de gente extravagante como Dafnée.
No intentó retenerla, incluso la despidió con un gesto de la cabeza, pero le dio pena que tuviera que marcharse. Cuando ella había desaparecido volvió a sentir aquella inquietud tan conocida, aquellas ganas de hacer algo para matar el aburrimiento.
Giró la cabeza y observó inconfundible la silueta del colegio St. Mary, que aunque estaba lejano se recortaba en lontananza contra el cielo despejado de aquella tarde. Un plan comenzó a tomar forma en su cabeza... sí, buscaría a Dakota y se lo propondría.
Sonrió, sintiendo ya la emoción correr por sus venas, y salió también del parque a paso ligero.

**Noah Selphyr** Sáb Ago 15, 2009 6:07 pm

Montada en su bicicleta pintada de negro con un Montana, se incorpora ligeramente en a una el sillín, echando un vistazo a una verja blanca que se abre ante ella, dando paso a un gran parque y unas estatuas de gnomos tela de raras que según ella, la miran un poco raro. Se sienta de nuevo en el sillín y se coloca la gorra militar con una mano, mientras con otra sujeta el manillar, entrando en el parque con cuidado y esquivando algunos niños que se interponen en su camino para pasear al perro o correr tras un globo rosa que se eleva cada vez más. Alza la vista hacia él y frena con los pies, alargando la mano hacia el cordón del globo. Lo baja y se lo entrega a una niña que parecía ser su propietaria, con una sonrisa silenciosa. Reanuda su marcha pedaleando cada vez más lento, buscando un banco vacío. Casi todos estaban llenos en un sábado tan soleado, pero por suerte quedaba uno. No tan cómodo como los demás (de madera), hecho de piedra blanca. Para posando el pie izquierdo en el suelo y descolgando su bandolera del manillar derecho. Con una ligera patada, el pie de cabra se situa entre el suelo y la bicicleta, impidiendo asi que caiga por su propio peso. Se sienta en el banco a tomar el aire, agradeciendo la poca brisa de aquel día que le revuelve el cabello suavemente.

**Dita Alighieri** Lun Ago 24, 2009 6:50 pm

Vestida con una sencilla camisa azul cielo y unos pantalones de pinza negros me paseo cigarrillo en mano por las calles de Whitestone. Últimamente fumaba más de lo normal y no sabía porqué. Dejo ir una bocanada de aire que inunda todo con un suave olor a vainilla. Que no sabiera a petróleo no significa que fuera menos dañino, por lo que decidida a reducir el consumo de cigarrillos, le doy una última calada y lo pago en el borde de una papelera cercana.

Con la cabeza en las nubes, pensando en todo menos hacia dónde me dirigía acabo llegando al parque donde habían detenido a Riot. ¿Qué habría sido de ella? Me llevo un dedo a la barbilla, en un gesto pensativo mientras me dirijo a la zona de juego y me siento en uno de los columpios. Empiezo a balancearme dejando la mente volar.

**Dafnée Moreau** Lun Ago 24, 2009 7:03 pm

Dita no la ve. Realmente resulta demasiado difícil verla, sentada entre la maleza y entre dos de los duentes que adornan el parque para los niños. Viste con una sencilla camiseta blanca cosida a base de retales, sus habituales pantalones cortos, la inseparable gargantilla negra con cascabel y los calcetines rojinegros hasta las rodillas. Permanece ovillada al resguardo de un arce, con una libreta apoyada en las rodillas, juntas y recogidas, sobre la que parece escribir con soberana calma. El cabello rojo cae salvaje sobre su espalda, hombros y rostro, dejando ver una expresión contemplativa, melancólica y algo aburrida...

...eso, al menos, si un observador agudo no mira con detenimiento. Si lo hace, descubrirá un vibrante halo de fragilidad casi inhumana, como si ella fuese también uno de esos duendes confeccionado a base de cristal, y el simple toquecito de un dedo índice pudiera hacer que se desintegrase en miles de fragmentos. Sus ojos oceánicos permanecen algo apagados mientras escribe, como una niña solitaria a la que solo le falta cantar. Hay algo nuevo en ella, y es que en sus brazos y cuellos han aparecido nuevas marcas rojas. Hay cosas que no cambian, ni siquiera teniendo protección... pero al menos, con el caballero y su nueva familia se ha asegurado una coraza poderosa.

En un momento dado se percata de la nueva presencia femenina y, con sutileza pero intensidad, la mira de soslayo durante largo rato. Luego, como si su mente insondable acabase de imaginar algo, sigue escribiendo sin decir palabra.

**Dita Alighieri** Lun Ago 24, 2009 7:40 pm

Sigo con el suave vaivén del columpio pensando en lo que era mi vida y una palabra la describía, monótona, y la que describía mi estado de ánimo, vacía. No es que mi vida fuera mala, al contrario, tenía una familía que me quería aunque tuviera a mis hermanos lejos, tenía dinero, poco a poco iba conociendo más gente en la ciudad, y, aunque pueda ser algo superficial, era guapa y tenía éxito entre chicos y chicas. Nada me falta. Pero aún así, teniéndolo, por decirlo de algún modo, todo, me sentía vacía. Dejo ir un suspiro que podría calificarse como de cansancio. Era una sensación verdaderamente horrible.

Agarrada fuertemente a las cadenas del columpio y con la cabeza ladeada y apoyada en una mano me dedico a observar no con mucha atención el parque, un par de niños en el tobogán, un grupito de madres en un banco charlando alegremente, otro grupito de críos jugando y correteando, la decoración del parque muy fantástica, con gnomos y duendes por ahí. En general es un parque bonito, con el césped bien cortado y con una zona de jardín muy bonita.

Entonces noto una sensación estraña, como si alguien me estuviera mirando fíjamente. Busco por el parque, pero no encuentro nadie mirándome. Poso mi mirada en los duendes. ¿Serían ellos? Lo que creo es que empiezo a desvariar, hasta que al poner atención me fijo en una figura a la sombra de un árbol. Es como si formara parte de la decoración, una chica joven con el aspecto de una frágil hada y con el pelo del color del fuego. Esa es la mirada que notaba, es sutil, me mira por encima del cuaderno que descansa sobre sus rodillas, observando entre las pestañas. Resulta un personaje realmente fascinante y atrayente. La chica baja la mirada y sigue escribiendo. Es realmente hipnotizante, hasta el punto de que el columpio se ha quedado inmóvil. No pretendo ser descarada pero no puedo apartar la mirada de ella. Me debato entre levantarme y acercarme o quedarme donde estoy. Finalmente, prefiero no interrumpir y me quedo sentada, expectante, olvidando cualquier cosa que no sea la chica de cabellos rojos.

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